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viernes, abril 10, 2015

Viernes negro

Viernes negro

Poco a poco nos han ido cercando hasta tenernos con el agua al cuello, sin dinero, sin comida, sin la posibilidad de comprar con lo poquito que uno gana y por si fuese poco, la mayoría de los pobres tenemos título universitario, si no me creen pregúntenle a cualquier mototaxista cuánto gana al mes, no se sorprenda cuando sepa que gana más en una semana que un médico especialista en un hospital público, ni decir nada de un profesor de cualquier nivel educativo en este país, si hablamos de otros oficios la cosa se pone mejor, hasta los “bachaqueros” (vendedores informales cuyo fin es solo vender artículos del mercado negro hasta seis veces su valor de fábrica).

La verdad eso de hoy ya lo veíamos venir, con un petróleo a menos de 40 dólares, una deuda externa grotesca y la peor administración publica en los últimos cien años, lo que nos debe sorprender es que aun nadie se halla empezado a comer a los gatos y a los perros callejeros. Muchos se hacían un sacrificio , viajaban y traían el efectivo, bien sea para lograr reunir el inicio de una nueva vida en otro país o para asegurar algún ahorro que le permitiese campear los malos tiempos ya que ahorrar en moneda devaluada no es negocio pues cada día el dinero acá pierde su valor en porcentajes sorprendentes.

A esos que viajaban les llamaban “raspacupos” , los satanizaron hasta más no poder, los persiguieron pero a nadie se le ocurrió decir que ese gasto en dólares apenas era el 6% del total de divisas que recibía el banco central por la venta del petróleo y era cuando menos el 80% menos del gasto de los personeros del gobierno en sus constantes viajes al extranjero además claro de sus peripecias publicitarias en todos lados, incluidos los animalejos europeos, esos ya no van a ningún lado, no solo eliminaron más del 50% de los dolares del cupo, como ya no es casi denigrante tener que hacer todos los trámites para una vaina que al final la pagamos igual, nadie regala nada, ahora solo valen las tarjetas de la banca publica para poder viajar y (oh sorpresa) nunca hay ni siquiera tarjetas de debito en esos desgraciados sitios.

La cosa no se queda ahí nomás, todavía hay otra parte, de esos viajes la gente podía traerse equipos de trabajo (computadoras, cámaras, accesorios y hasta repuestos) ahora solo podrán los enchufados millonarios, más escasez, lo poco que queda decuplicará su precio por la razón simple de las reglas del mercado, mucha demanda y poca disponibilidad infla cualquier precio, eso incluirá calzados, vestido, equipos electrónicos, equipos médicos, repuestos para vehículos y hasta neveras domésticas (una pequeña cuesta casi veinte sueldos básicos ya) .

Imagino que quienes viajen lo harán para no volver, seguramente tienen familia o amigos que los ayuden en los primeros meses, despues tendrá que soltarse , lo único que espero es que tengan la buena disposición de quienes los ayudaron y ayuden a los demás.

Otra cosa, todos están esperando un “estallido social” esa vaina no pasará hasta que los conspiradores dejen de pensar en sus libertades individuales, dejen el miedo y se amarren los pantalones, además, los estallidos no suceden por generación espontánea, se necesita una dinamización que nadie hace, de eso saben bastante los izquierdosos y se han asegurado de cerrar el cepo antes que nadie salte, mientras los pobres sean un poco menos pobres por vender un paquete de pañal desechable o un kilo de café nada va a cambiar, mientras los opositores sigamos siendo los buenos de la partida, siempre a merced de los bárbaros de rojo, mientras la clase media (muy justificadamente) se siga yendo en hordas para no volver, mientras los chavistas-maduristas-comunistas pupú de perro sigan escudándose en una falsa inocencia, mientras existan inconformes que por su sueldito no digan nada, seguiremos jodidos, por cierto, cualquier cosa que quieran donarme me la pueden mandar a través de la cuenta paypal que está en el lado derecho de este blog, quizás así pueda reunir lo suficiente cuando menos para pasajes y comida , para irme con mi gente donde pueda dejar de recordar que alguna vez viví acá, mientras pues seguiré en mi esquina gritando las cuatro cosas que nadie dice.
José Ramón Briceño, 2015

@jbdiwancomeback


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