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domingo, junio 12, 2016

El mito Bolivariano

Mi hija cursó sus primeros años de escuela en un kínder llamado “María Teresa del Toro”, igual que la única esposa que tuvo Simón Bolívar, creo que el primer encontronazo que tuve con las maestras de la niña fue cuando pregunté por qué razón la escuela se llamaba así si lo único que hizo la señora esa fue morirse recién casada con el hombre que años después sería el más poderoso de esta parte del continente, por supuesto la profesora me volteó los ojos e inventó alguna excusa para dejar la conversa de ese tamaño, aun no sé si se ofendió o simplemente no tenía respuesta para tal pregunta, la cosa no llegó a más gracias a que la madre de mi hija  me dio un codazo que amenazaba con transformarse en un pleito doméstico y cuando uno está recién divorciado, el mínimo desliz termina siendo algo apocalíptico.

Años después ya mi hija está por entrar al bachillerato, tengo la certeza de que será en otro país lejos de mí y por tanto hay una mezcla de rabia y tristeza por esa razón, sobre todo por la ceguera de tanto imbécil que se dice bolivariano sin ni siquiera saber que carajos significa eso, es más, a título personal, no creo que exista tal bodrio ideológico creado por el personaje histórico.

Voy a desgranar algunas ideas salidas de unas cuantas lecturas de algunos ilustres historiadores del siglo pasado y otros actuales que desmitifican un poco, en primer lugar deberíamos situarnos en la época en que todo comenzó, el siglo XIX.  Un tiempo barbárico donde la ley del más fuerte imperaba, el joven Simón así como todos los señoritos de rancio abolengo tenía acceso a una educación que le era negada a las mayorías, entre ellas estaban los estudios de idiomas, historia, literatura y algunos rudimentos administrativos pues se suponía que en algún momento se ocuparía de administrar las grandes fortunas que amasaron sus antepasados. Entre esos estudios estaba de moda para ese tiempo lo que hoy conocemos como el romanticismo francés, que fue uno de los culpables de la llamada revolución francesa. Como todo niño rico Simón se fue a Europa a conocer un poco el mundo, allá conoció a su esposa quien tuvo la mala idea dc morirse al poco tiempo de casados. No sería extraño que siendo huérfano  cayese en una profunda depresión que mitigó yéndose de burdeles a Francia de donde volvió con las ideas calentándole la cabeza, siendo lector del romanticismo no me extrañaría en lo más mínimo que fuese fanático de Lord Byron y lo quisiera emular.

Al llegar a Venezuela se encuentra con todo revuelo, además la excusa perfecta para deshacerse de la desgraciada Guipuzcoana era aprovechar que España ahora estaba bajo la egida napoleónica , declararse independientes sin caer en el pecado de atentar contra la corona española que de hecho ya no gobernaba, cualquier otra apreciación me parece un desperdicio de tiempo, dudo mucho que los grandes hacendados fuesen partidarios de ninguna de las proclamas altisonantes que nos han clavado desde la infancia en las mediocres clases de historia que obliga el ministerio de educación y que desde hace quince años se han vuelto de mediocres a cursis para idiotizar a nuestros hijos en pos de un gobierno que ya se cae a pedazos solo para adornar un invento ideológico que ni ellos saben que es.

En fin, el hombre se lanza a la guerra, la pierden, España vuelve a manos de los Borbones y les son confiscados todos los bienes al señor Bolívar quien de paso está implicado (aunque varios historiadores le dan el beneficio de la duda) en la entrega del general Miranda a Monteverde, lo que le da la posibilidad de escapar hasta la hoy Colombia. Como se ve ya no tiene nada y lo único que sabe hacer a ciencia cierta es la guerra que en toda sur América estaba en gestación a manos de cientos de hombres muy aguerridos y gentes desesperanzadas en desiguales condiciones.

El hombre no fue ningún santo y si lo desnudamos del aura mágica de semidiós que le han endilgado los “historiadores” oficiales podríamos decir que estaba más cerca de ser un asesino en masa, si tomamos en cuenta el decreto de guerra a muerte que causó quien sabe cuántas muertes y del cual ni los enfermos se salvaron de la degollina, tomando en cuenta por supuesto que todos los generales tenían abuelos al otro lado del mar y por tanto mataron a su propia gente aun sin ser culpables, si lo ponemos en términos contemporáneos sería algo así como la llamada “solución final” al problema judío que puso en marcha otro energúmeno muchos años más tarde, de paso en un evento quinteo a la tropa ´por haber desertado, eso quienes decir que fusiló a cinco de cada diez implicados para hacer escarmiento. Si hablamos de la “Campaña admirable” en principio fue una copia de lo que hizo Aníbal al pasar los Alpes con sus tropas, en este caso me parece una acción irrazonablemente cruel hacer que un ejército sin las vituallas ni protección adecuada pasara el frio paramo andino que hace cien años debe haber sido cuando menos seis grados más frio que hoy día pero de eso no se habla, solo le cantan las loas al personaje.

En otro orden de ideas si vemos la vida del señor más de cerca podemos también ver a un fauno siempre en busca de compañía femenina (cosa normal en un hombre soltero o viudo como es el caso) sin importar que la señora fuese casada ni su esposo tan general como él mismo, varias son las historias de esposas de oficiales que terminaron revolcándose en el lecho del militar sin que su esposo pudiere hacer más que lucir los cuernos que de seguro le darían alguna ventaja en las intrigas de aquellos años tal y como hacían los reyes que tanto decía odiar, de hecho la única amante sacralizada es Manuela Zaenz , sin embargo hay estudiosos de la historia que hablan de muchas más, incluso de hijos no reconocidos de manera oficial pero si de manera extraoficial que fue dejando el hombre a lo largo y ancho de sus campañas de guerra, algo normal si la mojigatería oficial no se empeñase en hacer rituales litúrgicos en su memoria.

Por último, aunque tenga mucho de donde seguir este monologo que comparto por este blog, tengo la impresión que veinte años de guerra deben ser una eternidad y el llamado ejército patriota no era un asunto del cual no tener miedo, a Simón Bolívar lo odiaban como a la peste misma pues si bien su nombre ahora está relacionado con gestas heroicas, para los habitantes de los países que sufrieron los rigores de esos veinte años (1810-1830) de hambre, escasez, muerte y desolación solo les recordaban la peor época de la historia hasta ese momento, por cierto muy parecido a este solo que sin guerras declaradas ni proclamas altisonantes , apenas unas escaramuzas de gritos acompañados a veces con piedras contra las balas y los abusos de los malos encarnados bajo la égida de la supuesta ideología bolivariana.

Para cerrar el tema por hoy, puedo decir que la ideología bolivariana es una farsa y aunque el hombre en efecto debió haber sido un político adelantado a su tiempo, tampoco era el dios que todo lo sabe ni mucho menos el protomártir que nos hacen creer , debe haber sido un tipo interesante, valiente y arrojado pero toca tener en cuenta que no había otra opción, en aquellos tiempos no había tribunal de la Haya, tampoco ONU ni OEA que salvase a nadie, mucho menos ONG ni internet para hablar de los desmanes, si fuésemos un poco más inteligentes hurgaríamos en la historia para desmitificar ese panteón que más que bien nos ha hecho daño pues cada vez que algún energúmeno lo toma como bandera quedamos peor que nunca, para pruebas tenemos los tiempos que corren.
José Ramón Briceño, 2016

@jbdiwancomeback

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