Hace un tiempo, creo que el año pasado, en una protesta, una
señora mayor abordó a un alto funcionario y le gritó que era un ladrón, por
supuesto el video rodó por todas partes en cuestión de minutos, esa misma noche
armaron un programa especial en el principal canal televisivo del gobierno para
demostrar entre serios y burlones el por qué la señora estaba “confundida”, ese funcionario o
manejaba dinero ni podía ser ladrón, con argumentos serios en principio y luego
en abierta falta de respeto para con esa señora anónima que le increpo tal cosa
al funcionario.
La verdad no recuerdo cual funcionario era ese pero tengo
casi que la certeza de que era uno de estos súper ministros reciclados una y
otra vez desde hace años, de esos que estudiaron publicidad y terminan como
ministro de fomento o una vaina por el estilo. El asunto es que me llamó la
atención eso de que la señora en vez de acusarlo de cosas tan evidentes como su
inutilidad en alguno de los temas de importancia simplemente lo acusó de
ladrón, eso me hizo recordar a mi abuela quien siempre tildo de ladrón a
cualquiera de los altos funcionarios del gobierno, no por que supiese muy bien
ese asunto de la economía y sus trampas, es que para ella ser acusado de ladrón
era la cosa más terrible que humano alguno pudiere ser, ser ladrón era para ella y su generación , en
la categoría de la bajeza humana, el escalafón más bajo al que se podía llegar,
de paso, englobaba todos los otros crímenes posibles pues decía que si te
atreves a robar eres capaz de cualquier vaina.
Uno se da cuenta que envejece cuando comienza a conversar
con la gente mayor de 60 años como si de un pana más se tratase, sin mirar esa
distancia de vida y la subordinación aprendida desde pequeño, cuando esa misma
abuela de la que hablo me “obligaba” so pena de castigo y con la mirada
fulminante de las madres de antaño, esa que decía que si no me comportaba
frente a las visitas luego lo que me tocaba era correa y no para sostenerme los
pantalones, la gente mayor se respeta carajo, uno con tal de evitar el castigo
se hacía un amasijo de buenas maneras y se zafaba del incordio de tratar con
viejos, pero ahora, entre mis canas y mi calva pues ya hasta tengo amigos
mayores de 60 años con quienes comparto trago y conversa. Estos panas me
cuentan que antaño lo peor que te podía pasar era que te acusasen de ladrón y
si tenían pruebas peor aún, en ese momento pasabas a ser una suerte de paria político
pues la opinión pública te segregaba y como la política vive de ella, los
mismos partidos te mandaban a paseo el suficiente tiempo para que desaparecieras
de la mirada del electorado, así perdías la oportunidad de seguir haciendo
gobierno y de paso si no había cárcel cuando menos te condenaban al ostracismo
o al destierro.
Había cierta estatura moral desde los partidos hasta el
electorado, sin embargo en estos últimos años se ha desarrollado una nueva
manera de hacer política que yo he dado en llamar muy criollamente “caretablismo
revolucionario” , esta no es más que la impermeabilidad en contra de las
acusaciones de robo o de malversación a menos que seas opositor donde te cae
todo el peso de la ley, a pesar de que la acusación no sea de robo sino más bien
del desvió de fondos para pagar nomina como al parecer le sucedió a Henrique
Capriles alguna vez.
En cambio dentro del oficialismo se protegen entre sí, por
ejemplo, voy a hablar de dos gobernadores de mi estado, uno antaño era enemigo
del difunto, cuando dejó la gobernación el nuevo gobernador emprendió una
campaña por sus evidentes desfalcos a las arcas públicas, con allanamientos, expropiaciones
y demás, de hecho el hombre hasta emigró a otro país antes que lo pusieran
preso, pero, sorpresa el tipo volvió y hasta hizo campaña para el gobierno y el
gobernador que una vez lo persiguió se retrató con el como si fuesen amigos de
toda la vida, el descaro personificado pues.
Ese mismo gobernador que recién salió, quebró dos veces uno
de los bancos del estado cuando fue su presidente, de paso se comió los fondos
que dos veces anunciaron para indemnizar a los residentes de las urbanizaciones
del sur de Maracay, las que están signadas por la inundación de un lago de Valencia
siempre en crecimiento, se enriqueció a ojos vistas y sin ninguna modestia, con
quintas en zonas donde el metro cuadrado cuesta casi que lo mismo que el gran
premio de la lotería, sin embargo ahora tiene otro “premio” a su lealtad
revolucionaria hoy es el flamante presidente del banco del Alba, imagino que
allí se le hará más sencillo sacar su plata en moneda dura antes que sus panas
del gobierno terminen de devaluar más.
Ejemplos como esos sobran en nuestro país, ponernos a detallar
nos ocuparía muchas páginas y esos libros algún día serán escritos, publicados
y distribuidos en masa para que nadie olvide los desbarajustes que nos llevaron
al subsuelo del subdesarrollo en 14 años, casi que , este
desparpajo de argumentos y justificaciones tiene visos del cuento de las mil y
una noches, sin embargo si las fiscalías metiesen lupa y auditorias en las
instancias de los ministerios y sus empresas, seguramente tocaría expropiar algún
rascacielos para poder meter a tanta gente presa pues los desfalcos rozan lo
grotesco.
Bueno, a la vista de todos los hechos de los últimos años,
no queda más que rendirse ante la sabiduría de los ancianos e intentar absorber
algo de ella, mi abuela no estaba tan equivocada después de todo, realmente si
te atreves a robar te atreves a cualquier vaina, hasta robarte una elecciones
con tal de proteger el estatus que te has forjado, unos lo ven como que ha
trabajado mucho, yo lo veo de otra manera, el trabajo por sobre todas las cosas
ha de ser honesto, allí la viveza criolla que tan mal habla de nosotros como
pueblo debería desaparecer, es tan normal que los altos empleados sean
corruptos que ya hasta niveles existen, por ejemplo si te dan un ministerio , mínimo
tienes que registrar una empresa, a nombre de algún testaferro clareo, que les
venda desde el papel higiénico, los artículos de oficina, las computadoras y
los equipos de limpieza, si el ministerio tiene fondos y toca manejar otras
coas pues esas empresas de los testaferros seguramente son las que lograran el
contrato, de paso y para eliminar posibilidad de chantaje o filtrar
información, los administradores, contadores y hasta los contralores son panas
y se les da una buena comisión que deberá ser depositada en una cuenta a nombre
del personaje como para que no halla pataleo a ese respecto, eres tan cómplice como el que más y toca quedarse callado.
Eso es tan normal que nadie ni arruga la nariz, simplemente
justifican que por ser cargo político tú no sabes cuándo te botan, por tanto
toca hacer el plan de retiro por si las moscas, eso aquí y en la Conchinchina es
corrupción lo demás es paja. Pero mientras estemos gobernados por esos tipos no
creo que superemos el tal atraso pues a ellos les conviene un pueblo ignorante
que se cale sus arbitrariedades, justifique los desfalcos y acepte por única explicación
las historias de iguanas come cables, las trampas de la derecha malvada y el odio revolucionario contra la oposición
como condición para la militancia.
Deberíamos escuchar a nuestros mayores, quizás así volvamos
a ser un país donde ser ladrón es lo peor y volver a la honestidad como
condición de vida, en vez de este caretablismo revolucionario que nos lleva de
frente al escarnio internacional sin hablar de la nada que aporta al ejercicio
de ciudadanía que todos deberíamos impulsar y practicar.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback
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