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miércoles, febrero 13, 2013

Desde mi celda


Crónicas desde mi celda

Anoche veía un documental de los años noventa “Bowling for Columbine”, este hablaba de la violencia extrema que se vive en estados unidos , adonde, al parecer comprar un arma es muy sencillo y por alguna razón son mucho más violentos que en cualquier otra parte del mundo, a pesar de que su crisis económica es de otro tenor que el nuestro, tienen una economía muchísimo más fuerte que otros países, nada más el hecho de que su moneda sea el referente económico de gran parte de las naciones del mundo nos da una idea de que tan bien puede estar su economía, muy alejada de nuestra realidad por cierto.
Lo que me obligó a revisar las cifras de violencia, para los años 2006 y 2007 ese país tuvo cerca de 25.000 muertes por asesinato en su territorio, en una nación de más de 300 millones de habitantes, siendo una barbaridad si la comparamos con los catorce mil de Venezuela en el año 2012, que es un país de apenas cuarenta millones, la cosa asusta, si los norteamericanos están locos los venezolanos vivimos en el infierno mismo.
No es posible que siendo una nación cuya población equivalga al diez por ciento de la del gigante del norte, tengamos un poco menos de la mitad de los muertos que un país diez veces más poblado y con el agravante de que allá es más fácil conseguir armas de manera legal, algo pasa en el mundo, si lo contratamos con el Canadá la cosa se pone peor, resulta que la cifra de homicidios por arma de fuego en ese país durante el año 2011 fue de 598, no, no le faltan ceros a la cifra, solo esos se murieron en ese país por arma de fuego, contra toda lógica pues si pueden comprar armas igual que los vecinos, de paso legalizaron el uso y consumo de algunas drogas, tienen un país cuya diversidad étnica sorprenden con megalópolis tan grandes como la de cualquier parte en el mundo, escapa de nuestra lógica que la gente no cierre sus puertas y en algunas ciudades no exista violencia por arma de fuego.
En nuestro país somos presos de nuestra calle, es decir, todos para medio vivir tenemos que estar perennemente encerrados entre rejas, y cuando salimos porque no hay otra opción andamos como en un campo de guerra donde todos son enemigos hasta que demuestren lo contrario, la policía parece tan delincuente como el malandro,. Entonces toca pensar, ¿será el frio de otras latitudes lo que restringe el frenesí de violencia a diferencia de Venezuela?,  ¿la televisión o los juegos estimulan la violencia?, esa ultima pregunta me la hago desde hace un rato pero la verdad las películas ahora son menos violentas o cuando menos no se van tanto, cuando era niño lo normal era ver películas donde un vaquero mataba cientos de indios para salvar a su damisela, pero nadie  quemaba ni violaba bebes para ritos satánicos, o ejecutaba a cientos cada día, de bolas no habían celulares inteligentes, ni piedra que fumar, la otra es que la lucha contra las drogas no existía y con ella, cuando arribó también lo hicieron los carteles y el poder económico, no sé no soy sociólogo, pero igual vivo escandalizado con esto de la violencia y el susto diario.
Solo escribo para drenar mi impotencia sobre este tema, que no tiene color político (en apariencia al menos), aunque sospechosamente las cárceles se han vuelto centros de poder amparados y protegidos por sus custodios, lo que deja mucho que decir.
Ojalá todo pase o me salga una visa para irme al extranjero con mi hija y mi gato, donde podamos vivir en paz sin el sobresalto de todas las formas de violencia que nos encierra a ver el mundo desde una reja, purgando un crimen que no cometimos pero que allá en la calle siempre habrá alguien con ganas de cometer, el problema es que las victimas siempre somos nosotros a pesar de que vivimos como victimarios, encerrados.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback

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