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martes, mayo 07, 2013

La indignación también hace cola en el super




Ayer fui espectador de un asunto si no insólito cuando menos interesante, mientras hacía cola en la caja del supermercado para pagar mis compras, tres cajas más allá una señora ha comenzado a gritar indignada por la escases, de más está decir que en dicho establecimiento no había pollo, harina de maíz precocida, harina de trigo, aceite vegetal comestible, margarina, mantequilla, café,  queso, carne, jabón de tocador, pasta dental, afeitadoras desechables y algunos otros rubros que se escapan de mi memoria, el asunto es que la señora que gritaba muy molesta comenzó a levantar roncha, muchos nos pusimos de su lado, algunos otros dándoselas de graciosos la mandaron a callar, lo interesante es que esos se escondían. Como si fuese una gracia hacerlo, pero los compradores, en su mayoría estaban de acuerdo, hubo un cliente que se le acercó a la dama y le dijo que dejase el peo que ya la escases había terminado, coño el hombre ha de ser un funcionario defendiendo su gestión, ante tanto desabastecimiento defender su fantasía de que no hace falta nada en los anaqueles.

Solo hay que darse una vuelta por varios establecimientos para darse cuenta de lo vacíos que están los anaqueles, los dueños de los supermercados hacen malabares para que no se note pues meten en los espacios otros rubros que bien o no se venden mucho  o no son de primera necesidad, simplemente los llenan para no quedar tan mal ante el público que los visita y seguramente ante el estado que los fiscaliza.
Ayer precisamente fui a varios supermercados, en el primero uno de esos llamados hipermercados que son inmensos y que uno por su tamaño y aparente lujo piensa que tiene de todo, estaba igual que los pequeños pero con la particularidad que estaba hasta el tope de gente comprando harina de maíz precocida, era una locura ver a tantísima gente comprando ese producto que si bien es necesario por este asunto de la costumbre alimentaria del Venezolano , parecía más bien otra cosa casi que maravillosa por el estrés de los compradores, cada uno llevaba diez kilos en sus manos, seguramente así resolvían los próximos meses de desayunos y cenas sin tener que andar de detective dando vueltas por todos lados para encontrar el producto, quizás muchos de los compradores tenían negocios de comida y por tanto necesitaban de su materia prima para trabajar, no sé, pero lo que vi fue casi insultante, eso de hacer colas kilométricas para comprar una vaina que antes la comprabas en cada bodega sin mayor problema, pero que ahora por obra y gracia de los máximos inútiles de nuestra historia está casi desaparecido.

El asunto es que en ese establecimiento tampoco había nada de lo que nombré al principio de este texto, estaban vacíos de eso, la verdad muy llenos de mil cosas pero al final lo indispensable no lo había.
Volviendo a la señora que protestaba en su cola. Quizás hasta deje de sorprender que estuviese molesta, todos lo estamos, lo que maravilla es a pérdida del miedo, ese decir en público que estamos hechos una mierda pues si escasease algo que no es tradicional, vale, la cosa de las divisas, pero coño la escases está llegando a todas partes y en todos los rubros, claro también el asunto de las compras nerviosas puede que ayude pero quien no va a comprar por lotes cuando lo más normal es que nunca haya nada en ningún lado, las compras nerviosas desapereceran cuando desaparezca también el desabastecimiento.

Ya existía en tiempos del difunto, pero ahora está peor, cuando menos aquellos se esforzaban en que no se vieran las costuras pero estos están empeñados en que hasta la máquina de coser se dañe y después, cuando ya es evidente el exceso de torpeza voltean la mirada y culpan al primero que se les ocurra, desde Obama hasta Santos podrían ser los culpables de este desabastecimiento, claro, la costumbre de la izquierda de esconderse tras el otro para ellos jamás cargar con la culpa de sus inutilidad.
En medio del conato de trifulca la verdad me puso nervioso el asunto, pues la gente de seguridad se apostó cerca de la señora intentando calmarla y seguramente no faltarían espontáneos al momento de intentar detenerla, pero les aseguro lectores que hasta yo pudiere ir preso pues la verdad si alguien tocaba a la dama se iba a tener que medir conmigo y con unos cuantos que estábamos en la cola, solidarios con el sentir de esa mujer, al final no pasó nada, el espontaneo que decía que la escases era un invento, se tuvo que callar cuando la señora ya muy molesta lo amenazó con el paraguas y el resto de la concurrencia amenazó al tipo con la mirada, el hombre sonrió como intentando hacer que la señora pareciese una loca gritona, pero desde la anonimia de la cola igual surgieron gritos en contra del defensor de la revolución y hasta yo le dije algo, cuidándome que me viera la cara y el tamaño, quizás con un poco de provocación, ya se, estuvo mal hecho, pero seamos sinceros en que provoca darle unos trancazos a esos tipos, también sé que la violencia solo engendra más violencia y que mi sueldo de profesor no me permitiría un abogado.

Pero hay algunos gustos que uno tiene que darse, así en eso se le vaya a uno la vida, no puede ser que sigamos aguevoneados con el cuento aquel de que nosotros (la oposición) por estar del lado de las leyes somos unos pusilánimes frente a los todopoderosos oficialistas, no me jodan, todos tenemos la misma cantidad de brazos y piernas, aunque sea un diente me traigo de recuerdo pero nunca más me dejaré amedrentar por ningún chavista.

Ojalá todos en este país pudiésemos viajar y mirar in situ cuando las cosas funcionan, no hablo del imperio malvado, vayan a México, Argentina, Chile, Urugay, Colombia o Panamá, miren como las cosas funcionan y papá estado también sirve y no jode de más, para que su fantasía pendeja de marx , el che, su comandante Fidel y tanta pendejada de la izquierda que se pensaba muerta pero que ahora renace con nuevos bríos pero de destrucción  y torpeza, se acabe de una vez, dejen el egoísmo y se convenzan que su ideología es más adeca que aquellos que odian, no habrá mañana si seguimos por este camino y al final quienes pagaran el lio son nuestros hijos pues para ellos no quedará nada y por cierto esa guerra con la que ustedes sueñan nunca se parece a la de las películas, allí nadie se levanta después de una ráfaga de balas para actuar otras escenas, en la realidad las balas matan y no distingen entre buenos y malos, aunque por ahora los peores son los oficialistas.
José Ramón Briceño,2013
@jbdiwancomeback

2 comentarios:

Anónimo dijo...

También da indignación la actitud pendeja de algunos que, viendo los anaqueles vacíos, defienden al gobierno y dicen que la razón de la escasez es el acaparamiento. Si así fuese, eso es confesión de ineptitud del Estado pues éste sería incapaz de frenar hasta ese delito. Y, además, hay que considerar que el Estado a través de una superintendencia controla los inventarios de las empresas que trabajan con alimentos. En todo caso habría que hablar de corrupción en los organismos correspondientes.

Opiniones desde esta esquina dijo...

Por ahí va el asunto, pongamos que más que corrupción lo que sucede es que son unos inutiles