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martes, noviembre 26, 2013

País de pendejos...

Buen día a todos, ya estoy de vuelta a esta esquina, esperaba que en esta semana de abandono de las redes que de paso supone una suerte de desconexión con el mundo real, pues en este desbarajuste de país ya ni las noticias de los medios son confiables y toca hacer una suerte de análisis continuo entre lo que se dice por la prensa y lo que comentan en las redes, para, de esa manera lograr un aproximado de lo que sucede en estas calles, la censura y la auto censura son constantes en estos días.

Bien, toda la semana ha sido noticia lo del tal “precio justo” donde Seniat y demás tentáculos del estado hurgan en la contabilidad de los negocios para obligar a estos a poner el mentado precio rebajado a sus mercancías, por supuesto esto ha traído como consecuencia la quiebra de muchos, nadie cree en la promesa aquella de reponer la mercancía a precio de dólar oficial, demasiada paja han prometido esos tipos desde Miraflores sin cumplir ni siquiera las normas de ortografía, aunque a nadie pareciera importarle un pepino que los comerciantes quiebren y además que sus empleados queden en la calle, por cierto, estoy casi seguro que por lo menos la mitad de quienes hacen las kilométricas colas no tienen un céntimo para comprar ni siquiera un par de medias y mucho menos aparatos electrónicos.

Ayer, cerca de mi casa, en un centro comercial bastante grande donde queda una tienda por departamentos, de esas donde venden desde ropa a precios populares hasta marcas internacionales cuyos precios ni en sus países de origen son populares, hubo una cola que rodeaba el centro comercial y hasta su estacionamiento, un gentío esperando para hacer su fiesta de miserias. Lo que sorprendía era la gran cantidad de gorras y franelas rojas que hacían cola, en ese sitio, parecía un comando de campaña haciendo alguna de esas marchas raras que se inventan, solo que esta vez estaban a punto de realizar uno de sus ilógicos actos de este zoocialismo del siglo XXI, comprar al 75% de descuento con el agravante de dormir en la calle, imagino que será un orgullo para los dirigentes y sus dirigidos, realizar tal proeza revolucionaria.

Cuando pregunté desde cuando estaba la tal cola, alguien me comentó que lo hacían desde el sábado en la noche, de paso también dicen que muchos de los que allí están venden sus puestos en la cola hasta por cinco mil bolívares, muy revolucionaria la vaina, parecen hienas que huelen la carroña desde lejos y se agrupan a esperar que los dejen hurgar el cadáver a ver si tiene algo comestible.

El centro de mi ciudad (Maracay) parece un cementerio, los locales que quedan están a medio abrir y los demás están cerrados desde que el Seniat los visitó y la cola acabó hasta con el papel del baño. En una tienda muy famosa por vender unos trajes de hombre particularmente espantosos pero a precios populares, la cual en los últimos años extendió su mercancía a juguetes, línea blanca y electrónica ha cerrado, tuvieron colas por tres días cuando menos, una tarde pasé al frente con mi hija, al frente en pleno sol estaba sentada una señora que a su espalda tenía una cava Coleman de las grandes y anunciaba a todo aquel que quisiere escucharla por si alguien se interesaba en su cava se lo vendía a buen precio, ahí nos detuvimos a esperar que el semáforo nos diera paso para cruzar, en ese momento otra señora abrió la fulana cava que contenía por lo menos una tostadora eléctrica, un tostiarepa, una licuadora y alguna otra cosa, producto de la cola kilométrica que había hecho la señora y que anunciaba venderla a menos de la mitad del precio del mercado, aproximadamente más del cuarenta por ciento sobre el precio al que ella había comprado en esa tienda.

Vale pensar entonces ¿Quiénes compran ahí? ¿Necesidad o necedad? ¿Viveza criolla en pleno? ¿En qué país nos hemos convertido?, ahí les dejo esas preguntas, yo naturalmente me entristezco pues se lo que es estar sin empleo y perseguido por el malvado niño Jesús que no sabe de cuentas en cero y que se alimenta de la esperanza en los ojos de nuestros hijos.

Las cientos de franelas y gorras rojas frente a los negocios en espera de su liquidación no dejan lugar a dudas sobre el origen de todo, lo peor es que todos van como ovejas al matadero, condenándonos a todos en el ínterin no solo a ser espectadores, también seremos víctimas. Tal como decía el maestro Uslar Pietri , no somos más que una nación de pendejos.
José Ramón Briceño Diwan, 2013
@jbdiwancomeback




1 comentario:

Unknown dijo...

Que pena, la viveza criolla es un cancer que ha hecho metástasis en la conciencia del pueblo Venezolano