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lunes, enero 23, 2017

En busca de un mundo perfecto (capitulo 11)

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Años después, antes de mi primer matrimonio, vivía en casa con mi abuela, pues la estrechez de un sueldo pírrico no permitía darme ciertos lujos como ese de vivir solo, era una casa muy grande, realmente fea, pero como me sentía muy cómodo la verdad nunca quise irme, los amigos y familiares que venían de visita alguna vez se negaban en redondo a dormir allá, decían oír pasos, sillas que se movían y en una ocasión mi abuela tomó por asalto mi habitación pues decía haber visto a una mujer rubia con una vela tras de mí, ella naturalmente pensó que alguna “amiga” se había quedado a dormir sin permiso, cuando constató que no era así, me bendijo y se fue a dormir, la cosa se puso más rara cuando tuve un perro, se llamaba David, era el niño de la casa, cuando aún era cachorro ladraba con furia hacia una esquina vacía.
 Algunas noches alguien pateaba la lavadora con inusitada fuerza, más si en la casa no había nadie más que mi abuela y yo, otras veces se oía un llanto en la habitación de mi abuela, una de esas veces corría yo hacia su cuarto para ver si estaba accidentada, escuché el llanto y me moví rápido, no sería la primera vez que mi vieja se accidentaba, cuando entré a la habitación la encontré sonreída, leía el periódico, solo apartó el papel de su cara,  y dijo, ¿te das cuenta que no estoy loca?, me fui a dormir.
La verdad después que mi abuela por razones de salud se fue de esa casa,  me quedé un tiempo más allí,  era perfecto, no pagaba renta, tenía calma para estudiar y no había nadie más que interrumpiese mis pensamientos, siempre me ha gustado la soledad, no se vivir acompañado por mucho rato, la noche antes de mudarme definitivamente, me iba para la capital, a una habitación que era lo único que podía pagar con el sueldo de profesor asistente, tomé muchas fotos de mi casa para llevármelas de recuerdo, al mirarlas en mi computadora casi me da un infarto, flotando en medio de un closet, una mancha gris, amorfa, fea en su definición e inexistente a mis ojos, hoy creo que es algo que agradezco haber perdido, esa foto no la quería ver nunca más.
Amigo Ramiro, como te habrás dado cuenta con la conversa, tengo alguna experiencia en eso que llaman paranormal, hay muchos más eventos pero narrarlos todos se te va a hacer incómodo, incluso en el apartamento donde ahora vivo, realmente un anexo han pasado eventos extraños, sin embargo ya ni caso les hago.
Me cuentas que tu padre te patrocina este sabático, el mío me lo pago yo, aunque pedí un crédito al banco, te confieso que lo hice para despistar a las arpías que tengo por ex mujeres, si se enteran que tengo cuenta en un banco de Panamá, tarjeta de crédito en dólares y un flujo constante de efectivo gracias a mis textos académicos,  terminan de quitarme hasta el aire,  prefiero pagar algunos intereses allá en mi país, que aguantarme el incordio de confesar que viajo con cierta comodidad, eso sí, a mis hijos no les falta nada y he comprado una póliza de seguro en euros por si la muerte me sorprende en cualquier parte, como suele hacerle a todo el mundo.
  Caramba ,  dice Ramiro, no sé qué pensar, me debato entre opinar que estás loco de bola, andas en drogas o eres sincero hasta ofender, sin embargo me voy por la última opción, la verdad no creo que alguien con tanto título, con formación científica, ande por ahí diciendo disparates por el gusto de figurar, según entiendo no le entras mucho a los digital, de otra ya tuvieras millones de seguidores en tuiter , estampa de santón multiétnico, modales equívocos de señora y programa matutino para la suerte, no eres famoso más que por el escándalo de orinar a su eminencia, el arzobispo de Caracas, cosa que no te adorna en lo más mínimo por cierto.
 Creo ver por donde va tu idea, cual ha sido el génesis de tu teoría, aunque no lo había pensado nunca de esa manera, he podido haber tenido algunas experiencias pero en comparación con las tuyas, no es nada, quizás esa vez que mis primos, allá en las minas, contrataron un Chamán, él no sabía quién era yo, nos reunió en el jardín de la casa de los primos, hizo unos cantos rituales y nos dio una bebida amarga, muy mala, dormía la lengua y quemaba la garganta, después puso una música exótica, cerré los ojos y comencé a tener unas visiones, muy agradables por cierto, la grabación me muestra hablando con alguien, según el Chamán era mi guía espiritual, por cierto me vi por estos lados, eso fue hace un año más o menos, hasta hoy no lo había contado, menos aún pensar que quizás nada fue alucinación, al parecer, pudo ser cierto, que cosa más rara.
Por cierto Hugo, ¿Cuándo te vuelves a Venezuela?, en unos días, contesté. Entonces veámonos mañana si no tienes nada importante que hacer, te voy a presentar unos amigos de acá, quizás te interese saber su postura, seguro te ayudan con tu tesis. Nos vemos a las cuatro –propuse- en la entrada de San Pedro, voy a salir de tour por algunas iglesias, tomaré unas fotos de todo lo que creo me va a ayudar con algunos puntos ciegos de mi investigación y creo estar desocupado a esa hora.
Cuando nos despedíamos, Ramiro preguntó, ¿Qué opinas de la figura del diablo?, si existe un dios ha de existir lo otro, una celada retórica, a lo que contesté.
 Sobre eso hay muchas cosas escritas , la biblia asoma varias de sus historias, sin embargo pareciera que a nadie le interesa mucho la cosa de estudiar ese fenómeno con seriedad, parece que solo existe en la imaginación, me explico, hasta donde sé, la única descripción del infierno la hizo Dante en su “Divina Comedia”, después de eso cuanto cura o evangélico le provoca, se arma una historia diferente, existe toda una mitología alrededor del tema, lo tienen “prohibido”, claro que ha de existir un ser negativo, ahora, que tenga cuernos, una corte de demonios en eterna pelea por esta piedra que llamamos planeta me parece traída de los pelos, sobre todo cuando la historia ha demostrado que la humanidad en conjunto no es la gran cosa, se matan por estupideces, se odian por nimiedades, su mayor triunfo ha sido masificar las maneras de matar.
De paso a los pocos que se pueden sacar, el vulgo y la política los odian con saña, cuando no es que solo los ignoran, prefieren a un “Héroe” de cualquier película de bajo presupuesto, qua a los de verdad, los poetas, los escritores, dramaturgos, pintores, filósofos, se empeñan en hacer que unas tipas sin mayor atributo que estar buenas se vuelvan millonarias con su vacío discurso, prefieren ser un bulto informe de bestialidad en vez de buscar otros caminos, contaminan el ambiente, matan los ríos, en vez de ver lo bonito de estar vivo, matan niños por gusto, en fin todo un cáncer y me van a venir a contar cuentos de camino de que un tal quiere sus almas, no me jodas.
Eso es como el cuento aquel de los nuevos profetas de la televisión, no tienen religión definida, todos son un pastiche místico, leen el futuro en unos papelitos, jamás aciertan muchas predicciones, pero casi todos los siguen con ansiedad, los hacen estrellas mediáticas, son profundamente religiosas las señoras que los adoran, pero tienen artilugios del feng shui, estampitas de un tal vestido de faldita con alas y un gladius (espada romana), el uniforme de los que teóricamente mataron a Jesús y a miles más, pero resulta que son arcángeles, tienen oraciones para ellos, rituales para la prosperidad cuando la religión promueve la pobreza como un valor y vaya usted a saber cuánta superchería más, cada quien le da el color y la forma de su preferencia, la verdad no me sorprende, es más, me agrada pues denota que hay una búsqueda, la multiplicidad de rituales, sincretismo que llaman ahora.
Bueno, mejor dejamos la conversa hasta acá, me queda poco tiempo y hoy quiero dormir temprano para, salir temprano a dar unas vueltas, quiero pasar por la biblioteca local del vaticano a ver con qué cosa interesante  tropiezo para continuar mi investigación y de paso visitar a unos muy buenos amigos que actualmente residen en Colombia, pero que por asuntos de trabajo andan en Roma, casualmente de la misma patota juvenil y uno de los pocos que ha logrado emigrar con cierta holgura. Hasta mañana mi pana.
Al terminar el día y volver al hotel, abrí mi laptop para revisar los correos electrónicos , escribí un rato algunos tópicos que se me ocurrieron mientras conversaba y que me parecen importantes para  la  investigación, otra vez tomé dos pastillas mágicas para no pensar mucho .
Al despertarme, mi primer impulso fue escribir en el blog el absurdo sueño de esa noche.
 José Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback

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