Hay
muchísimas cosas que me molestan, es normal ser necio a esta edad, todavía más
en este país donde toca ser lo suficientemente pragmático para sobrevivir. Una
de las cosas que más me energumenizan es esa manía estúpida de la izquierda idiota
de adjetivar a todos con la etiqueta de “pobrecito”, como si la gente fuese
idiota y la labor de esa izquierda imbécil es “ayudarlos” pero regalándole todo
sin que los beneficiados tengan que hacer nada más que esperar la dadiva
oficial de manos de los bienintencionados aunque de dudosa inteligencia que
fungen como “lideres” locales o aspirantes a serlo, es un mal que se da sobre
todo en los estudiantes de universidades
pro oficialistas o esos que tienen el sarampión de la izquierda y que
supuestamente saben de todo por medio de sus guríes pseudo marxistas.
Siempre
he tenido amigos de todas las tendencias políticas, aunque la verdad en estos
tiempos he desechado todo vínculo con aquellos que hacen vida dentro de las
instituciones del gobierno, tanto más si esos están en posiciones de poder pues
por lo general han recorrido un largo y tortuoso camino por los laberintos del
vasallaje , cosa que niega su inteligencia, hace rato deje de tratar a quien no
considero inteligente, necesidad de supervivencia y a estas alturas ya no tengo
mucho estomago para hacer concesiones a nadie.
Hace
unos días me tropecé a un profesor de la universidad, un militante viejo que
aun dentro de su decepción se niega a dejar de lado su mal vicio de no querer creer
que puede estar equivocado, como es costumbre el encuentro fortuito terminó en
un bar, allí se encontró con un joven de esos de franelita del che, barbita
rala , cabello largo y estampa de que no le agrada mucho eso del baño, el
fulano se pasó a la mesa, naturalmente le ofrecí una cerveza para no pasar por
ser (tan) maleducado ya que mi cara no escondía mi repugnancia por el
personaje. En fin, conversaban sobre un supuesto proyecto de formación
socio-productiva, hasta me pidieron ayuda pues tengo alguna experiencia en esos
menesteres, presté mi colaboración hasta que uno de los dos soltó la frase que
terminó la conversa “es que los pobres no saben que trabajando se pueden ganar
la vida, por eso roban”, por un momento pensé haber oído mal, así que pedí que
me repitiera la frase para poder
contestar con todos los datos (es que me sabe muy mal hacer supuestos),
efectivamente había oído bien.
Alcé
la voz, lo suficiente como para que la gente del bar voltease a ver, magino que
esperaban disfrutar de una pelea. Debo confesar que tenía ganas de golpear a
alguno y preferiblemente al que no era amigo mío, que sé que desde ese día
nunca podrá ser mi amigo pues lo insulté por insultar la inteligencia de todos
al soltar tal barbaridad.
Si
quienes hacen la política nacional piensan en los pobres como disminuidos
mentales a los que tenemos que ayudar ara que no sigan en el error de malvivir,
estaremos mal como país, no es posible que gente inteligente, que me consta ha
trabajado, estudiado, leído y hasta hecho mil cosas sin caer en la ilegalidad
para levantar a su familia pueda pensar que es un caso excepcional pues al
comienzo era igual de pobre que todos pero se propuso estudiar y trabajar para
lograr levantar a la familia, no creo que eso sea la gran cosa pues es lo que
se espera de todos.
En
ese pensamiento tonto de pensar que por no tener grandes bienes de fortuna,
nacer en una barriada, no tener acceso a las cosas básicas pues la economía
familiar no da para mucho, tengas que ser un mantenido del estado y soportar la
lástima de otros para sobrevivir, en vez de enseriarse con la vida, trabajar,
estudiar, aprender un oficio y jamás dejarse caer en el lugar común del hampa
para sobrevivir, no trae nada bueno a ningún país.
No
me mal interpreten, pero es que todo lo que nos está pasando como nación sale
de ese resentimiento de la gente sin ánimos que prefiere vivir de la dadiva
gubernamental que de su intelecto, esa que dice que la culpa es de la derecha
internacional, la guerra económica, que son víctimas de la segregación de la
oligarquía. el estado debe proveer las condiciones de seguridad en las áreas
económicas, políticas y sociales, el
individuo debe poner de su parte para poder lograr sus metas.
El
concepto del retraso mental como efecto de la pobreza solo causa más retraso,
alguien que no cree poder jamás podrá nada, claro es ganancia para que los
políticos sigan desfalcando las arcas del estado tal y como lo han venido
haciendo desde hace rato, los aspirantes seguirán llevando el mensaje a las
barriadas, los flojos sin ganas de nada seguirán creyendo la versión simple de
que los licenciados son los enemigos que el estudio no es necesario si se es
amigo de algún fulano influyente.
Mientras
los pendejos soñadores sigan diciendo “pobrecitos es que ellos no saben ni
pueden” seguiremos siendo los pobrecitos que por mucho que quieran no podrán
pues estaremos siempre ocupados entre intentar escapar, sobrevivir o comer.
José
Ramón Briceño 2016
@jbdiwancomeback
Articulo patrocinado por Ediciones clandestinas
De la serie "Alucinaciones personakes" autor @plurifotos |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario