Alegrarse
por las muertes ajenas me parece algo bárbaro, solo me alegra la muerte cuando
ese sacrificio termina en mi cocina, alimentar a la familia es siempre algo
placentero. Todos los días matan a decenas de ciudadanos, eso sin contar las
muertes apócrifas de esas que nadie sabe nada, los de las cárceles, los de los
montes y hasta de aquellos sin familia ni amigos que se mueren en cualquier
parte, bien sea a bala, a cuchillo o de mengua.
La
violencia tiene muchas caras, acá en mi país hasta existe una suerte de
violencia pasiva que está matando por cientos a los ciudadanos, esa de la
escasez, quien sabe cuántos muertos existirán en las morgues, tipificados como “muerte
natural”, cuando lo natural hubiese sido que la operación se hubiese dado, la
medicina existiera, las unidades de cuidados intensivos estuviesen operativas,
el ansiolítico no desapareciera, la abuela, la madre o el bebé hubiesen estado
bien alimentados, los exámenes de laboratorio y otros pudieran ser gratuitos
junto a un largo etcétera de cosas que pasan y no son reseñadas por nadie. Todos
pensamos en las muertes violentas como si de la bala o el puñal dependiese solamente
la interrupción de una vida, la violencia soterrada de la indiferencia estatal también
mata por lotes y a gran escala.
La
cotidianidad de la violencia cunde por todas partes, por ejemplo, recientemente
apareció muerto a bala un ex alto funcionario del gobierno, digo ex, pues
aunque aún tenía empleo gubernamental, tenía tiempo retirado de las cámaras y
las declaraciones, estaba relegado a un plano invisible, el señor tenía tres
días en la morgue de la capital sin que nadie hubiese reparado en su
desaparición, ayer apareció la noticia y los detalles de la muerte, ya los
gritos desgarrados de sus cofrades invaden las redes pidiendo venganza por esos
tres disparos. Sin embargo quedan unas dudas en el aire, ¿Cómo es eso de que
ese funcionario, ex policía lo matan y nadie sabe nada de él? ¿Tres días
desaparecido y a nadie se le ocurrió buscarlo? ¿No se supone que gente de su
calaña vive escoltado hasta para ir al abasto a comprar cigarrillos?, quien
sabe que habrá pasado allí, esa muerte es muy extraña, parece obra de sicarios,
es mi opinión, la verdad estoy especulando.
Lo
increíble es que si el muerto es famoso o cercano al gobierno, lo resuelven en
24 horas, si es cualquier otro, es un milagro si lo resuelven, es más, ya es un
milagro si hacen la experticia, acá nunca la policía ha sido como las de los
programas de televisión esos CSI, que no solo son científicos, además están
hipercualificados y súper dotados, aquí si acaso una cámara. Me indigna saber
que si algo me pasa o le pasa a algún familiar nadie velará por hacer justicia,
no habrán culpables, a las pruebas me remito, por ahí hay una estadística aparecida
en una publicación, dice que solo el 2% de los crímenes se resuelve, lo que
tiene un inconfundible parecido a una estadística de mala suerte para los que
cometen fechorías, pues su detención se parece más a un “accidente laboral” que
a una labor científica de investigación. Si los “pranes” gobiernan, que quedará
para los ciudadanos de a pie.
No
me emociona que maten a nadie, sin embargo recuerdo que algunos funcionarios,
descarados como todos, repitieron alguna vez que la inseguridad era una “sensación”
, el funcionario fallecido seguramente sintió esa sensación de cerca y la alegría
lo mató, no fueron las balas, sería interesante preguntarle a los otros
funcionarios su opinión sobre la criminalidad, pero la de verdad, no la
panfletaria.
En
vez de pedir venganza deberían pedir justicia, no solo para el funcionario, también
para todos los venezolanos, acabar con las mafias enquistadas en toda la vida
nacional, castigar a los culpables, no solo a los de la violencia explícita, también
a esos que son responsables por esa otra violencia “pasiva” que mata a tantos
compatriotas en todos lados y que las estadísticas, cínicas como siempre,
tipifican de “muerte natural”, si así fueran todas las muertes podríamos limpiar
las estadísticas pues quienes viven por y para la violencia, su muerte natural
está revestida de acero y plomo, los otros, nosotros, los ciudadanos útiles a
la sociedad, que respetamos las leyes, que trabajamos, que estudiamos, siempre
buscando dentro del marco legal el avance igual estamos bajo la guadaña de una
muerte siempre prematura, bien sea por obra de un delincuente o de algún funcionario
indolente.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
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