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miércoles, agosto 13, 2014

La salud en este siglo XXI


Esta semana anduve de gira farmacéutica con mi novia, andábamos buscando un medicamento para ella, rodamos por no menos de 20 farmacias, nunca encontramos la fulana medicina, al final encontramos un similar y llamada de por medio al médico tratante más otra a un médico amigo para que expidiera de emergencia una receta que nos permitiese comprar el medicamento en cuestión, pues es un antibiótico controlado según el dependiente, lo mayor fue el precio, unos 400 bolívares débiles que son algo así como la cuarta parte del sueldo básico, como las cosas del marketing de los laboratorios tuvimos que comprar dos para poder cubrir el tratamiento.

Mientras íbamos de vuelta  a casa y tranquilizaba a la señora pues su rabia por el precio de las medicinas sumado a la natural bronca por lo escaso de una cosa, que debería jamás faltar en un país, pensaba en lo que veía en los establecimientos, lo que expedían en los pasillos como lo hacen todas las farmacias en todo el mundo. Me llamó la atención tanta cosa “milagrosa” que expiden los señores, aunque para ser sincero la mayoría pareciera haber sido sacados del maletín de Blacamán el vendedor de ilusiones.
Imagino que eso de los “medicamentos milagrosos” de origen natural tiene algo que ver con la escasez tan drástica, amén de la inflación desmesurada del precio de las medicinas, cosa que obliga a muchos a recurrir al placebo de la medicina homeopática como primer recurso antes que sufrir los embates psicológicos y económicos de recurrir a la medicina alopática.

Si tu ingreso es menor a dos sueldos básicos lo normal sería recurrir a la consulta pública de los hospitales del estado, en ese caso tendrás que armarte de paciencia y valor para, en primer lugar averiguar cómo es el asunto de las citas con los especialistas, de no haber alguno disponible en ese hospital toca hacer una gira de incertidumbres por los otros a ver si alguno queda, una vez que tienes la información deberás decidir si duermes en la puerta del mencionado recinto de salud para poder obtener la cita deseada  o si consigues algún amigo/a que te consiga una previo pago de una módica suma. Por fin logras que te vea el especialista que naturalmente te mandará a hacer unos exámenes de rutina o especiales según sea el caso, que naturalmente se harán en el sector privado pues raramente un centro de salud público tenga insumos para realizar gratis ni siquiera una radiografía, menos aún algún examen especial.

Igual pasa con los medicamentos, si por casualidad la dolencia amerita alguna intervención quirúrgica, lo “normal” es que tengas un tiempo de espera promedio de un año, si acaso no más según la gravedad del caso, dado el extraño fenómeno de que tengas fecha decidida para la operación de seguro te hablarán de la compra de los insumos  para la referida operación que van desde guantes quirúrgicos hasta gasas estériles, pasando por bisturíes, sueros y alguna otra cosa de esas que se necesitan, por supuesto has de encender una velita a todos los santos para que el día de la operación no  se suspenda el servicio eléctrico por “racionamiento” y de ser así que el hospital tenga operativa una planta de emergencia.

Total, toda una historia de horror, la verdad a mí no me ha tocado nada de eso, he tenido una suerte inmensa pues aparte de alguna fractura ocasional, unas emergencias menores, nunca he tenido necesidad de recurrir a ningún hospital o clínica para nada grave pero amigos médicos me cuentan cada historia de terror que ellos ven a diario que podría escribir un libro con cada caso, es asunto de decidirlo, quizás un día lo haga.

En el otro lado del espectro, pensemos que podemos asistir a la práctica privada para evitar todo ese desbarajuste de pasillos y esperas, pues no hay escapatoria. Al parecer por el fracaso de la salud pública, el éxodo de especialistas hacia mejores rumbos donde el oficio sea mejor pagado y la vida misma menos riesgosa, es algo que igualmente ha ocasionado el casi colapso de las consultas privadas, igual toca hacer cola desde temprano y ninguna cita tiene menos de cuatro horas de espera promedio.

Si por casualidad corres la misma suerte y te sale operación debes tener seguro privado de otra pues toca vender lo que se pueda o ir haciendo acopio de fuerza para realizar el periplo por la salud pública, Dante se ha quedado pendejo describiendo el infierno.

Mientras escribo esto voy descargando algunos libros digitales sobre medicina alternativa, uno nunca sabe cuándo el diablo anda suelto y contar con el seguro del ministerio de educación es casi como ganarse una rifa, lo más seguro es que cuando lo necesites esté suspendido por alta de pago o sea insuficiente para cubrir los gastos, ya uno ni morirse puede en paz, mientras disfrutemos la vida con todo y sus avatares, que si tenemos salud es más valioso que un manojo de dólares pues acá ni teniendo eso podrás salir indemne de la angustia de estar enfermo.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback


1 comentario:

Spacios I + A dijo...

Interesante...... Pasa algo similar por aca en México, tiene muchas aristas, desde el punto de vista del Galeno..... Y ahi se lleva la educación o preparacion que recibe..... Desde el punto de vista del cliente (médicos ) y allí esta la oportunidad si es que existe de la práctica privada o pública ..... Y ahi esta la política .... Y todas sus artimañas..... Desde el punto de vista del cliente (Paciente) y ahi esta lo que la vida ke ga permitido..... Y se lleva la política, la educación , el empleo..... Y desde el punto de vista del Empleado...... Y lo mismo ..... Como dices es correcto , un rodar de aquí para alla... Saludos.