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martes, abril 29, 2014

"Sensación" de plomo


Alegrarse por las muertes ajenas me parece algo bárbaro, solo me alegra la muerte cuando ese sacrificio termina en mi cocina, alimentar a la familia es siempre algo placentero. Todos los días matan a decenas de ciudadanos, eso sin contar las muertes apócrifas de esas que nadie sabe nada, los de las cárceles, los de los montes y hasta de aquellos sin familia ni amigos que se mueren en cualquier parte, bien sea a bala, a cuchillo o de mengua.

La violencia tiene muchas caras, acá en mi país hasta existe una suerte de violencia pasiva que está matando por cientos a los ciudadanos, esa de la escasez, quien sabe cuántos muertos existirán en las morgues, tipificados como “muerte natural”, cuando lo natural hubiese sido que la operación se hubiese dado, la medicina existiera, las unidades de cuidados intensivos estuviesen operativas, el ansiolítico no desapareciera, la abuela, la madre o el bebé hubiesen estado bien alimentados, los exámenes de laboratorio y otros pudieran ser gratuitos junto a un largo etcétera de cosas que pasan y no son reseñadas por nadie. Todos pensamos en las muertes violentas como si de la bala o el puñal dependiese solamente la interrupción de una vida, la violencia soterrada de la indiferencia estatal también mata por lotes y a gran escala.

La cotidianidad de la violencia cunde por todas partes, por ejemplo, recientemente apareció muerto a bala un ex alto funcionario del gobierno, digo ex, pues aunque aún tenía empleo gubernamental, tenía tiempo retirado de las cámaras y las declaraciones, estaba relegado a un plano invisible, el señor tenía tres días en la morgue de la capital sin que nadie hubiese reparado en su desaparición, ayer apareció la noticia y los detalles de la muerte, ya los gritos desgarrados de sus cofrades invaden las redes pidiendo venganza por esos tres disparos. Sin embargo quedan unas dudas en el aire, ¿Cómo es eso de que ese funcionario, ex policía lo matan y nadie sabe nada de él? ¿Tres días desaparecido y a nadie se le ocurrió buscarlo? ¿No se supone que gente de su calaña vive escoltado hasta para ir al abasto a comprar cigarrillos?, quien sabe que habrá pasado allí, esa muerte es muy extraña, parece obra de sicarios, es mi opinión, la verdad estoy especulando.

Lo increíble es que si el muerto es famoso o cercano al gobierno, lo resuelven en 24 horas, si es cualquier otro, es un milagro si lo resuelven, es más, ya es un milagro si hacen la experticia, acá nunca la policía ha sido como las de los programas de televisión esos CSI, que no solo son científicos, además están hipercualificados y súper dotados, aquí si acaso una cámara. Me indigna saber que si algo me pasa o le pasa a algún familiar nadie velará por hacer justicia, no habrán culpables, a las pruebas me remito, por ahí hay una estadística aparecida en una publicación, dice que solo el 2% de los crímenes se resuelve, lo que tiene un inconfundible parecido a una estadística de mala suerte para los que cometen fechorías, pues su detención se parece más a un “accidente laboral” que a una labor científica de investigación. Si los “pranes” gobiernan, que quedará para los ciudadanos de a pie.

No me emociona que maten a nadie, sin embargo recuerdo que algunos funcionarios, descarados como todos, repitieron alguna vez que la inseguridad era una “sensación” , el funcionario fallecido seguramente sintió esa sensación de cerca y la alegría lo mató, no fueron las balas, sería interesante preguntarle a los otros funcionarios su opinión sobre la criminalidad, pero la de verdad, no la panfletaria.

En vez de pedir venganza deberían pedir justicia, no solo para el funcionario, también para todos los venezolanos, acabar con las mafias enquistadas en toda la vida nacional, castigar a los culpables, no solo a los de la violencia explícita, también a esos que son responsables por esa otra violencia “pasiva” que mata a tantos compatriotas en todos lados y que las estadísticas, cínicas como siempre, tipifican de “muerte natural”, si así fueran todas las muertes podríamos limpiar las estadísticas pues quienes viven por y para la violencia, su muerte natural está revestida de acero y plomo, los otros, nosotros, los ciudadanos útiles a la sociedad, que respetamos las leyes, que trabajamos, que estudiamos, siempre buscando dentro del marco legal el avance igual estamos bajo la guadaña de una muerte siempre prematura, bien sea por obra de un delincuente o de algún funcionario indolente.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback




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