Escuchar a los “amigos”
funcionarios del gobierno debería ser catalogado de deporte extremo, es
verdaderamente un desafío oírlos sin que a uno se le revuelva el estómago, pues
su descaro sobrepasa con creces al negar realidades tan evidentes que uno,
desde esta esquina, no puede hacer menos que hacerle rechifla y en medio de
toda la impotencia del mundo, apagar el televisor, radio o cambiar la página
web a algún sitio de humor quienes por cierto se ven mucho más serios que la mayoría
de los ministros, imagino que de esos que parecen serios son los que nadie
nombra, fíjense que hay ciento y tantos viceministerios y un número similar de
ministerios cuyas funciones (al menos para mí) son un misterio, como aquel
viceministerio de la felicidad pero son solo unos pocos los que tienen cabida
en los medios,
Esta mañana veía unas
declaraciones de un tal ministro, la verdad no se ni me interesa su nombre, es
uno de esos funcionarios oscuros cuyo trabajo es el de repetir incansablemente
que cualquier cosa negativa que se diga sobre la distribución de alimentos o de
la inflación es una mentira inmensa de la derecha internacional y la guerra
económica, él decía por la TV que ya no hay colas en ningún establecimiento
comercial, que los anaqueles están llenos de todo lo inimaginable, que las colas
se hacían por los acaparadores de todas partes, en una escena ese fulano le
decía al periodista su discurso de falsedades mientras en el segmento siguiente
el noticiero sacaba unas tomas de no menos de 200 personas haciendo su cola muy
obedientes frente al mencionado local que dicho sea de paso es del gobierno,
entrevistaron a algunos de los ciudadanos en cola y se quejaban de tener varias
horas allí, que tenían que hacer una doble cola, la primera para entrar y la
segunda para pagar, es decir que la inexistente cola del ministro la tenía a
diez metros y decidió negarlo como ya tienen por costumbre, aun no se han dado
cuenta que de tanto ignorarlas ya ni sus propios acólitos les creen, es
complicado por cierto cuando uno cobra su quincena menos triste y te das cuenta
que tampoco te alcanza para comprarle la merienda a tus hijos, el regalo de
navidad está cuesta arriba, eso sin hablar del kilo de carne a casi mil bolívares
débiles, la leche en polvo que no se encuentra, por lo menos la regulada, yo le
compro a mi hija una semidescremada que cuesta casi trescientos bolívares, los
niños han de tener su ración de calcio diario y me niego rotundamente a pagarle
a un buhonero que me vende el producto regulado a seis veces su precio.
Hoy me ha dado por pensar que
somos víctimas de alguna célula añeja de la CIA, algunos vejetes que quedaron
olvidados por estos lados y que en su jardín tenían enterrados unos cuantos
galones de LSD, al ver que ya todo estaba perdido, que Obama se negó a pagarles
los sueldos atrasados, se propusieron invertir unos dólares en regar el tal químico
en la AN y en la presidencia, de todas maneras recordemos que mil dólares equivalen
casi a veinte sueldos básicos, además todo el mundo anda desesperado por
ahorrar en esa moneda por lo que venderlas en el mercado negro no debe ser a
gran cosa.
Seguramente le pagaron a quienes tienen la concesión de vender las
botellitas de agua mineral para todos los integrantes de la poco ilustre AN
(asamblea nacional), les vendieron a la décima parte de su costo un par de
camiones del líquido embotellado, los proveedores que deben ser primos o
compadres de algunos altos funcionarios ya pasarían su factura por unas cien
veces el precio regulado pero al camarada fulano como le toca una parte ni hace
comentarios tan siquiera. Con estos datos absolutamente inventados intento
encontrar una explicación a los miles de exabruptos que a diario colman mi país.
Gente a quien yo consideraba
inteligente hace declaraciones absolutamente tiradas de los pelos (además del
fulano de las colas y los alimentos en todos lados) Earle Herrera por ejemplo, haciendo
una rueda de prensa para anunciar su campaña en pro de la censura, con
cualquier excusa para evitar que los medios de cualquier naturaleza difundan información
sobre los crímenes que a diario inundan las morgues del país, cuando se supone
que como periodista de muchos años de experiencia debería abogar más bien por
la calidad y la abundancia de información de cualquier tipo, eso contribuye a
que los ciudadanos sepan la situación real del país y de cómo evitar que
sucedan cosas así a diario, en cambio hace votos públicos para que la censura
campee sin medida en todas partes, así ellos (el estado) puede seguir
protegiendo a cuanto facineroso con dinero e influencia hace lo que le da la
real gana, las voces disidentes son calladas si no por las rejas si por la
censura o la autocensura y los ministros pueden darse banquete contándonos un
país que dejó de existir hace rato y del que solo ellos están en cuenta, una
suerte de estrategia de avestruz para no encarar esta crisis política,
económica y social que nos está matando como nación.
Ahora, con este invento mío de la
conspiración de la CIA y el LSD en el agua quizás pueda explicar ese fenómeno,
además claro de la contaminación del agua potable que muchos hogares sufren, así
se podría lograr el milagro de la distribución del alucinógeno en todas las
casas donde gente preocupada prefiere comprar el botellón de agua antes que
usar el agua corriente (que ya huele a cloaca corriente por cierto) de forma
tal que todos comencemos a ser felices cuando lo sensato y común es ser infeliz
en este mar de la felicidad que nos ha heredado su dios supremo y galáctico de
la iglesia ateo-marxista del panteón chavista.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback