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martes, septiembre 03, 2013

Costumbres de la revolución

Venezuela realmente jamás ha sido un oasis de calma, su historia nos muestra un país bastante proclive a la violencia, sus cien años de guerras, su giro siempre hacia el militarismo, el ansia de sus habitantes por tener poder, además claro de la relativa inercia y resilencia ante este asunto de la violencia gratuita liderada por el hampa, solo que en estos tiempos el hampa también usa uniformes, corbatas, tiene chófer y escolta y hasta se hacen personajes públicos, la verdad eso de la moral no existe en nuestro país,cuando menos ligado a la política o a los organismos de seguridad del estado.

En Venezuela no ha existido una guerra formal desde hace bastantes años, creo ya pasamos del siglo sin guerras, en la ultima mitad del siglo XX todo fueron escaramuzas de cuatro muertos y por tres días, no por eso menos trágicas pero hasta la guerrilla le dio como flojera el asunto o los militares fueron lo suficientemente convincentes para que esos tipos se rindieran cuando menos de manera "oficial", en los últimos años la violencia derivada del hampa ha tenido un repunte bastante alto, ya los muertos del fin de semana no se cuentan por decenas si no por cientos y lo peor (si cabe alguna cosa peor) es que a nadie parece importarle ni sorprenderle.

Ese feo asunto del hampa ha dejado una profunda huella en la psique del Venezolano, ya la gente vive enjaulada, atemorizada y con cierta resignación ante lo que pueda pasar, es tan feo el asunto que el gobierno hace rato prohibió las estadísticas y cualquier comunicación con los medios para que estos escriban noticias sobre los muertos del fin de semana. Lo de la costumbre de vivir en medio de una balacera es palpable cuando muchos andan espantados por las guerras en el extranjero pero les resulta de los más cómodo ignorar los cientos de muertos del fin de semana, asumen la conversa sobre atracados y muertos una historia más, una película de cualquier héroe de celuloide la toman por cierta y de paso existe una epidemia gravisima de ceguera selectiva, los criminales siempre son "otros" nunca nadie tiene la culpa.

Si nos vamos a otros esquemas de pensamiento, los nuevos héroes nacionales son los llamados Pranes, los malvivientes se muestran sin ningún pudor, hacen campañas políticas, hasta son los nuevos intocables. La policía que jamás fue muy santa que digamos está penetrada por el hampa y el narco, los políticos son una suerte de cofradía con tintes de criminal que se escuda tras una pantalla de ideología más falsa que un billete de tres bolívares que por cierto no se esfuerzan en esconder, se asocian con tipos cuya filiación con el hampa organizada es bastante evidente, no se paran en tan siquiera disimular su súbita riqueza, pero hacen una fuerte campaña "contra la corrupción" . 

Si de gobiernos "amigos" hablamos, ninguno tiene el derecho de tirar la primera piedra, todos por cierto son del tipo de gobiernos que espantan toda lógica democrática, pero ellos se han hecho publicidad sintiéndose los más democráticos del mundo, en Venezuela lo que falta es que hagan un nuevo panteón de los muertos de la revolución con estatuas de Fidel, el che, Idi Mín Dadá, Gadafi y si no se hubiesen puesto cursis con el tema Bolivariano hasta ponen una estatua de José Tomás Boves como una suerte de adalid de las revoluciones pues su grito de guerra fue muy parecido a lo que estos bichos sueñan, eso de que muerte a todo aquel que sepa leer y escribir y apropiarse de sus posesiones, ¿suena bastante similar la cosa?.

Al final el cuento de todo es que la violencia y la muerte se han transformado en una cosa tan normal como morirse de viejo, lo moralmente criticable ahora es algo sin mayor importancia, el estudio una utopía que la verdad cada día se parece más a una perdida de tiempo y esfuerzo tal como lo demuestra la fuerza que ha tomado en mi país ese mal invento que han dado en llamar misiones, ahora pues toca reunirse con gente de baja calaña, jalar bastante, ser una suerte de apóstol de la mediocridad revolucionaria, jamás criticar al todo poderoso estado y quizás así tengas la oportunidad de subir en la escala social, de otra pues te condenas a estar en segunda fila y pensando siempre como llegar a fin de mes y cumplir con todas las obligaciones además claro de sobrevivir al hampa que siempre acecha tras la esquina o frente a tu casa. 

José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback





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