Hoy , como cada domingo que tengo oportunidad les estoy trayendo el tercer capitulo de mi novela , los dos primeros tambien los pueden leer en este blog (Capitulo uno y capitulo dos ) recuerden además que la novela está en venta en Amazon Un mundo perfecto (novela completa para descargar)
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De vuelta en el hotel, hablé vía skype con mis hijos para luego caer dominado por la resaca. Dormí
catorce horas de un tirón, tuve una pesadilla, en ella estaba sentado al pie
del salto Ángel admirando el paisaje cuando salió de la selva un tipo como de
dos metros de estatura, vestido cuan explorador inglés del siglo XIX, con
estampa más bien nórdica, tenía acento zuliano, se acercó tranquilo y sin
aspavientos, como si fuese casualidad, al verse de frente invitó un porro que acepté sin vacilación ,
recuerdo que dije a mi extraño interlocutor que la había probado unos años
atrás, cuando hacía posgrado de física nuclear y por ocio entraba de oyente
al doctorado de biología molecular en la Universidad de Oxford, fue con
unos canadienses, también maestrantes ,
al recordar las sensaciones de aquellos años, esa de la ingravidez me fumé lo
que ofrecía sin pensar mucho, en seguida sentí una paz difícil de explicar, de
pronto desapareció todo y solo se escuchaba la voz del gigante maracucho
que decía, entre risas que se dejara de
esa vaina de negar a Dios, que no importaba que supiera la verdad, pero que la
gente lo iba a rechazar y que terminaría loco.
En el sueño intentaba una discusión teológica ya que creía firmemente en la verdad
científica, el gigante se burló espléndidamente, comentó que (yo) era famoso en
la otra dimensión, ya habían hecho apuestas en el bar sobre si terminaba loco o
era aceptado, le dijo que se había
metido en sus sueños sólo para obligarlo a reflexionar por ese tema, también me
dio la razón, ciertamente la iglesia era un parapeto y todas las religiones una
farsa, pero que los humanos normales eran felices en su mediocridad, no tenía
sentido sacarlos de su error, que hace más de dos mil años se intentó hacer
cambiar a la gente y cada tanto algún enviado bajaba a intentar hacer su parte,
pero nada, la gente prefería matarse por pendejadas, crearon sus religiones,
las convirtieron en guetos, se inventaron libros sagrados, los usaron para
matarse y hasta allí la cosa, se decidió, desde este siglo XXI, dejar la vaina
a los humanos, en algún momento todos se morirían o se matarían, allí
comenzaría una nueva tarea.
Mientras tanto en la otra dimensión, decidieron dejarse de peleas entre
“buenos y malos” satanás hizo una apuesta con Jesús, el Dios padre dio su
aprobación y ahora pues ustedes (los humanos) son una versión macro del juego
ese de Sim City, cada uno es un personaje y lo manejan según el estado anímico
de su controlador, esa es la razón para tanta locura, por eso ahora Cuba es miembro del comité de derechos humanos, los
chinos ya no son comunistas además quien quita si las carmelitas descalzas
terminen siendo una transnacional del sexo con todo y canal porno, todo depende
de la creatividad de los apostadores.
Desperté sobresaltado a media mañana, sudaba como poseso y agradecí
tener todavía lexotanil que no me había tomado desde que, en el aeropuerto de
Venezuela hace apenas unas semanas,
estuve a punto de batirle por la cabeza a un guardia la computadora cuando este
pretendió que la encendiera para poder ver el contenido de los documentos que
portaba, igual le grite, lo insulté y hasta lo amenacé, pero gracias al hijo de
un amigo de la familia, quien por su envestidura de oficial en servicio me sacó
del apuro, y como regaló dos pastillas para bajar la presión.
Este sueño me dejó demasiado ansioso, así que me voy a tomar las
pastillas, no importa que sean de seis
miligramos cada una, cuando por fin hicieron efecto me sentí relajado, como en
el sueño, tomé nota mental, toca visitar Uruguay apenas pueda para probar ese
milagro sin quebrantar las leyes, me di una ducha caliente y salí al encuentro
pautado el día anterior con el cura.
Llegué puntual a la cita, aunque el desgraciado taxi me cobró el equivalente a tres meses de
sueldo en Venezuela, por el momento eso
no importa, total, tengo un préstamo, además, mientras le pagaba al taxista
pensé con cierta satisfacción en la cuenta corriente que tengo en Panamá, donde
me depositan las ganancias de los libros, si bien la verdad no es tanto, si es lo suficiente para estas vueltas de
locos en las que ando.
El cura ya esperaba en una mesa, sonaba en el aire la
música de un ensamble criollo, mezcla de virtuosismo académico con bandola
llanera e instrumentos ajenos a esa tierra del sur, pero agradable, habían unos
estudiantes italianos acompañados de otros tantos venezolanos que pedían a
gritos Ron y tequeños de chocolate suizo a falta del de Chuao, hablaban todos a
gritos, excitados entre tanta catira ojiverde con ganas de marcha latina. Continuación
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