Si
en cada país de nuestra Latinoamerica amada apilasen los huesos de los muertos
por violencia en los últimos cien años seguramente ya llegaríamos a la luna,
sería una suerte de torre de babel adonde solo se habla español. Una torre de
huesos que sin problemas nos llevaría al primer mundo, al parecer es lo que
mejor hacemos en este continente, matarnos por nada y aun así salir a diario
sin mayor problema.
Estimados
lectores, saquen cuentas, cuanto muerto en guerras estériles que no nos
han sacado de la miseria, las balas han
saltado, el acero, el hierro y el plomo deberían ser metales preciosos para ser
recolectados en las morgues , una suerte de minería alternativa que de seguro harían
las gracias de cuanto recoge latas anda por las calles de nuestras ciudades. El
motivo de cada guerra es diferente, la política que como la buena puta que es
va mutando sus razones, sus fanáticos y sus ganancias en cada época de nuestra
historia y al final siempre el resultado es el mismo, cuatro politicastros
haciendo plata, los militares que abjuran cualquier virtud que se les ocurra,
desde hijos de marte hasta revolucionarios y guardianes de una constitución
hecha de papel higiénico, o cuando menos es usada para eso puertas adentro,
mientras sus bocas escupen falsedades musicalizadas con redoblantes, pintadas
de verde olivo y adornada con medallitas de latón cuando en realidad sus
cuentas bancarias nos cuentan historias retorcidas de hipocresía y violencia.
Es
un caso que se replica a su manera en cada rincón de este inmenso continente de
hispanoparlantes, los historiadores muy sesudos ellos le dan explicaciones históricas,
sociales o económicas, esas que variaran según quien les pague o su filiación
política, sin embargo al igual que la economía, la historia siempre al final
no es más que un cumulo de mentiras acomodadas de tal manera que parecen verosímiles
y uno pues decide creerla o no, pero allí está y según el investigador
explicará o complicará cada uno de esos muertos que pululan cada fin de semana
en todo el continente, con sus altos y sus bajos.
Hay
países adonde no hay casi muertos, sin embargo hay otros adonde el miedo cunde
en cada esquina, los criminales son todopoderosos y hasta poder político
tienen, la vaina parece uno de los circules infernales de Dante, si no pues
merece ser alguno de esos. Veamos, en Venezuela la guerra de independencia fue
una gran guerra civil que mató a más de la mitad de los habitantes, no hubo paz
durante casi cien años, aun hoy cien años después de la última batalla grande todavía
hay poco más de trescientos muertos mensuales por la violencia, todo un submundo
que nos ubica entre los cuatro primeros países con más violencia en el mundo,
coño cuando menos somos potencia en alguna vaina, lástima que sea en muertos y
mentiras.
En
Brasil las favelas mandan, en Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Ecuador los militares hicieron su escabechina contra
los comunistas, los socialistas, los de la extrema derecha y quién sabe si
hasta a los evangélicos o los testigos de Jehová. En Centroamérica, las maras,
los sandinistas, los contras, los
carteles y quien sabe cuánto más bicho de uña hicieron sus gracias de sangre,
balas además del acero, seguramente aun son bárbaros de la misma calaña, en
Colombia pues entre las mafias, los carteles y la guerrilla tiene buena cosecha
cada mes.
Total
todo un continente buscando matarse por quítate estas pajas, unos gobiernos
como el de Venezuela buscando las seis patas de un animal que tiene cuatro,
adonde tenemos un arte y una cultura rica en aportes pero pobre en dinero y
posibilidades, donde casi se canonizan a unos animales que solo por matar se
hicieron famosos, de esos que usan uniformes y hacen desfiles, imagino que para
que los de estos tiempos de desfiles y batallas de aire acondicionado y verbo
controlado crean que sirven para alguna vaina, mientras que los verdaderos próceres
que construyeron un país con su verbo y sus libros languidecen en el olvido.
Mientras
seamos un continente signado por la
violencia y las apetencias de tirios y troyanos que se disfrazan de redentores
para engrosar sus cuentas bancarias y la gente siga creyendo en pajaritos
preñados , seguiremos en la cola del tercer mundo intentando aparentar lo que no
somos y seguiremos viviendo en este continente caníbal, mortal, amado y odiado
a partes iguales.
José Ramón Briceño , 2013
@jbdiwancomeback
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