Uno
va por la vía despotricando, intentando buscarle la vuelta a un país ya
irreconocible, recogiendo siempre medio para completar un real, como decía mi
abuela, planificando castillos en el aire para no terminar colgado de una viga
por aquello de la depresión, con la mirada siempre sobre el hombro por ese otro
feo asunto del hampa, rogando a todas las deidades posibles que las balas
perdidas nunca se antojen del cuerpo de algún ser querido o del de uno mismo,
total, siempre en un estrés constante.
En
eso de la despotricadera tan fea pero a su vez tan necesaria para no terminar
infartado siempre hay alguien que te responde, cual es el problema, si yo no trabajo no como, allá la
política que no me da de comer, ellos, los del gobierno que se maten, aquí con
mi negocio yo pues me bandeo y resuelvo la comida, no entiendo como la gente se
preocupa de esas cosas en vez de trabajar en lo que sea. La verdad antes me enfurecía,
ya no, ahora no es que me río pero cuando menos internamente me digo “está bien
pendejo, deja que la política te encuentre, ni bajo la cama te podrás esconder”,
en estos días ya los ha encontrado a muchos y aún faltan.
Recuerdan
a tantos que vivían del campo hasta que una manga de bichos se antojó de decir
que esas tierras eran improductivas, estaban tercerizadas, no eran para sembrar
eso, los documentos eran muy viejos y tocaba sospechar robo, no importa que
dijeses que esas tierras eran de tu familia hace cien años, zas, fueron, las
expropiaron y ahora son eriales donde solo el monte crece sin problema y te
quedaste sin empleo, recordemos a Franklin Brito quien murió intentando que
esos energúmenos le devolvieran sus tierras. Ayer estaba con mi novia en una
tienda de aparatos electrónicos, el gerente (conocido mío) me dijo que tenían trabajo
hasta este mes pues los dueños ya le dijeron que iban a cerrar “hasta febrero”
cuando llegase nueva mercancía, esa tienda tiene como diez empleados, si lo
multiplicamos por las otras en la misma condición han de ser bastantes los que
se quedaron sin empleo.
En
otras épocas yo hubiese dado un aplauso a la gente que se ufana de ser apolítica,
es que eso es un asunto muy feo por eso de los aprovechadores que sobran y los
que viven deseosos de poder, lo del deseo de bienes materiales no lo critico, todos
queremos comodidades, sin embargo el problema es que ahora la manía de cometer
estupideces que es usual en los políticos ha tomado cotas de sitcom.
Ya
eso de decir que “si no trabajo, no como y a mí la política me resbala”, no
creo que tenga mucho sentido cuando vas al mercado y el sueldo se te va en
comida y toca comprar menos solamente para que te quede para el taxi de vuelta
a casa, si tienes vehículo súmele que debes rezar a diario para que no se te
dañe nada pues cada repuesto tiene precio de oro y los mecánicos cobran
honorarios de cirujano cardiovascular graduado en Harvard, si tienes hijos
ruega que no te pidan una computadora para solicita la siempre querida
asistencia del doctor Google pues un clon te lo cobran a precio de Mac, además
claro de la parida de cada año con eso de útiles y uniformes que cada vez suma
un par de ceros a la cuenta .
Eso
sin hablar de los electrodomésticos que este año están por las nubes y ahora no
quiero pensar cuanto costará, si es que se consiguen, después de este
zafarrancho de saqueos y obligación de venta a precio justo. Por cierto nadie
habla muchas veces del tal “precio justo”, los que hemos comprado cosas por
internet y hacemos de micro importadores sabemos que usualmente nos clavan unos
cuantos impuestos que alcanzan casi el cien por ciento del valor de lo que
traemos, la verdad aun así sale más barato que comprar por acá, pero nosotros
no tenemos que pagar comisión a los señores de CADIVI para que aflojen el trámite,
tampoco los gastos operativos de una tienda ni calcular una ganancia, por tanto
los cálculos en dólares a precio oficial toca sumarle oras cosas, si son carros
es peor la cosa, pero nadie dice nada y el gobierno no hace el mínimo esfuerzo
por mejorar la vaina, los puertos son el nido de bandidos más grande de la
nación, te cobran hasta por ver el conteiner y la guardia nacional te cobra
para no tener que robarte la mercancía, ¿entonces?.
Si
la política no importara, tendríamos todos las neveras llenas, las necesidades
satisfechas, apunta de trabajo claro, el estudio sería un valor agregado y los
supermercados estarían a rebosar de cosas importantes para vivir, ya se me
olvidó la última vez que compré leche en polvo para mi hija de apenas nueve
años, no quiero imaginar el tormento de los padres de hijos que aun tomen
tetero, eso ha de ser espantoso el estrés , entonces señores déjense de
pendejadas que la política nos tiene acosados y la mala política nos tiene
destrozados, sin futuro y con un presente incierto, si quieren seguir estando
ciegos y mudos, es su problema, acá en mi esquina hay desolación y preocupación
por el día de mañana, cuando ese futuro nos alcance TODOS seremos co-culpables
de nuestra miseria por no haber tenido los cojones de oponernos en serio.
José
Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback