Hoy día tengo cuarenta años, es decir, viví el “Caracazo” o
mejor dicho el coletazo de este acá en Maracay, de hecho, hoy día conozco gente
que de alguna manera hizo protagonismo en esos días de calle y plomo, recuerdo
que salimos del liceo o nos sacaron los políticos de la época, secuestraron un autobús
inmenso que tenía en servicio la gobernación del estado y cogimos la calle, yo
la verdad no sabía ni me interesaba lo que pasaba, simplemente salí como
alucinado por la novedad, algunos compañeros gritaban , otros golpeaban también
las ventanas del vehículo y los menos, como yo, íbamos callados viendo lo que
pasaba alrededor.
El centro de la ciudad era un hervidero de gente, de repente
alguien impulsó al saqueo y comenzaron a volar piedras y palos contra las
vitrinas que salían al paso, los negocios que no se apresuraron a cerrar sus
puertas fueron abordados y saqueados, unos por necedad pues no creo que una
tienda de regalos de bodas sea idónea para ser saqueada como “respuesta del
proletariado ante el abuso de la burguesía”, paja, era un acto de barbarie de
unos muchachos emocionados por hacer lo que les dio la gana, cuando menos yo no
vi nada de pobladas saqueando supermercados por hambre, solo muchachos
comandados por lo que hoy día sé que fue la izquierda oportunista, resentida y
aprovechada, en una coyuntura complicada.
Era el año 89, la primera vez que se vivió la guerra de
cerca, mucho tiempo después entre tragos y conversa alguien me confesaba que en
el campus de la UCV entrenaban las brigadas de choque de una supuesta guerrilla
comandada en ese tiempo por los partidos de izquierda, tenían armas y
municiones para irse a las calles además de la orden de hacer agitación política
en las calles de las ciudades y pueblos, nunca fue un movimiento espontaneo
como lo quieren hacer ver desde la palestra oficialista. Imagino que fue una
suerte de laboratorio de agitación para lo que a los pocos años sucedería, las
intentonas de golpe de estado.
Fueron unos tiempos extraños, después de esas horas de
saqueo y toque de queda, colas para comprar, paralización económica además de
miedo, de panfletos tirados desde aviones, a los pocos años amanecemos de
golpe, yo salí a buscarme la vida y me encontré con una ciudad que todavía no sabía
nada, con poco transporte público y gente que se preguntaba que pasaba pues ni
los noticieros decían nada, no habían redes sociales ni el internet era tan común
como en estos días, había un golpe de estado, otra vez el plomo y la locura,
los izquierdosos se aprovecharon del asunto, los militares se mataron entre sí,
los soldados fueron la carne de cañón como siempre , perdieron igualmente como
era su costumbre, ahí arranco el camino que hoy día tiene catorce años jodiendonos
la vida.
En esos años por primera vez el congreso nacional obliga a
un presidente a renunciar, por doscientos cincuenta mil dólares, una cifra astronómica
que se dilapido en alguna vaina y por supuesto el presidente de turno tuvo que
pagar con el cargo, en estos años esa cifra es ridícula, el gobierno y sus
corifeos se han malgastado más de mil veces esa cifra y parece no dolerle a
nadie, ahora son millones de dólares perdidos y ni el gobierno ni la Asamblea
Nacional (antiguo congreso) dicen nada es una locura. Los muertos de las
intentonas de golpe pues han desaparecido de la memoria del estado, los crímenes
si son realizados por militantes son omitidos y silenciados. Ahora hasta
existen unas bandas armadas llamadas “colectivos” que se lucen en público y
NADIE hace nada, los llamados a mantener las leyes los ignoran y seguramente
por orden superior les prestan apoyo.
Estamos arrancando febrero, mes de esas celebraciones que se
presumen de revolucionarias, de propaganda hasta en la sopa, seguro harán misas
al mayoreo para rezar por la salud del supremo. Pero los presos políticos seguirán
entre las rejas, omitirán en sus discursos que a pesar de la sangre que los
mancha ahora son señores de traje y corbata con cargo oficial y la muy preciada
chapa que los protege de todo mal, ni de vaina dicen que andan sueltos por un
indulto presidencial, que son culpables de la muerte de no sé cuántos soldados
y gente de a pie, que su laboratorio de ensayo fue en el fulano caracazo, que
Cuba a la que ahora idolatran y hasta consultan nos invadió con su guerrilla en
el pasado cercano y no con libros ni cultura, si no con balas y su locura
comunistoide.
Quiero creer que todas esas muertes no serán olvidadas y que
los militares no son los seres rastreros que parecen, ni los políticos son los
payasos comprados a punta de dólares que aparentan ser. Ojalá nuestra oposición
entienda que estamos ante una ola de fanatismo controlado y asesorado por
quienes saben de represiones y mentiras, los Cubanos son herederos directos de
las tácticas rusas y sus satélites de la
antigua unión soviética, después de haberse abierto de piernas el gobierno hace
todo lo que ellos les “sugieren” y de paso los pendejos de abajo, las bases
piensan en una vaina nacionalista y anti imperialista, cuando la verdad es que
chinos, cubanos, árabes y rusos nos están invadiendo, llevándose la plata, el petróleo,
los recursos naturales mientras los funcionarios se forran de coimas y
comisiones por los favores otorgados, los pobres son más pobres, no hay ni lo
básico en los supermercados mientras las cuentas en el exterior de ,los
implicados engordan a pasos agigantados.
En el medio pues los pendejos como nosotros jodidos,
asustados y preocupados, seguimos a merced del poder y del hampa que al parecer
son la misma cosa.
José Ramón Briceño. 2013
@jbdiwancomeback
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