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martes, enero 01, 2013

Requiem


Primero de enero, luego de una semana ausente de las redes sociales y por tanto desconectado de todo lo que sucede en el país, sobre todo por el blackout informativo sobre la salud presidencial, puro rumor, los encargados de informar pues lo hacen de manera escueta, huyendo de cualquier mención de gravedad que provoque pensar en la posibilidad de muerte de ese señor al que le dicen comandante (por andar de ánimo luctuoso hoy me voy a ahorrar el cinismo, un poquito claro). La verdad no entiendo tal secreteo, todo ese misterio en torno a la salud de un mortal como todos, que igual lo puede matar un cáncer que una caída en la ducha, como a cualquiera, a pesar del aura de inmortalidad e infalibilidad tan necesaria para que los seguidores lo adoren como a un semidiós, ya que un mortal cualquiera no tiene sentido ser adorado.
La decencia nos enseña a no hacer fiesta del luto ajeno, sin embargo la provocación es muy tentadora, me explico, después de tanto peo, tanto grito, tanta arenga, tanta violencia justificada contra de quienes se le oponen, tanto “gas del bueno”, tanto malandro arropado bajo el evidente manto de la protección gubernamental, armas regaladas con promesas de fidelidad perruna, tanto discurso coprológico ensuciando los oídos de todos, tanta mentira institucionalizada, tanta nada presentada como un avance, la cosa se pone difícil, esta , la de no hacer leña del árbol caído.
Si se muere, ya el daño está hecho, en Miraflores quedan suficientes tigres que le darán la vuelta al asunto para su beneficio, seguro le harán una capilla y hasta nicho en el panteón nacional con llama eterna, guardia de honor y toda la parafernalia de los héroes de la patria y la verdad eso sí sería ofensa para esos hombres de pelo en pecho que se metieron de frente en una guerra de niveles de crueldad difíciles de creer en estos tiempos, con el agravante que la muerte les caía de cualquier modo y por cualquier vaina, lo que hacía temible hasta un rasguño de metralla, amén de los salvajisimos soldados y oficiales de la época. No niego que en caso de deceso presidencial sus corifeos armen alguna demostración pagada de duelo nacional, con llantos, desmayos y discursos ultra cursis, el nacimiento de un nuevo mártir, ok, ojalá no se les vaya la mano con el seguro homenaje póstumo y última morada del hombre.
Realmente, si se muere y resulta no ser otro circo, no me alegraría eso, muy al contrario, me sentiría muy mal, así no era, debería pagar todos los desmanes cometidos durante los catorce años, todas las muertes, todos los dineros perdidos, todos los desempleados, los subempleados, el atraso por razones ideológicas, el fariseísmo político y con el todos los que de alguna manera se aprovecharon de esa coyuntura de impunidad que desde todas partes se ha apropiado de mi país, desde presos con más poder que la policía hasta ministros acusados de narcotráfico y gobernadores multimillonarios con clarísimos tintes de desfalcos al estado, todos esos que jamás fueron acusados de crímenes pero encarcelados por mandato presidencial, la incomodidad del líder es vaina de cuidado y preso el causante pues se acalla el tumulto de gente que pudiere causar que el máximo líder se sienta mal.
Lamento el luto de su familia y su sufrimiento, nunca quise eso para él, quería que tuviese una larguísima vida en algún presidio, claro acompañado por la multitud que lo secundaba. No tiene sentido una muerte por carácter externo, debería ser por la mano del tiempo y el pensamiento continuado sobre la pérdida del poder omnímodo que se le dio en las urnas.
Ciertamente han de existir quienes se han beneficiado por las políticas estatales y es muy justo pensar que sean estos agradecidos para con el gobierno, aunque aún existen muchos a los que no les ha llegado esa ayuda imagino que la sola esperanza es suficiente para impulsar pasiones desbordadas.
Ojalá que su muerte no traiga más anarquía ni más partidización excesiva, no haré fiestas pero mis votos de año nuevo son que la paz sea para todos, que se acaben todos estos líos sin sentido impulsados por la política, que de una vez entremos en el camino del crecimiento económico, que TODOS podamos acceder a lo que queremos sin que nadie más tenga la intención de decidir que lo que queremos no es lo que necesitemos, que en las calles se hable de lo buena que está la economía , que el subempleo desaparezca y que el hampa pues esto de miles de muertos al año por culpa de esos es un sinsentido al que toca atender.
En fin, felicidades a todos y que el luto del poder no ensombrezca aún más este extraño mundo en que me ha tocado nacer y vivir, Venezuela.
José Ramón Briceño, 2012
@jbdiwancomeback

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