Sé que nadie me pedirá
explicaciones, sin embargo me creo en el deber de compartir con ustedes algunas
de mis razones para detestar a los militares, se que alguien seguro preguntará
que me han hecho a mi particularmente, la verdad que ellos a mi no me han hecho
nada de forma directa, sin embargo de manera indirecta lo han hecho con el
país, que es realmente peor que si se metieran con un solo individuo, digamos,
un caso aislado, sin embargo en estas
tierras hay mucho que ha salido mal con toda esta paranoia militarista, que no
es nueva, tiene desde los tiempos de la Colonia.
Hubo primero una avanzada de
militares que gobernaron el país durante 300 años más o menos, luego, en la
guerra de independencia cualquier berejetero con uniforme y peones se
consideraba militar y se llevaba por delante a cualquier civil que osare
llevarle la contraria, si dudan, solamente piensen por cual razón Don Andrés
Bello termina en Chile y no en su natal Venezuela, eso solo él como muestra,
seguramente si ahondamos en la historia aparecerán varios más, casi cien años después
de los primeros disparos, termina la fulana guerra. A pesar de haber tenido
varios nombres la verdad es que nunca dejó de haber muertos por las guerras
entre el inicio de la de independencia y el fin de la llamada revolución
restauradora, que terminó con el General Gómez como amo del país durante casi
treinta años.
Se acaba ese gobierno en el año
35 y comienza un teórico inicio del periodo civilista, aunque regido por
militares, estos al parecer eran de un pensamiento más cónsono con el avance
social en función del progreso civil, es decir, el Gral. Lopez Contreras como
una fuerza de transición y luego, para que unos años después , un enano que se creía
una suerte de reencarnación de Bolívar pero sátiro y medio vándalo se hizo con
el poder con su predilecta costumbre del golpe de estado, el tal Marcos Pérez Jiménez,
quien por cierto se encargó según las malas lenguas de mandar a matar al único militar
procivilista de esa fulana junta patriótica el Gral. Delgado Chalbaud.
Diez años después y con más de 40
años de experiencia política, en ese asunto de las asonadas golpistas, por fin
llegan al poder los civiles liderados por Rómulo Betancourt, acá toca hacer un
aparte y comentar que todos esos grandes políticos que fundaron la democracia
pasaron su fiebre comunista, sin embargo no se dejaron enamorar por la histeria
bolchevique de aquellos tiempos, imagino que por sus múltiples viajes, conversaciones
y lecturas llegaron todos a la misma conclusión, el colectivismo planteado por
los comunistas no era nada buena para el futuro de ningún país, sobre todo
ellos que sabían realmente de cárceles, destierros y amarguras.
Pues bien, esa transición democrática
fue complicada, varias asonadas, mucho militar incomodo haciendo pininos para
quedarse con el botín petrolero bajo cualquier pretexto pendejo, mucho
comunista pagado por los Rusos y los cubanos haciendo de las suyas en las
montañas del país, eso trajo como consecuencia que (otra vez) los milicos y los
policías hicieran de las suyas con los sospechosos de ser comunistas, eso
apestaba a guerrilla y los militares
como los policías pueden hacerse los paisas con cualquier cosa menos con
sus muertos, son como animales que si les lastimas a uno de la manada van por
los demás, así pasó con mucho guerrillero o aspirante a guerrillero,
universitarios intoxicados con la fiebre roja que cayeron bajo el sino
sangriento de esos señores que gustan de la brutalidad. Claro, tampoco la
guerrilla era una especie de cruzada santurrona como se presentan en público,
ellos jamás dicen que atracaban bancos, que mataban lo que estuviese al frente
en las “acciones urbanas”, ellos cuentan que eran verdaderamente perseguidos
políticos pero jamás he oído a uno comentar por que razón los buscaban, cuáles
eran las motivaciones de tan encarnizada represión, de bolas, ellos no se
andaban por las ramas, de paso traidores al fin y bajo la falsa premisa del “internacionalismo”
se aliaron con los Cubanos y dejaron que hasta estuviesen con ellos adiestrándolos,
dándoles armas, dinero y hasta transporte.
Una mañana el país despertó del
letargo, un milico se alzó, dispararon, se mataron entre si, en el camino se
llevaron a bastantes pero de allí surgió una estrella mediática, impulsada por
muchos de los que ahora adversan la cosa ideológica que implantó ese y su coro
de bandidos. Años después ganó la elección, creo que la única limpia, sin embargo
se entronizaron en el poder, el tipo se murió de manera trágica (con eso del cáncer
no hay sátira posible) dejando a otro designado a dedo, lo que levantó no pocas
sospechas pues que yo sepa, la constitución de mi país, cuando menos la que yo
conozco, no incluye eso de presidente encargado, cuando no mientras el de
verdad está muerto.
En fin, el asunto es que quienes
están tras toda la vagabundería son los milicos, apoyando la traición
continuada de que los Cubanos nos gobiernen, les den ordenes y de paso son tan
jalabolas que dicen en público, “Mi comandante Fidel Castro”, después se
molestan cuando uno se los dice. Ellos que se suponen son la garantía de la constitución
se han hecho los locos con lo del fraude electoral, con los cubanos, la
guerrilla y sus ministros padrinos, por si no lo saben aquí hay ministros,
gobernadores y hasta militares de alto y mediano rango haciendo sus
barrabasadas con la guerrilla y los otros “movimientos libertarios” tanto del
continente como del extranjero, eso es un secreto a voces en mi país.
Dejando de un lado el asunto
histórico y lo nefasto de los tipejos de uniforme, digamos solamente que me da
grima el solo pensar que hay tipos que no piensan, ellos solo ejecutan lo que
se les ordena, así sea matar por un asunto político, marital, por que el general
se levantó con el pie izquierdo, por lo que sea y al final ellos nunca son
culpables de nada, ellos solo ejecutaban órdenes superiores y eso los salva de
todo mal.
No puedo pensar que sean un mal
necesario, digamos que me equivoco y cualquier paja nacionalista de la defensa
de la patria sea una razón valedera, pero los perros rabiosos o muy peligrosos
se encierran, no se dejan sueltos ni se les dan las llaves de la casa, en el
caso de mi país no solo son los amos del patio, además gerencian o por lo menos
hacen la pantomima, dirigen las policías, son ministros de otras vainas,
gobernadores y hasta vendedores de los llamados mercados populares, en fin
están en todos los aspectos de la vida nacional, atornillados por un poder que
le conviene su presencia, lo peor es ver a los civiles serviles jalándoles bola
a todos esos tipos, aunque sean ya retirados los tratan de “mi general”, “mi coronel”,
“mi comandante” como si su intelecto fuese la gran vaina. Entre esos civiles
los hay de otras especies, como esos que se disfrazan de milicos, hablan en su
jerga y hasta parecen tener un orgasmo cada vez que les toca hablarle a alguno.
Los militares han sido la plaga
más grande de nuestro país, hasta que no desaparezca del inconsciente colectivo
la imagen del gendarme necesario, del héroe nacional, recuperemos los reales héroes
civiles, vale también hubo militares valiosos alguna vez pero de los civiles
nadie se acuerda y estos que ahora están en todos lados los están anulando para
crear la matriz de que solo con ellos Venezuela puede llegar a alguna parte y
mientras así sea, el único lugar al que vamos es ese adonde nadie quiere ir,
otra África, otra Cuba, otra miseria orquestada por razones políticas mientras
ellos se solazan en su riqueza súbita e inmerecida, solo por ser cómplices y
ejecutores de las barbaridades de la clase política.
José Ramón Briceño Diwan, 2013
@jbdiwancomeback
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