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jueves, junio 06, 2013

Crónicas de mi nostalgia

Vivir en Venezuela no es malo, al contrario, es maravilloso, no creo que haya sido más feliz si hubiese nacido en otra parte, mi adolescencia seguramente no tendría tantas anécdotas y mis amigos de esa época (quienes hoy día aun somos cercanos) no tendrían la historia que tienen, esta de hombres y mujeres trabajadores, exitosos y en algún caso hasta famoso. Digo eso pues viendo lo que pasa y como pasan ciertas cosas en el mundo seguramente nuestro destino por aquellos años hubiese sido un reformatorio o mínimo un hogar de esos donde los alcohólicos se regeneran.

No creo que en los llamados países del primer mundo unos cuantos jodedores hubiesen podido bajarse una caja de vodka y aun reírse de los inventos de esos borrachos felices que eramos, lo peor es que siempre fue con una especie de anuencia regañona de nuestras madres y en mi caso de mi abuela, ellas estaban convencidas que esos excesos formaban parte del rito de hacerse hombres, al final todos nos fuimos dejando de tonterías y entre responsabilidades fuimos dejando de lado la mala costumbre de los excesos continuados, más no olvidados claro. Esos otros países que ahora admiramos por que las cosas funcionan y el hampa es mínima en contraste con este tienen reglas tanto sociales como legales que dudosamente hubiésemos respetado a motu proprio, claro, también toca recordar que para aquellos tiempos (23 años atrás) la cosa delictiva no era tan profunda como ahora, uno se podía dar el lujo de dormir en carpa por una semana a la orilla del mar y volver a casa  destruido por la parrandea pero alegre por el deber cumplido, ¿deber?, claro que era un deber y hasta casi una obligación hacer esas cosas en temporada alta claro, el momento en que las playas de mi país están a tope, con millones de chicas en bikini  y cualquier pana te invitaba un trago sin tener la desconfianza de pensar que pueda tener burrundanga (escopolamina) o cualquier otra cosa con la que te hagan daño.

Uno se iba el lunes santo a la playa y volvía una semana después con cuatro kilos menos, ni cuenta te dabas que pasabas hambre y miserias, eso de compartir con los amigos adolescentes igual, conocer mujeres y hasta quizás con un poco de suerte ligar alguna era lo máximo. Ahora que soy padre entiendo muchas cosas, a mí me daría pavor dejar que mi hija se fuese una semana a la playa, así sola para quedarse quién sabe cómo y quién sabe dónde, haciendo aunque sea la mitad de los excesos que me permití yo, con tanto peligro suelto, les juro que me tendrían que internar en un hospital a punta de sedantes y fijo un infarto, por aquello de la preocupación, saben cosas de ya venir de vuelta y haber visto casi de todo.

Que bueno que pude hacerlo, que lástima que estas generaciones ya no pueden hacer esas cosas que a los ojos de los cuarentones como yo fueron estupideces, es cierto, no hicimos en conjunto nada interesante o digno de admiración más allá de la típica de los Venezolanos, esa de los machos que se regodean en su supuesta condición de alfas y se caen a mentiras solo para pasar el rato y subirse en ego. Entre mis amigos no hacemos eso, pero lo he visto más de una vez cuando me tropiezo con contemporáneos, esos que al saludarte te muestran su Iphone 5 arrechisimo y carísimo, te restriegan sus cosas caras y uno como la verdad no anda muy pendiente de la cosa los deja pasar, pero cuando lo piensa en frio da como tristeza que exista gente que solo vive para mostrar su éxito en forma de bienes materiales, eso indica que ese éxito no lo es tanto pues dime de que te jactas y te diré que te hace falta, yo, para serles sinceros no tengo nada y al final uno nunca tiene nada por más que los papeles de propiedad y el uso que se le da a las cosas diga lo contrario.

En contraste con lo anterior, debo también decir que aquellos años son los culpables (entre otras cosas) de lo que uno es hoy día, esas ganas de ser diferentes, de hacer cosas y hasta las de parranda nos llevaban a las inauguraciones en el museo de arte contemporáneo, a las actividades del complejo cultural, así uno sin querer se iba empapando de esa aura mística del arte y la cultura de verdad, entre tragos en las inauguraciones siempre había alguno de los expositores que hacia visitas guiadas, después invitaciones a bares para seguir la parranda y con ella pues algo de cultura se exudaba a través de una especie de osmosis alcohólica donde estoy seguro que el inconsciente se grabó muchas cosas.

Repito, es una lástima que esta generación y las que las preceden y suceden desde hace 14 años ya no puedan disfrutar de eso, claro muchos tienen celulares , juegos electrónicos que casi reproducen la realidad de tan avanzados, comunicación inmediata con el mundo por medio de la internet , una suerte de doble vida entre la real y la virtual, cosa que en esos años era solo un sueño que se comentaba entre tragos en esos ejercicios que hacemos los soñadores cuando tenemos tragos encima y que comienza con “mira pana leí una vaina que habla de una tal red que permitirá comunicación inmediata” y de allí toda clase de especulaciones que hoy dia son cosas cotidianas en el diario vivir y en algunos casos hasta indispensables para ello.
Hoy la cosa cambió a todo nivel, ya los muchachos no se caen a tragos, se caen a pastillas, porros, piedra y hasta cocaína, además del trago, si no es así, pensemos que aun toman litros de cerveza para creerse hombre y mujeres grandes, pero hay demasiada gente armada y peligrosa suelta, el hampa no descansa ni en los días feriados, las drogas para lastimasr estan a la orden del día, los militares y policías tienen patente de corso para cometer cualquier barbaridad y de paso son defendidos por sus superiores, no es que antes no pasara es que antes se armaba un buen peo y el tal pagaba su falta, ahora pues los defiende el partido y hasta allí el asunto.

Del cuento cultural mejor ni hablamos mucho, ahora es inexistente o nulo, salvo algunas personas que emprenden por su cuenta y ganas de mostrar el trabajo exposiciones adonde se pueda, pero de inauguraciones fastuosas ni hablar, los salones de arte que eran tan buenos y de calidad , ahora son vitrinas políticas que han espantado a todos los artistas serios pues a pesar de que los premios no son malos si loes el asunto ideológico y ahora quienes hacen arte y piensan pues prefieren ver como sobreviven antes que dejarse doblegar por la obligación política de la obra, lo que trae como consecuencia que esos espacios ahora estén llenos de mediocridad y superficialidad, de supuestos petas que no leen a nadie más que a sus panas, de pintores que fusilan a otros, de fotógrafos que no reflexionan y su obra termina siendo una foto muy bonita pero sin una real critica, lo que a mi parecer es el fin de toda obra, es decir un empobrecimiento total del ambiente artístico en mi país, que de paso es una medida bastante cercana a lo que sucede en otros ámbitos.

Ahora los jóvenes de familias preocupadas por ellos, son una suerte de presos de conciencia, hay tanto peligro que esas familias hacen el esfuerzo en forrarlos de tecnología y vida supervisada no vaya a ser que una bala o una navaja quieran alojarse en sus corazones aun sin estrenar del todo, en muchos casos hasta emigran de esta tierra buscando que la calidad de vida de sus hijos sea lo más larga y cómoda posible, dejando atrás todo. Por esa razón digo que uno al final no tiene nada, bien te toca emigrar y donar o vender tus posesiones o una bala se antoja de uno y zas te vas y dejas mucho más que si te largas. Lo peor del caso es que las calles se volvieron sitios lúgubres y ya no los espacios luminosos que prometían libertad de cuando era muy joven, nuestros hijos ya no conocerán eso, los demás entre tanto caos preocupados por elecciones, audios y declaraciones de actores políticos a sabiendas de que el estado le importa una mierda todo eso y no moverá ni un solo tribunal para castigar los desafueros de la alta política, menos para mejorar las cosas que están arrastrando a esta juventud al abismo del cual difícilmente saldremos, pues estos 14 años de atraso necesitaran otros tantos de apoyo y esfuerzo para equipararnos a aquellos años 90, cuando la política era asunto de los mayores y el estado se preocupaba por la cultura, eran años de inconciencias pero sin tanta violencia, tiempos que no volverán, solo tendremos un erial pleno de vallenato y regeton, con gente estupidizada cuyo pensar es pensar que piensan por que repiten lo que otros les ordenan decir sin pensar por un momento, pues pensar es delito y la miseria su castigo.
José Ramón Briceño Diwan,2013
@jbdiwancomeback








3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gustó tu crónica , me recordó a la Bohemia aragueña...y espero mejore la inseguridad para cuando tu hija linda tenga 18 ...!!!

DajeRomaDaje dijo...

Así lo vivimos hermano, que tristeza que se haya perdido el encanto de esa vieja pero buena época. Lamentable que la tierra que uno ama se haya convertido en lo que es hoy en día y que tengamos la necesidad de buscar un mejor futuro más allá de sus fronteras. Esperando siempre volver, con nostalgia de lo nuestro, y con tristeza en corazón. Un abrazo!

Axel

Opiniones desde esta esquina dijo...

Si quisiereamos ya no pudiésemos hermano, ya somos viejos, sin embargo que bueno seria que aun se pudiera