Hoy
me he encontrado con un amigo de mi adolescencia, quien tiene años viviendo en
otro país, me preguntó qué opinaba de la situación pues la desolación del
centro comercial donde nos reunimos es una cosa muy diferente a la que el recordaba
de hace diez años cuando tomó su maleta y a su familia para irse a otro mundo a
trabajar, volvió a plantearme la pregunta sobre cuál es la razón para que no
suceda nada si de vaina la gente come, si todo está tan costoso que él, que se
vino con unos cuantos dólares, no puede creer que cosas que antes se asumían como
baratijas hoy cuesten tanto dinero.
Dividí
mi respuesta en tres partes, la primera es la censura, según algunas estadísticas
que me han facilitado, la penetración de las redes sociales y el internet en
general no superan el 16% de la población, si a eso le sumamos que el espectro radioeléctrico,
donde canales y radioemisoras son vitrinas del estado donde las noticias son
escogidas con pinza so pena de cierre del medio, los periódicos serios son muy
caros para el grueso de la población quien difícilmente gastará los ochenta bolívares
de un ejemplar de “El Nacional” , sin embargo esta población que vive en la
pobreza gasta la mitad en diarios como “Meridiano” que si bien no dice la gran
cosa sobre la situación, por lo menos habla sobre deportes, hipismo, loterías y
horóscopos que al final son una suerte
de muletas para apostar en cualquiera de los juegos de azar en los que la
miseria invierte sus esperanzas de dinero rápido para intentar paliar sus múltiples
deficiencias, además el estado invierte millonarias sumas en “periódicos”
regalados en todas partes para hacerse propaganda. Tenemos un país desinformado
que difícilmente hace frente común pues en su mayoría no sabe lo que sucede en
otras ciudades.
Otro
elemento es la acefalía opositora, como todo izquierdoso que se respete, el
estado está claro en que ninguna acción que conlleve a la tan esperada explosión
social es autogenerada, todos los episodios de esa naturaleza son manipulados
por gente cuyo oficio es precisamente el de agitar a las masas, en ese caso
pienso que el gobierno mantiene una vigilancia estrecha contra quienes
pretenden hacer ruido en ese sentido, sin embargo según veo en las redes ya
están sucediendo cosas sin que exista
ninguna direccionalidad aparente, hay
noticias de saqueos y hasta de alertas militares en ciertas partes del país. Si
también tomamos en cuenta el asunto económico que ocupa las mentes de todos,
ese otro feo asunto del hampa, la desesperanza y el miedo, la sumatoria es una
cosa de esas que se cuenta fácil pero es de difícil creencia, la forma de
superarlo suena peor que esta eterna vida de colas y sueños.
Eso
me espanta pues una vez despierta la turba, el desorden imperará y puede
degenerar en una guerra campal donde los frentes se diluyan hasta convertirse
en una escabechina de muertos sin sentido (como todas las guerras), quizás de
ganar algún bando, los restantes se fundirán para continuar el conflicto, si
han leído un poco de historia de manera seria pueden entreverse esas cosas en
las guerras que siguieron a la de independencia. No es nada bonito el panorama
del futuro cercano.
Uno
tiene la costumbre de juzgar por el propio rasero, al leer los titulares
rimbombantes sobre escasez y hambre se extraña y hasta levanta la ceja,
presumiendo de exagerados a los señores que hacen esas noticias, sin embargo
hoy sin querer hice un chiste que desnuda nuestra terrorífica situación “Coca
Cola debería publicar un recetario, esa vaina es lo único que queda en los
anaqueles” ciertamente es eso el producto más abundante en
los supermercados, nada de lo otro que ya ni quiero nombrar por la molestia de
pensar en ello.
Tengo tiempo diciendo que siento el halito fétido
de la guerra en mi nuca, ya he estado en varios sitios donde se escucha gente
de diversas raleas diciendo voz en cuello que si hay guerra ellos tomarán sus
fusiles contra la revolución, claro, hay que tomar en cuenta que todas las
armas están distribuidas entre los malvivientes de los fulanos “colectivos” y
esos otros que se uniforman en todas sus variantes, hasta los de franelita con
la cara del che y disfraz de ministro aplican, pero como en este país hasta lo
impensable se hace corpóreo uno nunca sabe, ojalá esté equivocado y todo fluya
dentro de la más estricta regla democrática que tampoco es mucha garantía de
nada, sobre todo esta tierra donde la
regla gubernamental es “Con los amigos todo, para el enemigo, las leyes”.
José Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback