La semana pasada fue algo exótica por decir lo
menos, murió el presidente o cuando menos lo notificaron al país, con esa
notificación se desató el espectáculo luctuoso más grande que ha vivido estas
tierras. Teóricamente recién muerto lo ponen en capilla ardiente por varios
días y el cuerpo está incorrupto, seguramente en otros tiempos de menos
comunicación internacional y adonde no había internet de seguro ya lo habrían canonizado.
No sé, pero claramente lo harían, claro, engrasando
los trámites con dólares que tanto abundan en las cuentas petroleras. Puedo entender
que les duela, que digan todas las cursilerías que les provoque, al final,
todos los muertos son buenos, sobre todo por su condición de muertos que no se
pueden defender y en este caso no puede mandar al carajo a tanto adulador,
seguramente si pudiera lo haría, puede ser que el (ex)presidente haya tenido
una singular manera de comunicarse pero el extremo cursilon de estos señores y
sus aduladores está fuera de cualquier pretensión de seriedad.
Pues bien, anoche se abrió la temporada electoral,
el candidato opositor abrió con un discurso, bien estructurado, algo teatral
para mi gusto quizás, sin embargo dijo cosas que necesitaban ser dichas, en público
y sin su usual tacto, para que llegasen a todos por igual, a los que detestan
el régimen y a quienes fueron fieles seguidores del caudillo desaparecido, expresando
entre otras cosas su respeto por ellos y poniendo en evidencia el irrespeto
institucionalizado desde la cúpula del poder, el mismo que ha aprendido como
violar la constitución y legalizar el desastre por medio de la siempre
complaciente directiva del TSJ, que por cierto debería cambiar su nombre para
TSPI (Tribunal Supremo de Injusticia PSUVISTA) pues nunca sus dicterios van
contra los abusos del poder, más bien parecen adoctrinados para complacer los
deseos de sus jefes y de paso se pasean con símbolos políticos para que no
quede duda de su lealtad.
Cinco minutos después de las declaraciones del candidato
opositor, vemos al ¿presidente? Encargado y candidato oficial (a pesar de lo
ilegal del asunto ese de ser candidato siendo vice o presidente tal como lo
niega la ley) sale en televisión desencajado, livido, furioso y hasta con la
voz cortada, gritando improperios al otro candidato, reclamando su total falta
de delicadeza e incitación a la violencia por su incapacidad para creer que el
comandante volverá de su sepulcro a gobernar, pues las próximas elecciones son
para dárselas al comandante, que la familia del comandante era intocable (las
familias reales usualmente lo son), que como podían pensar que ellos iban a ser
tan desalmados para engañar al país con esas barbaridades que el aseguraba,
coño, seamos sinceros, Capriles nunca jamás dijo nada que no se viera por encima,
el show pues está allí, el cuerpo embalsamado con mucha anticipación está a la
vista a menos que la tesis de la beatificación esté pendiente, de paso el
candidato del gobierno dice que harán un referendo para una reforma
constitucional que lleve al hombre al panteón, no me jodan, eso en 25 añ{os, si
sobrevive su memoria se hace, creo que hay cosas más importantes que enterrar a
alguien en alguna parte, sobre todo si ese alguien fue un político que de paso
fue golpista, militar con sangre en la conciencia y quien sabe cuántas
barbaridades más.
Los “insultos” que soltó Capriles fueron verdades
gritadas por todos que necesitaban un interlocutor válido y público para cohesionar
tantos pareceres e incomodidades con esta nueva generación de revolucionarios,
los de Maduro fueron una pataleta de quien sabiéndose no merecedor de su
posición política y de poder, niega cualquier posibilidad de crítica y teme que
su burda farsa sea desnudada sin
compasión ni miramientos, ya me lo imagino defendiendo esa payasada con
argumentos de gobernabilidad y estabilidad.
Quienes desestabilizan el país no somos los de la
oposición, los que desestabilizan son los mismos que deberían garantizar el
orden, mantienen grupos armados, apoyan cualquier barbaridad, se hacen los
ciegos cuando los ofendidos, lastimados, despojados y vilipendiados son los de
la oposición, cuando son ellos pues el grito no se hace esperar y los grupos de
choque son rápidamente levados en autobuses pagados cuya organización está muy
disciplinada para ser indisciplinada a una orden suya y luego decir que es un
clamor popular. De paso dan instrucciones para que en todos los niveles educativos
los maestros modelen el pensar de sus alumnos en el asunto de la muerte del líder,
imagino que como una suerte de contención a la leva de opiniones encontradas
desenmascaradas vía televisión desde la
oposición, lo hizo de manera pública como preámbulo de la ideologización de
nuestra educación y una medida de su desesperación.
Lo que faltó fue la lagrima de rigor, su discurso necrófilo
y sin una pizca de brillo, amén de su indiscutible inseguridad al leer la
chuleta que le hicieron para el discurso, pura furia, puro susto, que por
cierto comparto, tengo que confesar mi gran miedo pues esta gente desesperada
son peores, me explico, un ser asustado, sin dominio de la situación y con todo
un tren ejecutivo en el mismo plan que tiene grupos armados, policías,
militares y hasta militantes fanáticos, son capaces de cualquier barbaridad
amparados por una ley bufa y unos poderes complacientes, todos aquellos que no
pensamos igual deberemos tener nuestros pasaportes en mano, nuestros hijos en
la otra y una muda mínima empacada para cualquier eventualidad, además de rogar
todos los días para poder volver a casa, mantener el empleo, encontrar el
empleo, evitar al hampa, y esperar que este 14 de Abril comience una primavera democrática
y no otro de los tantos intentos revolucionarios que han dejado un reguero de
huesos, muerte y sangre en nuestro continente.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback
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