Hoy ando de bronca, no es que antes no lo estuviese, sin
embargo lo de hoy es especial, me ha tocado conocer de primera mano y sufrir lo
que es tener una emergencia y sin dinero para respaldarla, me explico, esta
mañana tuve un accidente casero, pendejo como todos los accidentes, me torcí el
tobillo con todo y la carga de dolor que eso significa, por supuesto tocaba
hacer una radiografía y ser visto por un especialista.
Hace años tuve una emergencia similar y en un ambulatorio
cercano me atendieron muy bien, no me cobraron medio y no tocó hacer ningún examen
externo, al final salí de esa emergencia , también muy dolorosa por cierto, era
uno de los llamados cólicos nefríticos, dolorosísimos pero solo necesitan
tratamiento antibiótico para la posible infección por las micro hemorragias
internas de riñón y conductos urinarios, además de calmantes indovenosos para
calmar el dolor, y hasta allí todo, se orina la arenilla, se inyecta calmante y
listo.
Basado en esa experiencia me fui para ese ambulatorio,
llamado Ambulatorio del norte, en la avenida principal de la cooperativa, en
Maracay, la experiencia la verdad fue terrible, la primera impresión fue la de
ver a dos porteros en la entrada de emergencias que me ven cojeando y con cara
de pocos amigos y me preguntan que por qué estaba allí, que iba a hacer en ese
sitio, cuando lo correcto es preguntar en que podía servirme, buscar una silla
de ruedas y tener un poco de amabilidad, carajo, no creo que nadie vaya a una
sala de emergencias a pasarlo bien, luego me quedo sentado en una silla y
escucho que alguien quien por cierto resulta ser el ¿medico? Que me atendió,
solo miró desde su escritorio, por
cierto estaba en medio de la sala de emergencias cuan puesto de vigilante y
estampa también por cierto, de no ser por la bata uno lo confunde fácilmente. Desde
su atalaya de cartón piedra miró mi pie y dictaminó sin tan siquiera tocarlo
que es un esguince, acto seguido me da un papelito lleno de garabatos donde se
supone dice una orden para rayos X y la referencia para un espacialista.
La sorpresa, no hay Rayos X en ese sitio, tampoco especialistas,
menos vendas e insumos para inmovilizar el pie. ¿Entonces?, que carajo hace la
salud pública sin insumos, sin médicos, sin nada, una cascaron vacío con gente
disfrazada o profesional, pero que sin insumos son adornos Kitsch de esa
estructura, que recitan “no hay” tal cual bodegueros de la salud.
Uno que medio trabaja, digo medio porque la verdad es que
casi ni gana suficiente para vivir, con todo y título universitario, no puede
costearse la salud privada sin tener seguro médico, que quedará para los
millones de seres que ni para el pasaje tienen, imagino que la costumbre de mal
vivir los obliga a mendigar, a unos cuantos se los llevará el orgullo de no
mendigar nada a nadie, los otros pues agacharán la cabeza y les toca aceptar lo
que les den, de paso hacer propaganda de las miserias y silencio de las
ausencias.
Mientras hay millones
de dólares sin auditar, perdidos en el laberinto del estado, regalados a los países
“amigos” para paliar sus propias carencias mientras que por estos lados seguimos
pateando en la tristeza, el miedo a el hampa y el terror a enfermarse sin tener
seguro ni dinero pues los hospitales, ambulatorios y similares son más
parecidos a mataderos que a centros de salud.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback
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