Como
todos saben soy profesor de Lengua y Literatura, aunque últimamente he pensado
que he perdido mi tiempo leyendo y estudiando para nada, pues a nadie parece
importarle ni la profesión docente que tan mal paga ni mucho menos la educación
a todo nivel que tan mal apoyan. Aunque sé que hay universidades serias, me
preocupan precisamente las que no lo son, por ejemplo, las que se inventaron
para el “pueblo”, un adjetivo tan manido como pleno de evocaciones de
ignorancia.
Aunque
trabaje por muy poco tiempo en una de esas universidades como profesor de
fotografía, que es mi oficio primigenio, lo que vi allá no me gustó en lo más mínimo,
hablamos de universidades sin bibliotecas, espacios de investigación y sin ni
siquiera la intención de hacer investigación seria, todo tiene un fondo
político, nada se hace con rigurosidad científica, todo es “investigar” usando
fuentes digitales que ni tienen la delicadeza de convalidar, tampoco tienen
profesores exigentes pues eso es mal visto por los alumnos, tampoco tenían
escalafones docentes, por esa razón la fulana bolivariana es apenas un edificio
en cada estado y las clases las imparte la misión Sucre que a su vez tramita
las notas frente a la Bolivariana y esta genera cuando le da la gana los títulos,
tan mala es que ninguna universidad seria acepta que cursen posgrados allí los
egresados de esos bodrios de universidades, de paso , los poco que ingresan por
algún milagro del universo son reprobados en las primeras de cambio debido a
que no reúnen los conocimientos básicos para cursar una maestría.
La
muestra está en todos lados con esos récipes que sacan “médicos comunitarios”
cuyos conocimientos apenas llegan a enfermeros, en ningún caso médicos. Me han
contado que mientras en las universidades donde se imparte la carrera de
medicina como debe ser, los muchachos practican cirugías con cadáveres, los de
la Bolivariana lo hacen con láminas, como si en vez de vidas y cosas tan
complejas como el cuerpo humano , estuviesen dando una clase de biología de
primer año de bachillerato.
En
el caso de otras carreras no es mejor el asunto. Creo firmemente en que la
educación debe ser algo bastante delicado, tanto los profesores que no han de ser complacientes, más bien todo lo contrario,
exigir hasta que los muchachos no pueden más, obligarlos a ser mejores cada
día, así mismo los jóvenes deben esforzarse, cada día más esfuerzo hasta lograr
la meta, no estamos hablando de un curso de electricidad de dos meses, es de “profesionales”
de lo que hablamos, esos que son el futuro del país.
Ahora
bien, veamos del punto de vista de los estudiantes, ellos han sido bombardeados
desde muy jóvenes con la mentira esa de que las universidades son de derecha y están
empeñadas en no permitir que “el pueblo” (otra vez esa fea palabra) entre a sus
aulas, digamos que ellos se creen el asunto, entran a la universidad y se creen
la gran cosa, han cumplido el sueño de toda familia, tener un hijo que se
graduará de alguna cosa que suene elegante, cosas como Abogado, Médico,
Ingeniero, Licenciado, todas son palabras que son sinónimos de estatus, cosas
que todos queremos. Pero es una soberana falta de respeto hacerles creer que
son la gran cosa para que la realidad los tumbe de espaldas al no ser
contratados si no por el estado en condiciones paupérrimas, con peores sueldos
y negada la posibilidad de crecimiento profesional dada la poca calidad de su
formación, no pueden hacer posgrados, yo que ellos haría revalida y quemaría mi
título.
Al final es muy sabroso que se le reconozcan a
uno sus méritos, por ejemplo, en mi trabajo me gusta que me digan Profesor y
los desconocidos que me digan Señor, eso me gusta más, no me agrada que me
tutee todo el mundo, para eso tengo mis canas y mi calva, en mi aula soy
PROFESOR, no camarada, tampoco mi pana, para eso estudié y me gradué con buenas
notas en una universidad seria, donde si te quedaba un semestre no podías
llorar a nadie, mucho menos reclamarle al profesor ni hacer asambleas de estudiantes,
te calabas tu materia reprobada y repetías el semestre como corresponde, es
más, cuando estudiaba existía un régimen de permanencia, lo que obligaba a
todos a estudiar.
Entre
otras calamidades, las universidades esas que egresan profesionales de tan bajo
nivel, también son proclives a la lenidad docente, gente peor pagada que los
maestros, sin ningún incentivo y que por lo general trabajan un semestre y se
retiran a hacer cualquier cosa más productiva que ganar la miseria que ganan y
que les pagan una vez al años, cuando termina el semestre.
Como
sé que ningún personaje egresado de tales bodrios me va a leer y si por
casualidad me lee no se va a sentir aludido, si acaso ofendido por las “mentiras
fascistas” que disparo desde mi esquina, lo invito a ver la imagen que acompaña
este post, un insulto a la profesión médica, de manos de un fulano “medico
integral comunitario” que debería volver al bachillerato para que le den unas
clases de gramática básica y después volver a la universidad, pero una de
verdad, no esa en la que aprendió de laminitas, consignas, marchas , chuletas
en los exámenes y profesores que si saben tratar al “pueblo” sumergiéndolos en
una de las peores ignorancias, la que viene con título incluido.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback