Últimamente
he intentado casi de todo para huirle al estrés, desde largas caminatas, evitar
revisar las redes sociales durante el día hasta evitar gente toxica, tanto de
un lado del espectro político como del otro. También hay que asumir que estar
desconectado de todo este cumulo de penalidades por las que estamos pasando es
imposible, uno tiene, por fuerza, que tomar partido, de suerte que he tomado
partido por lo que siento es el futuro posible y no la entelequia socialista
esa que más mata que ayuda al país.
Este
país que sigo sin entender, donde las cosas funcionan al revés pues hasta los
presos tienen injerencia en los asuntos del estado, además claro de “colaborar”
con la seguridad del gobierno, hacer de espías oficiales con porte de arma y
credencial oficial, no sé, eso creo que no pasa en los países donde las leyes
de verdad existen para todos. En este que por obra y gracia de los bárbaros de
rojo y sus conmilitones en una especie de república de “Sálvese quien pueda y
como pueda”, la policía infiltrada por el hampa, la verdad siempre lo ha sido
pero ahora es oficial, imagino que eso tendrá que ver con el asunto este de la
impunidad que desde hace un rato baña a nuestra sociedad. Si vemos las estadísticas
del hampa, su crecimiento exponencial ha sido más rápido y efectivo que el de
la industria petrolera, parece haber una relación inversamente proporcional
entre el crecimiento del hampa y el hundimiento de la economía, ya nadie se
salva, ahora las noticias de crónica roja están más cerca de todos pues siempre
hay alguien cercano que es víctima del hampa todos los días.
Eso
del hampa tiene varias aristas, una de ellas claro que es la protección
oficial, creo que seguramente a los agentes y a sus jefes debes serle muy difícil
hacer su trabajo cuando el hampón si no es protegido de algún bichejo de alto
vuelo puede tener cuando menos una credencial que lo proteja de todo mal cuando
no un carnet del partido que también funciona como talismán. La otra cosa es el
deterioro de la educación en mi país, debo admitir que muchos colegas hacen lo
posible para que su trabajo sea lo mejor que se pueda pero también tenemos que
estar claros que el ministerio de educación no colabora en lo más mínimo,
veamos un ejemplo, si el muchacho es un vago redomado y le quedan materias para
reparación, el profesor debe hacer cuando menos seis evaluaciones, cada una más
fácil que la anterior a fin de que el joven no repruebe el año escolar, aun así
al inicio del próximo año el docente debe repetir la batería de evaluaciones
para insertar al joven en el año escolar inmediato superior, enseñándole que la
verdad no es necesario el esfuerzo, al final el estado se lo hace más fácil al
muchacho, claro, los padres o representantes tienen que ver mucho allí, lo
normal es que si los padres saben que es un vago el joven deberían obligarlo a
repetir el año sin tanta vueltas ni pruebas, pero prefieren hacerse los locos y
apoyar al retoño de nada a que siga pasando de gratis para que al final pueda
ser una lamprea más de un régimen que se solaza en tener a gente así en sus
filas, esos son los fanáticos que nutren las colas y apoyan a los colectivos,
debe ser muy temible eso de pensar que se verá obligado a estudiar para
progresar.
Cuando
llegan a la universidad se dan de narices con la dinámica universitaria, para
eso su papá estado inventó la misión Sucre, allí le tienen un sistema “universitario”
hecho a media de sus deseos, sin grandes obligaciones, con docentes mal pagados
que no existen en ninguna nomina pues son considerados “colaboradores”, donde
no hay espacios de investigación, bibliotecas y en algunos casos solo pasas si
eres un buen militante del psuv, allí estudian una nueva generación de docentes
“integrales” que teóricamente saben un poco de todo pero según me han comentado
algunos colegas realmente saben mucho de nada, esos ya tienen sus cargos por la
zona educativa, completando así el circulo vicioso que mal educa a la gran mayoría
de los venezolanos.
Por
mi parte, siendo padre divorciado he tenido la suerte de poder tener participación
en las decisiones sobre la crianza de mi hija, tanto su madre como yo,
conocedores de la situación educativa, hacemos un esfuerzo grande por
mantenerla en una escuela privada, ciertamente no soy muy conforme con esto de
que mi hija esté en un colegio católico, me da cierto prurito la mojigatería de
las monjas y sus maestras, sin embargo debo reconocer que las señoras mantienen
una visión de las buenas costumbres muy cercana a lo que uno desea, las niñas obtienen
una mejor educación que en los institutos públicos, lo que les falta lo completamos los padres con el ejemplo y la eterna conversa con los hijos, ejemplos que van
desde el círculo familiar hasta los amigos que frecuentamos, la música que oímos,
los libros que leemos y hasta los programas de televisión que miramos.
No
siento que soy el súper papá, tengo las fallas normales de todo ser humano pero
estoy claro que cualquier esfuerzo que se haga en pos de la formación de
nuestros hijos es un esfuerzo que comulga con la visión de país que tenemos y
que queremos para el futuro. Como expuse en las líneas superiores una labor de
resistencia es enseñar a nuestros hijos que el esfuerzo, el estudio y el
trabajo son el valor principal de la vida, además claro de la honestidad, tengo
la certeza de que hay miles de padres como yo, lástima que también hay millones
de padres que se escudan bajo cualquier excusa para no ponerles atención a los
hijos, eso da como resultado todo este desbarajuste que tenemos en el país, una
nación de gente realmente pensante no permite que su gobierno cometa tantas
estupideces y mucho menos vota por ellos.
La
educación es la clave y por eso desde el estado la torpedean con tanta saña,
como ven evitar el estrés es cosa casi imposible, mejor me acostumbro para ver
cuantos se suman a mi iniciativa, esto escrito no es un cuento, es la realidad,
si no me creen toman una tarde y den una vuelta por los institutos públicos y
con solo ver su infraestructura, triste, descolorida y descuidada podemos
adivinar lo que incuban.
Prof. José Ramón Briceño Diwan, 2014
@jbdiwancomeback
Dibujo: Miranda Briceño |
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