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martes, diciembre 20, 2016

Apocalipsis, ahora

El mundo está loco, fíjense, Corea del Sur y Cuba forman parte del comité de derechos humanos de la ONU, USA ahora es un aliado estratégico de Irán por aquello de la guerra contra el Isis, por primera vez desde el final de la segunda guerra mundial hay conflicto en los países petroleros del medio oriente y aun así el petróleo va a la baja, los Chinos no han podido repetir la carnicería de Tianamen con estos estudiante de Hong Kong, el Ebola está en los Estados Unidos y ya reclamó la primera víctima, por cierto, los Norteamericanos que se ha erigido en luchadores acérrimos en contra de las drogas ahora legalizan (una por lo menos) en varios estados, Venezuela de país rico y megaproductor de petróleo se ha vuelto en un país más pobre que Haití y así la lista sigue solo para ponerse más rara la cosa.

Llevo varios días dándole vueltas a un pensamiento recurrente. Resulta que a mí me crio mi abuela paterna, una señora muy venezolana es decir, plena de contradicciones. En una época esa católica practicante visitaba los cultos evangélicos, leía sobre metafísica (antes de enterarse que Conni Mendez se había suicidado) creía en fantasmas, iba a misa de vez en cuando y además alguna vez visitó algunos videntes o leedores de tabaco, solo para que al final de su vida decidiera que Dios hablaría con ella desde cualquier parte y jamás volvió a misa ni por obligación, en fin tuve una formación religiosa bastante amplia.

Me ha dado por pensar que estamos viviendo en el infierno y no nos hemos dado cuenta, resulta que jamás la humanidad ha tenido tantos humanos al mismo tiempo viviendo y muriendo acá, si nos ponemos religiosos resulta que ponerse a pensar de donde ha salido tanta alma para ocupar los ocho mil millones de humanos que viven en la tierra, quizás son las almas de todos los muertos de los últimos veinte mil años que los han mandado de vuelta para su última evaluación antes de decidir si ascienden de plano o se quedan clavados en este otro infierno  por toda la eternidad de una vida miserable a otra igual o peor.

Es la única explicación lógica para que el mundo esté tan loco, la maldad ahora es un asunto cotidiano, tanto así que uno tiene miedo hasta del ser amable que te presta ayuda pues no sabes con que cosa te va a salir después, las noticias narran crímenes atroces, si no  me creen revisen las redes para que vean las caras de felicidad de algunos cuando posan con las cabezas que acaban de cortar, busquen información de cómo la están pasando en el África negra donde entre las enfermedades y los dirigentes enfermos la cosa supera la imaginación más calenturienta de cualquier guionista de películas (jollibudense) clase B, mientras esto escribo seguramente en el mundo están muriendo miles de personas por las causas más absurdas, en mi país seguramente están asaltando a varias personas que se dirigen hacia sus empleos, decenas de familias están llorando algún familiar recién muerto a bala, puñal o de enfermedad (que en otras partes sería controlable pero que acá no hay con que curarlos), seguro unos imbéciles están contaminando el mar o el rio con desechos tóxicos y más de un funcionario está dichoso pues ya le depositaron su parte en la cuenta panameña, algún cura parroquial está esperando el desayuno que le hará su novio menor de edad, el pastor evangélico está planificando su mes de vacaciones en algún burdel del caribe con los diezmos de su congregación que por cierto cree esa historia de que se va al desierto del Sinaí a meditar sobre el mundo y sus avatares, unos padres están planificando la ablación de sus hijas, en China e India seguramente están muriendo ahogadas cientos de niñas solo por tener el descaro de no haber nacido niños, así un largo etcétera de cosas malvadas que pasan sin que al parecer a nadie se le ocurra intervenir y ni tan siquiera a Dios le dé por manifestarse (si es que existe claro).

En vista de lo anteriormente expresado creo pertinente esa explicación, la verdad creo que estamos muertos y nadie nos lo ha dicho, estamos en esta extraña tierra haciendo una suerte de examen antes de volver a “morir” para que unos jueces celestes muy a lo “American Idol” decidan qué hacer con nuestras almas, de paso le han dado licencia a algunos demonios para divertirse a nuestra costa, por eso en algunos casos las locuras se salen de madres, lo peor es que después de ver tanta película sobre el fin del mundo nadie más se ha dado cuenta que se está acabando de a poquito. Vivimos en el apocalipsis.
José Ramón Briceño 2014

@jbdiwancomeback


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