La
oposición venezolana la tiene difícil, el estado ha cerrado todos los espacios,
los pocos que quedan están sujetos a que en cualquier momento cualquier
funcionario a que le provoque llevarse detenido a alguno, lo hará, ser opositor
en este país es resignarse a tener todo el tiempo sobre la cabeza una duda, ¿Cuándo vendrán por mí? De paso uno sabe que
siempre habrá alguien escuchando lo que dices por tu teléfono, lo que comentas
por las redes y hasta las páginas que visitas desde tu computadora, es un
hecho, nadie está solo en este país, cuando menos no cuando se expresa, ahora
para las otras cosas más importante si lo estás ya que cada funcionario está
más pendiente de hacerse la vida más fácil que de hacer su trabajo a cabalidad.
A excepción claro de los seres cuyo trabajo es hacer daño para proteger a sus
jefes, eso lo hacen bastante bien.
Entre
otras cosas lo que está matando a la oposición es el deseo desmedido de muchos
por tener el control político del asunto, los partidos que ya no mueven como
antes se niegan a morir, los que están más o menos posicionados tampoco, una
pelea de caimanes que se niegan a ver que la cosa ya no está para andar con
competencias bobas.
Allí
hay gente de todo tipo, desde antiguos funcionarios del gobierno que por alguna
razón se mudaron de bando, políticos que se hicieron en la oposición y luego se
transaron de manera pública y notoria por el gobierno, hasta operadores
políticos del gobierno que manejan la oposición al mejor estilo de Don Corleone,
a lo mafioso de la cosa nostra, son financistas, lobbystas y hasta
chantajistas, así se abrogan el poder necesario para que las cosas funcionen según
sus deseos y el gobierno pueda sentirse tranquilo en su ansia de matar todo lo
poquito que nos queda.
Nadie
se detiene a pensar un rato en el trabajo que pasa el ciudadano de a pie, todos
terminan cuadrándose con el estado, los que no lo hacen están más ocupados en
sacarse la lengua entre sí por algún “carguito”, concejalía o cualquier
aspiración electoral a ver (imagino) si aún les queda chance de participar en
la fiesta del dinero y acomodarse junto a su familia en alguna parte del mundo,
lejos de todo este clima de colas, escasez e inseguridad.
Buscar
la mejora familiar no está mal, lo que sí lo está es no hacer nada para que las
condiciones del ciudadano de a pie mejoren, si, ciertamente hay algunos que
ponen de su parte y hasta presos están, pero otros, que de seguro tienen mucho
miedo o algunas cuentas con las que el gobierno los extorsiona se transformaron
en adalides de la causa revolucionaria, salen en cadena nacional recibiendo parabienes
del presidente y hasta forman parte de los distintos equipos presidenciales
cuyas atribuciones tienen nombres importantísimos pero en la práctica son algo
así como gerentes de asuntos sin importancia de tanto que su labor da frutos,
esos de verdad me dan grima, ojalá algún día me vuelva famoso e importante para
tener un auditorio inmenso con el cual compartir mi asco y hacerles el mundo un
poquito más pequeño a esas cucarachas disfrazadas de gente que se saltaron de
bando por un asunto que de verdad no entiendo, que ni siquiera tienen la
delicadeza de pasar inadvertidos para que su poca valía sea menos notoria,
ellos y ustedes queridos lectores saben a quienes me refiero, no necesito dar
nombres pues sería como decirle cochino al cerdo o arrastrada a la serpiente,
una redundancia.
Los
que quieren ser, son muchos, en su ansia de tener un cargo se llevan por
delante unos a otros, se olvidan de las cosas que dicen para que otros les
crean y lo peor es que olvidan que la gente ya no quiere nada con la política tradicional
a pesar de que las apariencias digan otra cosa. Todo el mundo sospecha de
todos, la gente medianamente informada sabe que tras la bancada opositora (léase
MUD) está la mano del gobierno metida. Hace un tiempo explotó un escándalo de
corrupción MUD-PSUV, que acallaron pronto, sin embargo todos los que aspiran
cosas desde los partidos no han logrado que se olvide pues en su pelea diaria
dejan colar “off record” algunos episodios, a esos también va dirigida mi
repulsa.
Con
esta pendejada de la supuesta invasión gringa nadie levanta la voz por lo que
sucede con el descarado robo territorial de Guyana , nadie al parecer se ha
dado cuenta que si los gringos de erdad quisieran doblarle la espalda al país con
dejar de vendernos gasolina tienen, se paraliza todo y el caos termina de
explotar, los políticos en vez de poner la mira en esos dos temas se empeña en
pelearse por unas elecciones que suenan a fraude cantado, pero como todos
quieren su pedacito de “autoridad” se pelean entre si por las migajas que les
tiran desde Miraflores, mientras nosotros, los ciudadanos seguimos ligando un
pasaje a la felicidad que puede ser traducido por cuatro boletos de avión con
empleo y país nuevo donde vivir no sea esta eterna agonía, tal como alguna vez
vivimos en este país.
José
Ramón Briceño 2015
@jbdiwancomeback
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