Hubo
un paro docente de 24 horas, por primera vez en 15 o más años, los docentes
reunieron todo el valor necesario para hacerse escuchar, antes no lo habían hecho
gracias a las amenazas y coacciones que los jefes de las respectivas zonas
educativas realizaban en contra de todos los docentes, las amenazas van desde suspensión
del cargo hasta el despido por la razón que les provocase, para eso se dieron a
la tarea de hacer que los consejos comunales tuvieran voz y voto dentro de los
planteles educativos, bajo el supuesto de coacción política pues suponen ser
mayoría dentro de todas las comunidades.
Entre
otras cosas, la parte maligna de los fulanos consejos comunales, no es que la
comunidad se involucre, es que en muchos casos dichas comunidades tienen
niveles educativos muy por debajo del necesario para tener cierto criterio
evaluador, se dejan más convencer por el asunto político o simplemente
acomodaticio de tener donde depositar a los hijos por algunas horas al día,
tanto así que el ministerio ha reorganizado la ley de educación para que TODOS
los alumnos sin hacer distinción alguna en el mérito académico, sean promovidos
al grado inmediato superior, como si ser bachiller sin méritos le traerá algún
beneficio no solo al individuo si no a la sociedad que es al final la que debe
ser beneficiada por el conocimiento de sus ciudadanos.
Aplaudo
desde esta esquina la iniciativa de los colegas profesores de educación básica,
debo admitir que siempre les tuve ojeriza pues consideré que nunca han tenido
el temple para no dejarse pisotear por los jefes, alguno me dirá que no tienen
salida, que encontrar otro empleo es un asunto espinoso, que trabajar en el
sector privado es aún más deplorable. Pero si hasta nos han quitado los
beneficios, esos que uno dice, por lo menos sé que mi familia está segura, teníamos
un seguro privado para las emergencias que en este país se agradece en grado
sumo pues los hospitales son morideros de pobres, había un instituto de
previsión social que tampoco funciona pues el estado le adeuda pagos desde hace
varios años pero igual nos descuentan, este instituto a su vez promovía planes
para que los profesores pudieren comprar vivienda, créditos para amoblarla y
hasta agencia de viajes, ahora de eso solo queda el recuerdo, somos los
empleados públicos peor pagados de todo el sistema. Eso sin hablar de que en
ciertas zonas de cada ciudad sea el empleo más peligroso después de el de
policía.
Cuando
digo que se dejan es que por ejemplo, los obreros ganan más que los maestros y
profesores, tengo la impresión de que eso se debe a que tienen un sindicato más
fuerte, se hacen escuchar y se paran cuando la cosa no los satisface. Cuando en
una institución uno le pide a un obrero que limpie algo ellos tranquilamente se
niegan por un abanico de razones más que válidas, no es su zona, están en
periodo de descanso, no hay materiales o simplemente su sindicato no se los
permite.
Un
maestro necesita algo y le busca la vuelta, llama a un amigo, hace rifas, se
inventa jornadas de limpieza, hace de madre o padre de los muchachos y todo lo
escuda en la vocación, mientras los jefes se pasan haciendo reuniones que no
van a ningún lado, llenan papeles que languidecen en los archivos e inventando
gafedades solo para, a su vez, complacer a sus jefes, al final todos están
tranquilos pues mientras en las escuelas y liceos se gerencia la miseria, ellos
pues disfrutan su fugaz paso por los puestos de poder sabiendo que los
subordinados son obedientes y tienen “vocación de servicio”, como si con esa
vaina se pagara un mercado.
Discúlpenme
de verdad, yo tengo vocación, de esa me sobra según he descubierto
recientemente pues jamás había dado clases a nivel básico, pero me niego a ser
monigote de nadie, jamás me quedo callado, me niego rotundamente a sonreír tan
siquiera cuando algún jefe me exige alguna pendejada como colaboración, no pedo
ser consecuente para con quien me ofende con mi trabajo, quien no respeta que todos
somos profesionales universitarios pero me ofende más con quienes se dejan
ofender.
No
es asunto de opositores o de oficialistas, en la mayoría de los casos somos
igual de pobres a excepción de los maestros dependientes de PDVSA cuyo sueldo
sobrepasa casi en seis veces el sueldo promedio de un maestro de cualquier
escuela nacional o estadal, mientras, al otro lado de la realidad el ministro
asegura que no hay razón para un paro educativo, que los sueldos están
ajustados como si un 30% fuese la gran cosa, igual a pesar de ese aumento de
lastima estamos a menos de la mitad del costo de la cesta básica, es decir que
no nos alcanza ni para comer completo, mucho menos para otras cosas importantes
del vivir.
Ojalá
exista otro paro, es más, debería ser indefinido a ver si con eso los jefes se
ponen las pilas y rescatan nuestro sueldo, ojalá los colegas recuerden que
tienen el empleo más importante y recobren el autoestima, eso no tiene nada que
ver con ser humilde, toca tener conciencia de la importancia de nuestro
trabajo, además , para esa vaina nos fajamos unos cuantos años de universidad,
otros de posgrado y tantas horas preparando clases, haciendo planificación,
revisando pruebas, en fin todo lo que toca hacer en el trabajo y que por cierto
nadie nos paga, debemos ser un poco más como los obreros, solo que con real
orgullo pues limpiar (aunque no desmerita el trabajo) no impulsa cambios en la
sociedad, enseñar si.
José
Ramón Briceño, 2015