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miércoles, julio 08, 2015

Historia de horror cotidiano IV

Tengo varios días fuera de las redes, ocasionalmente me conecto desde algún ciber, la verdad detesto escribir rodeado de gente sin poder tomar un buen café ni fumar mientras pienso como hilvanar mis palabras para estas lineas. La verdad es complicado no escribir nada sobre la desesperanza de vivir acá, me canso de buscar sentido a todo pues me niego a convencerme de que todo es tan malo como siempre escribo, alguna cosa buena ha de haber, ciertamente aparte de las conversas con mis amigos, la sonrisa de mi hija y la certeza de estar rodeado de mucha buena gente mitiga un poco la desesperación.

Estos días han sido bastante acontecidos, aunque me ha dado la oportunidad de constatar que tengo varios buenos amigos, cosa que se que a pocos le sucede, es una maravilla. Gracias a todo este tiempo he podido pensar y repensar sobre eso de la libertad, como se come y cual es la razón para que me sienta preso en mi propio país, sin solución posible. 

En primer lugar, libertad es un asunto de escogencia, si tú puedes escoger donde, cuando y como hacer cualquier cosa eres libre, de otra eres poco menos que un lacayo, por más que te resistas en algún momento tendrás que bajar la cabeza y aprovechar las migajas que te tira el poder, es más, hasta lo agradeces. 

No es asunto de si puedo o no irme del país, en teoría puedo, pero en la praxis tendría que trabajar tres vidas y medias solo para pagar un pasaje, un mercado para mi y otro para mi hija me cuesta no menos de cuatro sueldos, casa, carro, muebles  y algunas otras cosas a las que aspiramos todos los mortales medianamente decentes están también a cuatro vidas de distancia, eso sin hablar de la salud, la educaciòn, los libros y las computadoras, esta ultima en mi caso no es un articulo suntuario si no una herramienta de trabajo.

Hace tres semanas caí victima de un cólico nefrítico, quienes lo han sufrido saben lo doloroso del asunto, es simple, tenia un seguro con el ministerio de educación heredado de mi ultima tentativa matrimonial y resulta que no existe pues nunca jamas el estado lo volvió a pagar y esta suspendido, el de la gobernación de estado que se supone debo tener por convención colectiva tampoco, lo peor es que no me toca pues tengo dos años esperando una titularidad que no llega, ¿pagar uno personal? eso es imposible, las cuotas mensuales exceden mi capacidad de pago, ¿ira un hospital publico? tampoco pues allí no hay ningún insumo, gracias a la providencia el ataque me dio en casa de mi compadre, la esposa de este compadre es mèdico y me recibió en su clínica sin cobrarme, pero quien no tenga esa facilidad simplemente se jode.

Eso es solo un ejemplo de lo que por acá sucede, los ejemplos serian largos y penosos de contar. Alguien mucho más inteligente que yo dijo alguna vez que la verdadera libertad la daba tener múltiples posibilidades, en Venezuela no solo somos presos , también esclavos de un sistema que promete pero que jamás cumple, cuya soberbia no leda para pensar que estamos rodando en un foso lleno de patria, que hiede a ella, que ha logrado pervertir eso tan bonito de país, patria, cuidadania y hasta la vida en un barrial apestoso pleno de anaqueles vacíos, de gente con hambre, miedo, desesperanza, asco e impotencia.


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