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martes, junio 07, 2016

Prensa, represión e impunidad

Hace muchos años fui reportero gráfico, una curiosidad que rápidamente superé y terminé de cabeza en las aulas, completando el ingreso con algunos encargos ahora cada vez más esporádicos por no decir que nulos, afortunadamente el tiempo me fue enseñando muchas cosas, gané premios , me hice un nombre gracias a mis habilidades y hasta he vendido fotos alrededor del globo terráqueo gracias a esta maravilla tecnológica del internet. No puedo renegar de mi tiempo de reportero gráfico de prensa local, la verdad aprendí mucho del oficio en esos breves periodos en los que salía cada mañana cámara al hombro a hacer lo que hacen en los periódicos locales que a decir verdad no es mucho pero siempre se conoce gente interesante en el oficio y los excesos nunca faltan, como siempre he sido un hombre dado a los excesos y a la conversa inteligente llegué incluso a hacerme amigo de los jueces pues la primera fuente que me tocó en suerte fue la de tribunales, eran los años noventa y la fotografía aún era un asunto de iniciados entre químicos, película , papel y malabares de laboratorio para cumplir la asignación, decidí nunca más trabajar en un medio local por que el sueldo no permitía ni siquiera aspirar a tener un equipo decente y el tiempo dedicado a la labor tampoco deja que uno haga trabajos extras, así que sin olvidar mi oficio fue pasando a otras actividades conexas con el hecho fotográfico.

Así hasta he sido jefe de prensa de algunas instituciones que como ya era un fulano conocido en los medios locales bien porque muchos fotógrafos fueron alumnos o compañeros de trabajo al igual que los periodistas, sobre todo los jóvenes, me permitió siempre tener una relación estrecha con todas las redacciones de los cuatro periódicos de mi ciudad y las corresponsalías de los nacionales que habían en ese sitio donde vivía. Cuando fui jefe hasta abusé de mi autoridad para ayudar a mis amigos de la prensa, no hubo guardia de seguridad a quien no le gritase en mi condición de poder para que no los ofendiesen ni los agrediesen sobre todo en la única oportunidad que fui gerente de relaciones interinstitucionales de uno de los bodrios inventados por algún ministro para que los jefes (hasta ese momento amigos) pudiesen reunir los fondos para escapar del país y del que renuncié cuando las náuseas de colaborar con algo en lo que no creía se hicieron inaguantables.

Cierta vez, cuando el galáctico estaba vivo, un soldado pateó a una señora que molestaba la caravana presidencial rogando algún favor , con tan mala suerte que un fotógrafo quien veía desde la ventana de la redacción de un periódico cercano a través del teleobjetivo de su cámara tomó la foto, con tan mala suerte que el destello del flash (por novatada , dicen) se disparó y fue visto por algún otro soldado que inmediatamente comunicó la novedad, una comisión de uniformados invadió la redacción del periódico y el muy servil jefe de reporteros gráficos entregó la tarjeta de memoria a los militares para desaparecer la prueba de la salvajada violencia que usualmente los gorilas de verde regalan a quienes les son antipáticos, amparados en el aura de impunidad que usualmente tiene esa gentuza en los gobiernos militares.

Aquel jefe de prensa, una “gloria” de la fotografía nacional cayó en desgracia conmigo, la verdad no es que importe mucho mi opinión pero si de mí dependiera le daría un par de patadas al fulano enano (es un hombre de baja estatura) no por su físico si no por la cobardía de entregar a un colega dando como explicación oficial que el miedo es libre y él lo tenía al por mayor, aunque se dé buena fuente que el estado era su benefactor más prodigo así que no sería ni raro que quien hiciera la llamada a los militares fuese el mismo hombre para proteger sus ingresos y el cuento aquel del destello del flash fuese solo una leyenda inventada para no quedar tan mal ante la opinión pública, que tristeza descubrir que un fulano que parecía inteligente  es un lacayo más que se vende por tres monedas que al final deprecian su trabajo más que enaltecerlo, de aquel evento han pasado casi diez años y considero que fue un aviso de lo que sería el futuro.

 Todos sabemos de quien hablo así que no tiene sentido decir su nombre, espero que alguien le vaya con el chisme y que me llame para tener la oportunidad de conversar con él y quien quita si poder sacarme las ganas , aunque ya no estoy para trotes de violencia sé que la adrenalina ayuda un poco.

Hace unos días , en unas protestas los esbirros del actual gobierno robaron a varios reporteros gráficos, en otros casos dañaron los equipos de los trabajadores como si eso se encontrase en cualquier piñata y no costasen años de sueldo y sacrificio para reunir los mil dólares que cuesta una cámara de gama baja que si bien no es absolutamente profesional, hace el trabajo que al final es lo importante, en otros casos se robaron equipos valorados en varios miles de dólares, lo peor es que todo quedó registrado en fotografías tomadas por celulares y distribuidas por todas las redes sociales sin que pasara nada, no hay ni presos ni detenidos, los medios no han levantado la voz, desconozco si han hecho las denuncias respectivas pero hasta donde sé al parecer los fotógrafos se quedaron robados , golpeados, vejados mientras los esbirros felices imagino que ahora tienen unos pisapapeles bonitos pues dudo mucho que sepan utilizarlos y en el peor de los casos los vendan a la décima parte de su costo para sufragar alguna parrillada revolucionaria.

Lo de las denuncias por las redes es pixel muerto pues el artículo del código penal donde se nombraba la llamada “notitia criminis” que obligaba a la fiscalía a investigar las denuncias hechas por los medios de comunicación ha desaparecido, así que podrían publicar hasta la dirección de los ladrones, los videos, alguna grabación de voz o lo que sea y la fiscalía puede hacerse la desentendida pues nada la obliga a actuar, sin embargo se supone que algún abogado acusador con la abrumadora cantidad de pruebas bien podría armar un caso. Pero puedo pensar en varias razones para que no suceda nada, bien los fotógrafos no tienen fondos para pagar a bogados, las redacciones de los periódicos prefieren no hacer nada por miedo a represalias o simplemente no pierden el tiempo en hacer algo que no llegará a ningún lado.

Quizás lo más detestable es que los gremios no digan nada, el circulo de reporteros gráficos se haga el mudo, el colegio nacional de periodistas o la fundación nacional para la fotografía , todos mudos , al final los perdedores son los amigos que se ganan la vida haciendo su trabajo que ni siquiera es mentir, simplemente hacen sus fotos que después el jefe de redacción obviará para no ofender a los jefes, recordemos que casi todos los medios de comunicación son propiedad del estado o de testaferros que se arrastran con el gobierno. Qué asco de tiempos corren cuando quienes deberían proteger a los trabajadores son quienes al final los roban o protegen a los ladrones que a fines prácticos es la misma cosa.

Como la verdad no pertenezco al círculo de reporteros gráficos pues siempre he pensado que es un gasto inútil pagarles a unos fulanos que a fin de cuentas no hacen nada más que cobrar su mensualidad sin que a los fotógrafos se les respete ni siquiera un sueldo decente, sin seguro de vida ni para los equipos, tampoco trabajo ara ningún meio de comunicación y mi blog solo tiene la línea editorial que a mí me provoca tener me puedo dar el lujo de insultar a todos aquellos ladrones, esbirros, gorilas entre militares y civiles que por hacerse notar hacen las barbaridades más grandes para evitar que la verdad se sepa, sin contar que mientras roban una cámara, también le quitan el pan de la boca a un trabajador como cualquiera y que para peor ni siquiera puede tener póliza para los equipos pues en este país eso no se permite por el alto nivel de siniestralidad que tienen.

Desde mi esquina hago un llamado (ojalá me hagan caso) a los gremios para que por favor dejen en ridículo mis aseveraciones y se hagan escuchar, a los amigos fotógrafos que hagan sus denuncias , al colegio nacional de periodistas que se solidarice , a la sociedad interamericana de prensa (las minúsculas son adrede para dar más fuerza a mi tesis de inutilidad) que haga ruido internacional y a los ciudadanos que ayuden a los trabajadores de la prensa, somos más que los gorilas de rojo pero en verdad somos menos gentes cada vez que permitimos que esos animales hagan de las suyas. Afortunadamente existen los smartphones , el internet y nada de eso se borra, ya les llegará su momento, ojalá el karma no los olvide, las leyes tampoco y cuando todo esto pase se vuelvan carne de cárcel pues el robo es un delito, como tal debe ser tratado para que nunca jamás vuelva a ocurrir, se supone que la ley es para los justos pero en estos tiempos al parecer solo protege a los malos mientras los buenos estamos al garete esperando un mesías que no llegará.
José Ramón Briceño., 2016
@jbdiwancomeback







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