Hoy
amanecí con un ataque de dudas, el mundo tiene cosas maravillosas pero también un
largo etcétera de cosas espantosas que son aceptadas como buenas, sin que a
nadie más le llame la atención lo terribles de ciertas acciones, por ejemplo
los religiosos. Mientras mi hija estaba haciendo la primera comunión, yo
sentado tres metros más allá haciéndole fotos y alegrándome por la inocencia de
su felicidad, por un rito que si a ver vamos no es la gran cosa en la vida
diaria, no creo que dios esté exigiendo esa pompa para escucharte, además entre
tanta gente gritando que su religión es la verdadera, uno nunca puede estar muy
seguro de a quién van dirigidas nuestras oraciones.
El
cura, a quien jamás había visto ni escuchado, hablaba sin para las mismas cosas
acostumbradas para la ocasión, todo iba normal hasta que escuché al cura
hablando de comer su carne y beber su sangre, a mí me espantó lo antropofágico del
discurso, casi me levanté a gritarle cuatro cosas en público, remendarle la plana,
no puedo tragarme toda esa perorata de sangre, dolor, clavos y purificación, no
es que me desagrade la figura de Jesús, me molesta que la iglesia pareciera
regodearse con cierta dosis de morbo de la figura del resucitado.
Lo
más sorprendente es que el común de los mortales piensa que solo crucificaron a
Jesús junto a los ladrones, como si ese suplicio hubiese sido nada más para
ellos tres y no para los cientos de miles que seguramente los romanos clavaron
durante su estancia como invasores de esa parte del planeta. Puedo entender las
parábolas con respecto a la bondad y demás valores cristianos, pero no me
imagino tener como icono religioso una guillotina o una silla eléctrica como
recordatorio de mi fe, me pasa lo mismo con la cruz y la imagen del
crucificado, en algunas iglesias lo que falta es el tobo recibiendo la sangre
que mana de los pies del resucitado con música angélica y un coro de beatas
cantando ritmos de alabanza, no sé, me parece muy morbosa la imagen por aquello
de los detalles, la sangre, las marcas y la expresión de sufrimiento resignado
que exhibe la imagen.
Los
evangélicos tampoco se salvan, una noche mientras iba en un taxi a llevar a mi
hija a su casa, el señor resultó ser un cristiano de biblia en el tablero del
carro, calcomanía del pez en el parabrisas trasero, imprecaciones “alabado sea
dios” (¿pero ese cabrón es un desgraciado, vio cómo se atravesó señor?) y una
estación de radio del mismo corte religioso-fanático. Desde el aparato de radio
se escuchaba música de distintos ritmos pero con la misma tónica en sus letras,
cosas de alabanzas en ritmos caribeños suenan exageradamente raras para unos
ritmos con otras connotaciones de pista, baile y sudor entre miembros de
distintos sexos (para mí cuando menos, otros gustos, otras ideas), sin embargo
colmó mi paciencia una balada, cuyo coro decía algo así como báñame en tu sangre
señor”, no pude menos que fruncir mi nariz por imaginarme bañado en sangre de
nadie, aparte de lo antihigiénico del asunto tampoco es que la sangre huela o
sea muy limpia que digamos.
El
asunto es que ambos espectros de la religión cristiana parece que el asunto de
las ideas progresistas que se adivinan tras el discurso y palabras del mismo Jesús,
no son importantes, lo realmente importante es hablar de la carnicería y
hacerla parte del imaginario colectivo, además de esta espantosa intención de
humanizar el sufrimiento.
De
los musulmanes no hablo pues no conozco sus rituales, sin embargo no puedo
dejar de asquearme cada vez que leo de algún atentado, una balacera, el pase a
cuchillo de poblaciones enteras no musulmanas, la trata de blancas con que sus
feligreses tratan al género femenino, ese afán de someter y obligar a todos a
creer en su religión, como si ellos tuviesen conversaciones privadas con su dios
y eso les de la potestad para destrozar a todos los que no crean en ellos, que abominables
son de verdad, es complicado para mi relacionar a estos animales fanáticos con
los árabes aquellos que inventaron el concepto de los números, hasta la noción
del vacío absoluto que responde a “0”, los avances en cuanto a la escritura,
ellos ya hacían poesía antes que los europeos descubrieran que se podía escribir
sobre piel curtida, lo que me habla de un pueblo culto e inteligente, no ésta
manga de fanáticos religiosos a quienes les hace falta una dosis extendida de algún
ansiolítico para elefantes.
Este
día del niño me parece que todos, no importa cuál sea su sino religioso debemos
pensar un poco más en el sentido de nuestras acciones, no creo que esforzarse
en recordar lo más trágico de cada religión o practicar la intolerancia por
asuntos de fe individual o colectiva haga este mundo algo mejor, al contrario,
dos mil años de locuras religiosas han
hecho prosperar los cielos ávidos de almas arrancadas a todos los bandos por
acciones “liberadoras” de las distintas religiones, quizás todo esté bien y sea
parte del negocio celestial y yo esté condenado de antemano por no creer,
cuando me muera espero poder avisar en público y con todos los detalles, hasta
entonces todo es una duda no confirmable
sin posibilidad de aplicarle método científico alguno.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback