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martes, abril 16, 2013

Cacerolazo




Uno como ciudadano de un país siempre termina por tomar posición política, pública o privadamente, pero la toma. En el caso específico de Venezuela no hay escapatoria pues la realidad te toma por los hombros y te obliga a hacer elección entre bandos, acá no es asunto de moda, es de supervivencia.

Sería interesante ver a los señores que dicen haber ganado pasando la noche en cualquier hospital público, ojo, sin escoltas ni policías, una noche de viernes (para hacerla más intensa) de quincena por ejemplo o intentar hacer un mercado con dos sueldos básicos para no ponerme extremista y así hacerlos creer que van a poder comprar algunas exquisiteces como jamón de ese sin casi grasas para el colesterol o el wisky 18 años para la tensión y la alegría. Que se monten en un bus cualquiera de ruta intraurbana pero varias veces a ver si reconocen el gusto por la adrenalina cuando un malandro, perdón ciudadano, les arranque el celular o les amenace con apuñalarlos si no entregan “por las buenas” lo que tengan encima incluyendo anillos de bodas o de graduación (los que se graduaron de algo claro) hagan su colita en el Mercal del barrio y compren su pollito o su pedacito de cogote de res que al final es lo que se vende. Después que “vivan” como los ciudadanos de a pie me dicen si el cacerolazo y la protesta no tienen sentido.

Anoche, mientras el país retumbaba con los golpes a las cacerolas, me sorprendieron varias cosas, la primera, en las zonas populares del país igual sonaron las cacerolas, esos espacios siempre fueron oficialistas pero anoche la ira se reventó por ahí, los más fanáticos del gobierno sacaron sus equipos de sonido, de esos que suenen durísimo y pusieron a todo volumen himnos y arengas chavistas, sin embargo a los vecinos poco les importó, yo fui testigo pues vivo en una zona popular y mi barrio pues retumbó por una hora, no había más sonido que la guerra entre los oficialistas (los menos) con su parafernalia militarista pues mucho de lo que sonaron fueron marchas militares y los opositores con pitos , fuegos artificiales, ollas y los que fiera haciendo todo el ruido posible para que su indignación se convirtiese en decibeles.

No todo fue bonito claro, hubo enfrentamientos en algunas partes, resulta que los  oficialistas tienen grupos de choque, motorizados que al parecer son de la peor ralea andan por ahí en manadas amedrentando a los que protestan y en algunas ocasiones hasta las balas sonaron, pero la gente firme, los mando a paseo aun sin la intervención de una policía extrañamente pasiva, lo que hace sospechar de una alianza entre unos y otros por razones políticas. Otra sorpresa la dieron las redes sociales que reportaron, grabaron y difundieron todo el evento.

Los oficialistas no dejaron de hacer presencia con sus razonamientos, lo “gracioso” es que hablan de paz, armonía, unión y concordia entre los venezolanos pero sintieron como un aguijón en el costado lo de las cacerolas, una amiga muy afecta al oficialismo pero con quien nunca he tenido discusiones políticas por un asunto de amistad, se incomodó conmigo cuando dije que los chavistas estaban muy cursis, pues leí estados en Facebook como “el odio resuena en las ollas”, “me irrespetan mi voto” y hasta “mata un escuálido y vive un día Pepsi”, al que puso eso ultimo lo insulte y lo borre de mis contactos de una vez, esos son unos imbéciles que no merecen tan siquiera ser nombrados. Nombré esos casos para poder hacer referencia a esta extraña percepción de la realidad por parte de los oficialistas y nosotros, los opositores, pasamos el mismo trabajo, tenemos las mismas necesidades, pero resulta que su sentido de “lealtad” o de lo que sea los ciega.

Entiendo que se sientan vulnerados en su “victoria” pero si fuesen sensatos apoyarían la idea de un reconteo, acta por acta pues las papeletas las votaron ya, por un acto electoral tan plagado de incongruencias, que dejó muertos y heridos, donde los mismos oficialistas sabotearon los actos de escrutinio, se robaron los comprobantes de voto, reventaron urnas, de paso hasta el Internet cortaron por cinco minutos con la estúpida excusa de un hacker, eso y otros eventos que no vale recordar son más que suficientes para solicitar una revisión profunda de todo ese proceso cuando no repetirlo, porque no, cual es el miedo si al final los organismos “independientes” del estado están sometidos a la bota de los Cubanos, que peor insulto a la soberanía que esa sumisión al estado de los viejos mandamases.

Por cierto se de muy buena fuente que en un centro de votación un grupo oficialista entonando el himno de cuba fue a sabotear un acto de auditoria ciudadana, esos son unos reales traidores a la patria, TODOS esos que se someten a una fuerza extranjera son traidores, no tiene otra acepción pues cualquier otro adjetivo de los que se me ocurren son demasiado ofensivos y toca recordar amigos y familia que militan allí.

Veremos qué pasa, aunque estoy casi seguro que no pasará nada, aquí en mi país hay muchísimo sometido a los dicterios del poder por muy locos que estos sean, los organismos del estado son poco menos que receptorías de órdenes de Miraflores, no es casual que los más altos y medianos cargos estén cubiertos por gente de “confianza” del régimen así estos no tengan la preparación académica mínima igual les dan los cargos, cuando tienes el chance de tu vida, poder, plata , chapa, fondos públicos para engordar cuentas personales y de paso nadie tiene que enterarse que tus grandes méritos están relacionados con la costumbre de ser rastrero o de tu rapidez con el gatillo pues  les toca obedecer ciegamente como los perritos para alargar un poco más la ganga de vivir el sueño de ser grande sin haber trabajado honradamente para ello.
La verdad ya ni quiero expresar mis deseos, solo quisiera que esta pesadilla pase y mi país vaya hacia adelante, que los venezolanos volvamos a creer y que por favor, la cosa política deje de importar tanto.
José Ramón Briceño 2013
@jbdiwancomeback




  

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