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viernes, agosto 14, 2015

Los “venezolanos”

Siempre se lee o escucha por ahí sobre las costumbres del venezolano, esa frase me incomoda pues presupone un país homogéneo donde todos pensamos más o menos igual, sin importar clima, historia, modos de vida, economía o educación, realmente la sociedad criolla, desde su simpleza, es una compleja red de gente con pensamientos y costumbres que cambian casi que de cuadra en cuadra.
Uno por supuesto tiene como rasero inicial su familia, cuando comienza a hacer vida social de adulto, se entera (algunas veces de la peor manera) que no todos tenemos la misma forma de mirar el mundo, creo que para conocer o cuando menos intentar prever el futuro debemos comenzar a mirarnos desde las diferencias, no para concentrarnos en ellas, más bien para buscar los puntos coincidentes que al final nos hagan poder coincidir en algo constructivo dirigido a apuntalar nuestro futuro.

Pongamos como ejemplo una ciudad, para no extendernos demasiado, Maracay es una ciudad que apenas tiene poco más de cien años como tal, a pesar de los 315 años oficiales, no fue hasta finales del siglo XIX que un dictador andino le dio forma de ciudad, pasando de ser un asentamiento agrícola a la capital política del país por casi treinta años, eso por supuesto deja cicatrices en la conformación de su población.

Gracias a esa intervención es la ciudad, aparte de la capital nacional, con más asentamientos militares, lo que favorece la emigración, también alguna vez fue un polo de desarrollo económico lo que logró que muchas familias emigrasen desde lejanos poblados, sobre todo los llaneros, como si fuera poco esta ciudad  ha ido creciendo hasta tragarse algunos poblados cercanos que fueron lejanos hasta hace apenas cincuenta años y ahora son parte de esta megalópolis del tercer mundo, de hecho proporcionalmente menos del cincuenta por ciento de la población tiene más de cincuenta años en la ciudad, lo que la convierte en una vitrina de lo que podría ser el país en general.

Al sur están las barriadas más miserables, todo es calor, suciedad y miseria. Allí se cometen actos atroces todos los días, al parecer sus habitantes se sienten cómodos con el asunto pues cada día crece más la delincuencia, amén de que la situación económica no colabora. Al norte de la ciudad también hay barriadas pobres pero por  alguna razón no son tan sucias como sus pares del sur, al sureste de la ciudad hay barriadas conformadas por exiliados de pueblos que a mitad del siglo XX fueron reubicados para construir una base naval, como es el caso de Turiamo, ellos trajeron de la costa sus costumbres y festejos, al norte también hay mucho poblador de la costa que en algún momento emigraron con sus costumbres, conucos y animales, ahora son parte de este conglomerado humano. Es natural ver en las barriadas casas muy lujosas al lado de otras muy humildes, que desentonan pero que a nadie espantan, la razón es simple, fueron familias que en algún momento tuvieron una economía boyante, sin embargo sus vecinos no tuvieron tanta suerte pero el arraigo y la costumbre pudieron más que los preceptos sociales, razón por la cual todos viven más o menos contentos en el mismo sitio. Eso nos habla de una ciudad sin oligarquías ni necedades sociales por aquello de la división de clases, esto último es un mal invento de control social que se ha inventado la izquierda para lograr sus fines políticos pues saben que más del 90% de la población es pobre y por tanto susceptible a sufrir de complejos, generar odio es fácil, lo complicado es lo contrario.

Me parece que para lograr entendimientos debemos quitarnos la careta de la igualdad, ciertamente todos somos iguales, si nos miramos al espejo todos estamos constituidos de manera similar, un sexo, dos brazos, dos ojos, dos piernas, una cabeza y un cerebro, ahora, si la fatalidad pone de su parte hay quienes nacen diferentes con necesidades igualmente diferenciadas, pero como son minoría, al resto solo nos resta apoyarlos, en cuanto a los que nacemos completos creo que debemos mirarnos realmente bien y ser implacables con nuestros defectos, si eres pobre entonces trabaja mucho para superarlo, si el trabajo manual no se te da toca estudiar bastante para poder usar la inteligencia como modo de vida, si naces con una excelente posición social, heredaste un buen negocio o empresa entonces lo que te toca es tratar a tus empleados como te gustaría que te tratasen a ti, eso de explotar a los obreros, maltratar a todos los empleados en función de que tú eres el jefe me parece una estupidez, sin embargo pedo dar fe de que también muchos obreros son un cumulo de resentimientos que caminan y esperan solo la oportunidad para importunar, por lo general confunden amabilidad con otras cosas menos amables, lo que causa no pocos problemas laborales, razón por la cual he visto mucho jefe iracundo.

El asunto al final no es de igualdad si no de tener las mismas oportunidades o cuando menos buscarlas por sí mismos y dejar esa idiotez de que papá estado debe ofrecerte todo en bandeja de plata para que tu flojera se haga notable.  La cosa empieza por tener una economía fuerte que permita el ahorro, una universidad a reventar de estudiantes donde primero vaya la inteligencia al igual que los estudios básicos, recobrar la dignidad del empleo y que nosotros como conglomerado humano reconozcamos nuestro lugar, siempre aspirando a llegar más alto, no ésta apatía de desesperanza que nos está matando como país y que nos ha llevado a esta situación de miseria donde la mejor vía pareciera ser la del aeropuerto internacional y no las calles de nuestras ciudades.
José Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback



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