Siempre
se lee o escucha por ahí sobre las costumbres del venezolano, esa frase me
incomoda pues presupone un país homogéneo donde todos pensamos más o menos
igual, sin importar clima, historia, modos de vida, economía o educación, realmente
la sociedad criolla, desde su simpleza, es una compleja red de gente con
pensamientos y costumbres que cambian casi que de cuadra en cuadra.
Uno
por supuesto tiene como rasero inicial su familia, cuando comienza a hacer vida
social de adulto, se entera (algunas veces de la peor manera) que no todos
tenemos la misma forma de mirar el mundo, creo que para conocer o cuando menos
intentar prever el futuro debemos comenzar a mirarnos desde las diferencias, no
para concentrarnos en ellas, más bien para buscar los puntos coincidentes que
al final nos hagan poder coincidir en algo constructivo dirigido a apuntalar
nuestro futuro.
Pongamos
como ejemplo una ciudad, para no extendernos demasiado, Maracay es una ciudad
que apenas tiene poco más de cien años como tal, a pesar de los 315 años
oficiales, no fue hasta finales del siglo XIX que un dictador andino le dio
forma de ciudad, pasando de ser un asentamiento agrícola a la capital política
del país por casi treinta años, eso por supuesto deja cicatrices en la
conformación de su población.
Gracias
a esa intervención es la ciudad, aparte de la capital nacional, con más
asentamientos militares, lo que favorece la emigración, también alguna vez fue
un polo de desarrollo económico lo que logró que muchas familias emigrasen
desde lejanos poblados, sobre todo los llaneros, como si fuera poco esta
ciudad ha ido creciendo hasta tragarse
algunos poblados cercanos que fueron lejanos hasta hace apenas cincuenta años y
ahora son parte de esta megalópolis del tercer mundo, de hecho
proporcionalmente menos del cincuenta por ciento de la población tiene más de
cincuenta años en la ciudad, lo que la convierte en una vitrina de lo que
podría ser el país en general.
Al
sur están las barriadas más miserables, todo es calor, suciedad y miseria. Allí
se cometen actos atroces todos los días, al parecer sus habitantes se sienten
cómodos con el asunto pues cada día crece más la delincuencia, amén de que la
situación económica no colabora. Al norte de la ciudad también hay barriadas pobres
pero por alguna razón no son tan sucias
como sus pares del sur, al sureste de la ciudad hay barriadas conformadas por
exiliados de pueblos que a mitad del siglo XX fueron reubicados para construir
una base naval, como es el caso de Turiamo, ellos trajeron de la costa sus
costumbres y festejos, al norte también hay mucho poblador de la costa que en
algún momento emigraron con sus costumbres, conucos y animales, ahora son parte
de este conglomerado humano. Es natural ver en las barriadas casas muy lujosas
al lado de otras muy humildes, que desentonan pero que a nadie espantan, la
razón es simple, fueron familias que en algún momento tuvieron una economía
boyante, sin embargo sus vecinos no tuvieron tanta suerte pero el arraigo y la
costumbre pudieron más que los preceptos sociales, razón por la cual todos
viven más o menos contentos en el mismo sitio. Eso nos habla de una ciudad sin
oligarquías ni necedades sociales por aquello de la división de clases, esto
último es un mal invento de control social que se ha inventado la izquierda
para lograr sus fines políticos pues saben que más del 90% de la población es
pobre y por tanto susceptible a sufrir de complejos, generar odio es fácil, lo
complicado es lo contrario.
Me
parece que para lograr entendimientos debemos quitarnos la careta de la
igualdad, ciertamente todos somos iguales, si nos miramos al espejo todos
estamos constituidos de manera similar, un sexo, dos brazos, dos ojos, dos
piernas, una cabeza y un cerebro, ahora, si la fatalidad pone de su parte hay
quienes nacen diferentes con necesidades igualmente diferenciadas, pero como
son minoría, al resto solo nos resta apoyarlos, en cuanto a los que nacemos
completos creo que debemos mirarnos realmente bien y ser implacables con
nuestros defectos, si eres pobre entonces trabaja mucho para superarlo, si el
trabajo manual no se te da toca estudiar bastante para poder usar la
inteligencia como modo de vida, si naces con una excelente posición social,
heredaste un buen negocio o empresa entonces lo que te toca es tratar a tus
empleados como te gustaría que te tratasen a ti, eso de explotar a los obreros,
maltratar a todos los empleados en función de que tú eres el jefe me parece una
estupidez, sin embargo pedo dar fe de que también muchos obreros son un cumulo de
resentimientos que caminan y esperan solo la oportunidad para importunar, por
lo general confunden amabilidad con otras cosas menos amables, lo que causa no
pocos problemas laborales, razón por la cual he visto mucho jefe iracundo.
El
asunto al final no es de igualdad si no de tener las mismas oportunidades o
cuando menos buscarlas por sí mismos y dejar esa idiotez de que papá estado
debe ofrecerte todo en bandeja de plata para que tu flojera se haga
notable. La cosa empieza por tener una
economía fuerte que permita el ahorro, una universidad a reventar de
estudiantes donde primero vaya la inteligencia al igual que los estudios
básicos, recobrar la dignidad del empleo y que nosotros como conglomerado
humano reconozcamos nuestro lugar, siempre aspirando a llegar más alto, no ésta
apatía de desesperanza que nos está matando como país y que nos ha llevado a
esta situación de miseria donde la mejor vía pareciera ser la del aeropuerto
internacional y no las calles de nuestras ciudades.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback
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