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miércoles, agosto 26, 2015

La frontera enjaulada


Venezuela es un misterio, vista desde lejos, a la luz de estos nuevos tiempos, parece un territorio donde putas, ladrones, traficantes y hampones de toda calaña han tomado el mando en el país. Relatos de terror sobran, así como sus complementos de la lenidad institucional para castigar a tanto criminal, para muestra están los recintos carcelarios transformados en spa de lujo para quienes puedan pagárselo mientras cumplen “condena”, los pobres sin capital no tienen derecho a nada de eso que se ve por los cientos de canales digitales pues los periódicos, televisoras y radioemisoras hacen mutis gracias a la censura oficial.

Otro de los fenómenos es éste de la diáspora nacional, no pasa un día sin que alguien me comenté sus planes de emigración o se lamente por no poder hacerlo, quienes ya se fueron supuran su descontento por las redes pidiendo más acción por parte de los sectores democráticos a lo que muchos que aún están por acá les responden de una manera tan agria que pareciera más una respuesta nacida de la envidia que otra cosa. A quienes se han ido nada se les puede censurar, tengo la certeza de que la mayoría se exilian ante la impotencia y el temor, cosa altamente válida, además darle (y darse) un futuro mejor a los hijos no puede criticarse desde ningún ángulo, a los únicos que si critico es a quienes alguna vez fueron actores principales de esta debacle y a la hora de la verdad huyen para ponerse a salvo en vez de soportar lo que bien colaboraron a crear, esos me desagradan.

Entre esa gente que ahora es exiliada a medias, pues dejaron a sus familias resguardadas en otro país pero que por razones laborales, al ser altos funcionarios todavía siguen por estos lados. Hay uno que conozco y que por cariño todavía lo tengo en mis redes sociales, a esa persona le vi en su muro varios anuncios de esos que llaman memes, apoyando la deportación masiva de colombianos a su país de origen así como aplaudiendo el cierre de la frontera con todo y alambre de púas. No sé, me gustaría que le hicieran lo mismo a sus familiares en ese país donde viven a ver si va a sentirse tan bien aplaudiendo la medida.

No tengo nada en contra de la legalidad, ciertamente hay países cuyas leyes migratorias son casi infamantes, sin embargo hasta en esas naciones tienen unos lapsos  para acomodar todas las formas  apegadas a la ley y así poder ser emigrantes con todos los deberes y derechos de un ciudadano común, no esa manía de llevarlos arrastrados y tirarlos al otro lado de la frontera sin que exista ni siquiera una defensa amable, con el agravante de que les derrumban sus casas y pierden hasta la ropa a manos de unos soldados que son peones de otros más desalmados. Personalmente veo muy mal eso, no solo por el componente humano, ese de las buenas maneras e intentar no dañar al prójimo, también está esa otra preocupación de como reaccionaran los del vecino país pues esas acciones más parecen declaraciones iniciales de guerra que otra cosa.

Aunque de seguro están envalentonados gracias a la aparente simpatía de Santos con estos animales de este lado de la frontera, no creo que el Uribismo se quede de brazos cruzados ante tanto atropello sobre todo con el precandidato de gira por el país. Seguramente el presidente colombiano ha pactado de alguna manera para que el escandalo también acalle las críticas internas por el plan de paz con las farc que incluyen la exclusión de las penas de cárcel por sus delitos, al igual de su par venezolano que tiene el agua al cuello por el descontento generalizado de la pobreza institucionalizada, la verdad no sé, pero como en política cualquier cosa puede pasar, no dudo que vayan en ese sentido las negociaciones bajo cuerda de los comunistoides vía Habana, recordemos que hablamos de criminales amparados por un estado forajido, no de gentes que son respetuosas de leyes.

Aunque la percepción general es que no habrá guerra con los vecinos, tengo la idea de que en algún momento se puede ir de las manos, los fanáticos que seguramente ya se frotan las manos para quedarse con los bienes de los deportados al final solo son carne de cañón, un conflicto podría ser la solución interna para encontrar los “culpables” en el extranjero, recordemos que la izquierda es la “ideología” más lacrimosa que existe, ellos cometen las barbaridades pero cuando el otro se defiende es quien se transforma en criminal.

La cosa angustia más cuando vemos que los colombianos son expertos en guerras pues tienen años en eso con sus enemigos internos, mientras que por este lado unos pocos malvivientes tienen en jaque a las autoridades desde hace años sin que nadie le haya podido poner el cascabel al gato, mal nos veo, además seguramente los vecinos se acordarán del plan Colombia y sus socios lo reactivaran, con eso acaban con lo que queda del país y nosotros, los pendejos, como siempre ,saldremos perdiendo.
José Briceño, 2015

@jbdiwancomeback


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