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martes, agosto 19, 2014

Notas personales sobre la escasez


Había decidido no escribir nada hoy, pero en vista de las circunstancias debo hacerlo antes de caer en el lugar común de salir a escupirle un ojo al primer desagradable bicho que me diga que todo está bien, o encontrarme en la desagradable situación de tener que llamar a un amigo que me saque de la cárcel por quemar alguna vaina de esas que anuncian una “revolución bonita”.

Resulta que este fin de semana me traje a mi hija como corresponde a cualquier padre en mis condiciones, hasta allí no hay nada especial, el cuento es que mi hija, quien tiene una larga cabellera castaña, la cual por cierto siempre está muy bien cuidada por su madre, andaba con el peinado extrañamente desprolijo y el cabello tan suave y sedoso como escoba de mijo, tanto así que le dije que parecía una bruja, en fin, acá en mi casa pasamos el fin de semana natural, haciendo nada y jugando de a ratos.

Al devolverla a su casa, igual que todo padre preocupado, le reclamo a su madre el descuido en la apariencia personal de mi hija, ahí me entero que no existe en el mercado nada de aquellas cosas que se usan para eso (mi ignorancia se debe a mi calvicie, tengo un año con un frasco de champú y otro de enjuague que solo usa mi hija). La bronca no es poca, me explico, resulta que si a uno le falta alguna cosa, se resuelve de alguna manera pues sabemos que no existe forma de solucionarlo a menos que se apele a la solidaridad entre los panas con aquello del trueque o simplemente compartir, quien sabe si hasta de los que viven en el extranjero.

Pero que a un hijo de uno le falte algo produce una rabia sorda, así sea algo tan aparentemente poco importante como el champú, coño, que vaina es esa de que no existe nada en ninguna parte mientras los desgraciados del alto gobierno andan haciendo malabares y carantoñas regalando las cosas que pertenecen al pueblo, quien por cierto es el menos beneficiado siempre, ahora saldrá algún parasito rojo rojito a gritar voz en cuello que eso es culpa de Obama, del papa o de quien sabe quién carajo, cuando la realidad de las calles dice otra cosa.

En estos días hablaba via redes sociales con un amigo que vive en el extranjero, él estuvo por acá hace un par de meses y me comentó lo ridículamente baratas que son las cosas por aquí, yo le contesté que claro, si vienes con dólares y los vendes en el mercado negro todo es ridículamente barato, pero si vives con estos sueldos de acá todo es ridículamente costoso y en muchos casos imposibles, por ejemplo, imaginemos a un padre de familia, de esas tradicionales donde el señor es el sustento del hogar, digamos que el hombre hace un gran esfuerzo y produce cuando menos 10 mil bolívares débiles al mes, en dos quincenas, la familia es de cuatro integrantes, los niños menores de 12 años por lo que están en la escuela, el señor no paga alquiler y tiene todo lo necesario en casa (carro, muebles, tv, computadora, cocina etc.etc.) solo en el mercado básico se le van cuando menos las tres partes de la quincena, sin comprar nada de las otras cosas necesarias como productos de limpieza, vegetales, pescado ni carnes, el fulano mercado son solo unas bandejitas de muslos de pollo, alguna de hígado de res y si acaso un par de carne molida (que de seguro es de gato con perro y alguna que otra víscera para darle consistencia), total hablamos de mala alimentación y una ranchificación total del estilo de vida, si el sueldo apenas te alcanza para un medio mercado cada quincena y nada más pues las otras cosas del vivir quedarán a la buena de dios, haga los cambios que quiera para el ejemplo y volverá a la misma situación.

Volviendo al tema, si mi hija que tiene dos padres que no se conforman con amarla si no que además hacen esfuerzos diarios para mantenerla dentro de unos parámetros más o menos de vida normal, no tienen como carajo darle un triste tratamiento para el cabello, imagínense por donde va la economía, que se supone (según la parafernalia gubernamental) ayudar al pueblo a salir de la miseria, cuando la real miseria pulula por calles y barrios de este país, siendo los únicos realmente beneficiados todos los parásitos oligarcas de la boliburguesia roja rojita en todos los niveles de la administración pública incluyendo a los otros imbéciles que los defienden (acá pierdo las formas) , creer en algo es una cosa pero estar jodido y joder a los demás por su ceguera, ignorancia, atraso mental y mezquindad cerebral es otra cosa, si se quiere joder hágalo solo, pero no nos arrastre a todos los demás.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback





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