Hoy
llego tarde a mi computadora, aun no me creo todo lo que he visto, oído y leído,
el espanto me ha golpeado hasta desorientarme, parece un país distinto al que
siempre supuse que existiría, muertos, heridos, la policía haciéndose la ciega
con sus “aliados” motorizados, los medios haciéndose los ciegos y los poquitos
que sacan algo manipulan la información a niveles increíbles de rastrerismo.
Dicen
fascistas a los opositores pero nadie de esos tipos se ha visto al espejo
ideológico, para ser fascista toca tener poder y los opositores no tienen, tal
y como se ha demostrado en estos últimos días, si tuviesen poder el cuento
seria otros, las balas se responderían los muertos serían más pero la
impotencia respondería a otras cosas y no a esta omnímoda bronca que flota en
el aire que respiro.
Pensé
que había hablado mal de los militares, me quedé corto, esos tipejos no son
gente, ellos y nadie más han montado todo este teatro, en caso de que no lo
hicieren son cómplices por omisión, por haber visto hacia sus preciados
galones, dibujitos y medallas de latón mientras el país arde por los cuatro
costados, aun sabiendo que la protesta y la exigencia es por motivos más que
justos, cosas por las que sufrimos todos hasta los disfrazados imbéciles esos
de los “colectivos” , no creo que en los barrios donde viven esos maleantes se
encuentre de todo, es más, el mercal de esa zona seguramente lo abrirán una o
dos veces al mes para que todos hagan su colita, se diviertan haciendo cola por
unas horas solo para que puedan comprar dos kilos de leche en polvo, no sé, a
lo mejor las madres (si es que tienen) de estos animales les llega su
medicación vía directa desde la habana, sin pagar, sin , estrés, por eso su
amor desmedido por esta roboilusión que nos tienen a todos contra la pared.
Lo
que realmente nos tienen contra la pared es la cobardía de muchos, que orgullo
siento yo por los estudiantes, ayer los veía, temprano y hubiese deseado que
alguno fuese mi alumno solo para saber con nombre y apellido de quien hablar,
que dolor los muertos por las balas de los animales de los cuerpos de
seguridad, ojalá sus hijos integren algún día la estadística de horror, ese
misma de los 25 mil caídos anualmente. He visto con espanto como hay desaparecidos,
nadie sabe, eso ha de ser terrible, no saber adónde está un ser querido, vivir
en el espanto ese de no saber si está, donde lo mataron, ¿estará preso?.¿hospitalizado?,
nadie sabe, desde mi esquina me solidarizo con las madres ,padres, hermanos en
su tragedia de no saber.
Uno
piensa que esta situación solo se ve en películas, no en vivo, directo, via
internet pues no hay otra via ya que las pocas que quedaban son monitoreadas y
censuradas desde Miraflores, por cierto hay muchos periodista , fotógrafo y camarógrafo
preso, según fuentes de tuiter, imagino que con esos no se meterán mucho pues
deben ser corresponsales internacionales ya que los periódicos de acá o fueron
comprados o están amordazados, en mi ciudad Maracay el diario “el siglo” estuvo
cerrado a cal y canto, nadie afuera cubriendo nada y la redacción con la santa maría
abajo, nunca más compraré ningún periódico de esos, quizás eso no les haga nada
pero si la mala publicidad que desde mi esquina les haré a todos porque desde
ahora seré enemigo de todo ese aparataje, cuando todo pase y la historia haga
su factura, seguramente saldrán lloriqueos por montón, llantos de inocencia,
grititos y sollozos porque ellos “no podían hacer más nada”, “solo seguían órdenes”,
“me engañaron”, “me obligaron”, menos mal que hay fotos por millones que
demuestran como esos argumentos se caen solitos.
El
odio divide, aún más cuando viene aderezado con impotencia, sepan que están
haciendo la zanja más profunda, mucho, la tienen regada con sangre, gritos,
dolor y rabia. Hogares enlutados por su salvajada, agradezcan que acá a nadie
le ha dado por hacer molotov, sacar chopos, bombas de cualquier estilo para
volar lo que sea, a nadie todavía le ha dado por organizar a los verdaderos
terroristas, cosa por cierto que la izquierda sabe hacer muy bien, igual que
organizar lloriqueos para defender asesinatos indefendibles. Desde mi esquina
vaya mi más profunda repulsa a todos, a los que a lomo de moto andan escupiendo
plomo, los uniformados que protegen a esos animales, los que los apoyan, los
militares que sabiendo cómo va todo ignoran la situación haciéndose los locos,
los políticos cabrones que no apoyan la protesta, esos opositores que solo
hacen política de salón y micrófono pero ni de vaina de calle y asfalto, a los
otros políticos sepan que la lengua se les puede caer, lamer tanta bota debe
ser un problema al final de su vida, el betún trae problemas digestivos seguramente
y arrastrarse tanto debe ser nocivo para la salud, que asco me dan todos.
José
Ramón Briceño
@jbdiwancomeback
@neurocaotico