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miércoles, mayo 24, 2017

Monologo sobre la felicidad

Las personas más extrañas con las que me topo casi a diario no son aquellos profesionales universitarios que prefirieron lanzarse a estrellas del rap pero completan la quincena vendiendo “manualidades/artesanías” en una calle del centro, tampoco aquel amigo que decidió ser comunista pero que en igual termino de contrariedades es miembro activo de una facción católica ultraconservadora la cual funciona cerca de su casa y de paso se ha negado a terminar tres posgrados solo por no hacer tesis (eso lo entiendo), mucho menos otro que creció muy cerca de mi casa, jamás lo vi ni abrir un libro pero veinte años después me lo tropecé al encender la Tv, resulta tenía un programa en canal nacional ,leía el tarot y hacia horóscopos, la verdad casi caí de la cama al ver al hombre dando consejos astrológicos si lo último que supe es que se había graduado como técnico superior en mecánica industrial, una de esas carreras que tienen miles de egresados, muy lejos de lo oculto, jamás consideraría raro al empresario exitosísimo que no puede vivir sin fumar marihuana contradiciendo todo lo que me enseñaron de pequeño, eso de los drogadictos no llegan a nada y vaya que me golpeó la realidad.
Lo verdaderamente raro que me topo a diario es descubrir cuanto le gusta a la gente ser feliz siendo infeliz, no hay manera alguna para hacerles ver que tan jodidos están, ellos lo negarán ya que ese modus vivendi ha sido el motor básico de toda su naturaleza. La gente así constituye el 99.99999999999% de los seres sobre la tierra y por tanto manejan todos los hilos de poder, estamos rodeados. Tengo la impresión de que son los seres más nocivos del planeta pues en vez de moderar su perversión la esconden tras la fachada de “gente normal”, se reconocen entre sí con solo mirarse, lo peor es que tienen una capacidad enorme para formar bloques de fuerza y por el medio que sea se avienen censurar a aquellos que son diferentes, quienes en muchos casos son los únicos que parecieran ser absolutamente felices sin importar mucho las formas que a fin de cuentas  son aburridas.
La felicidad de los infelices “normales” puede ir desde vivir un matrimonio ahogador, castrador y controlador donde hasta el conyugue le pega a su pareja cada vez que se equivoca, pagan sumas millonarias en terapias pues el matrimonio va primero (no importa la excusa) en vez de separarse y respirarse adulto por primera vez en su vida, las apariencias importan un montón así como la imagen que otros puedan tener de ellos, el marido que mantiene vidas múltiples, las mujeres que arrasan hasta con los cuñados sin importar mucho que el esposo se entere pero se hace el pendejo mal viviendo por siglos hasta que la mujer decide sacárselo de encima, así la lista es increíblemente larga hasta caer en una nueva categoría de infelicidad que parte desde el hecho de la crisis, cada día veo más gente convencida de que todo es una porquería, que vive en el primer círculo del infierno de Dante, que la economía no alcanza para nada pero tampoco hace mucho por salir del lugar común de estar sin dinero.
Puedo entender la depresión pues la he vivido incluidos episodios terribles de ansiedad producidos por una dependencia a los ansiolíticos de los cuales no fue fácil librarse por aquello del síndrome de abstinencia, a causa de pérdidas y pobreza crítica (que ahora sé) tuvo mucho de inducida. Lo que no puedo entender es cuál es la razón por la cual se niegan a otras posibilidades para escapar un poco de la miseria, andar sin dinero ya es causa de depresión, de eso no hay duda.
Cuando uno anda sin dinero (creo) la primera opción debe ser buscar alguna fuente alterna de ingresos para que la quincena sea más cómoda, veo a tanta gente valiosa lamentándose en las redes sociales en vez de usar ese tiempo de vida en ser más productivos con esa conexión de wifi, así sea buscando información, bajando libros, ubicando posibles nichos para desarrollar un nuevo proyecto, así este sea el de criar lombrices para comer, miren que aprender siempre será productivo, vender alguna cosa, buscar aunque sean horas de clase en un taller de reciclado que eso con buen trabajo de investigación se aprende , no importa la cantidad de dinero esa actividad extra traiga, lo que sea se agradece.
Es verdad que la situación es difícil, que salir de la casa parece un campo de guerra donde nadie sabe en realidad cual es el enemigo , si la ley, el vecino del asiento en el autobús, el peatón que espera en la misma esquina, la señorita que te apretuja en el terrorífico momento de la hora pico en el metro y hasta sobre la cama pues uno jamás sabe si hay alguna bala ociosa buscando un techo donde caer y hay bastantes posibilidades de que sea el de uno, total en este país se mueren cientos al día haciendo ver a la frontera mexicana un dechado de calma y orden.
En fin, sabemos que la cuestión de sobrevivir en Venezuela es un lio tremendo de todos los días pero esa tampoco es excusa para dejarse ganar por la desesperanza y mal ocupar nuestro limitado uso cerebral (dicen que solo el 10% se usa así que no importa cuán genio seas, eso es solo lo que usas y es poco comparado por el otro 90% ocioso) en el asunto político, no pido que no le pongan atención, se vale acojonarse, lo que no se vale es perder el tiempo gritándole a las paredes a ver si entienden tu bronca y luego entristecerse por que no te devuelven los gritos.
Esa gente me incomoda pero lo más interesante es que yo los incomodo a ellos pues todos saben mi posición política, por alguna razón que desconozco muchos  me acusan de ser militante de izquierda, les explico las razones pero ni aun así entienden tampoco que no me agrada la derecha, que pienso que los extremos políticos son un fraude, que en pleno siglo XXI seguir peleando entre ser un miserable ignorante que solo se ocupa de recitar millones de líneas de memoria, todo eso invariablemente hace menciones al pueblo, el estado, la sagrada visión de la patria, el glorioso ejército,  la sangre de los próceres, lo malo del fascismo sin hacer reflexiones en torno a las políticas estatales de todos los gobiernos de izquierda que al parecer solo son expertos en llorantinas eternas honrando a unos héroes tan pillos y malandros como el peor esbirro de la derecha pero amparados bajo el aura de desvalidos de la que han llenado toda su historia (asco),  sin olvidar su gran deber para con el partido a quien debes obedecer por sobre todas las cosas para que puedas considerarte un rebelde con todo y boina que además hace mucho énfasis en el colonialismo y los imperios, conozco a muchos que recitan parafraseadas inmensas con una dialéctica que se derrumba ante el primer análisis serio.
Ese mismo interlocutor se sorprende cuando le hablo de que la derecha no me atrae, sobre todo por la idiotez que me parece eso de rendirle pleitesía al estado, ser de una religión “correcta”, estar esperando por el general fulano, el coronel mengano, la pendejada mojigata de la que todos los de la derecha se ufanan y por lo general de lo vacía que es la mentalidad de los borregos sin importar el lado político en que limiten, creo firmemente en que en el momento que la gente se deslastre de esos conceptos arqueológicos que sobre política manejan ambos extremos de la balanza quizás seamos un poco menos pobres.
Los felices infelices los encontramos en todas partes, no solo en la política, no contentos con ser esclavos de cosas que no pueden manejar pero si sufrir , en la política los dos extremos se tocan, hoy día hay un desbalance en eso de los extremos políticos y es lo normal que en algún momento la oposición llegará a ser gobierno sobre todo con tanto chavista infeliz que por fin está desatando su incomodidad, sin embargo este personaje volverá a ser miserable en el próximo gobierno y al grito de “yo pensé que era otra cosa” será parte de los infelices felices por ser miserables.
Esa multitud no contenta con maltratarse anímicamente ocupando neuronas valiosísimas maldiciendo a tirios y troyanos por lo escasa de su comida también se atiene a matrimonios frustrantes con parejas abominables y a veces reales monstruos que se dejaron afear de manera espantosa luego de años de casados para amargarle la vida al pobre hombre que la acompaña, igual hacen muchos hombres con sus mujeres, hacen de la infidelidad una fiesta que se critica a viva voz pero se practica como religión sin hacer mucho caso de a quien lastiman, de hecho es tan así el asunto que hay gente que me mira raro cuando les digo que no me he casado jamás por que no puedo entender que dos personas que se amen tengan que firmar un papel que en algún momento dejará de ser una muestra de amor para convertirse en una piedra de molino atada al cuello.
Desde que caí en cuenta de ese detalle miro con más espanto a tanta gente que vive en esas cavernas de dolor que llaman “normalidad” y que en realidad es una cadena muy pesada que lleva demasiada gente hasta hacernos pensar a los que no estamos bajo ese yugo que somos seres excepcionales, no mortales comunes y silvestres que nos preocupamos por nuestra salud mental.
Ese mal aire que todos respiramos nos tiene podrido el cerebro, la gente infelizmente feliz debería pensar alguna vez cuanto mal se hacen a sí mismos y a los demás con tanto mala augurio suelto. Me espanta la facilidad con la que los felices infelices mienten para lograr su cometido, no importa que sea para salir con una (o uno) de 25 y tú tienes 45 mientras que tu esposa tiene 35, solo que estás aburrido y te toca una cana al aire, igual con las damas, he visto hasta matrimonios que se pasan a sus respectivas parejas extramaritales por la cara y siguen durmiendo juntos odiandose cada mañana , tanto que terminan viéndose como hermanitos, eso es tan feo como morir condenado a llevar garrote vil, en todos los casos es que prefieren el confort de una mala vida de costumbres que una buena vida de descubrimientos, de obligarse a buscar otras cosas, fabricarse desafíos a la medida, si los pasas con éxito aplaudes, si no pues comienzas de nuevo antes que los años terminen de matar tu iniciativa, eso deberían hacer todos los felices infelices.
Imagino que entre los militares, políticos, jueces y todo aquel que tenga alguna posición publica importante es esclavo de sus apariencias, por tanto un infeliz más que no conoce otra cosa que la infelicidad por obligación, llegando incluso a desconocer otro tipo de felicidad que no sea efímera ni enturbiada por la sombra de la infelicidad que jamás los abandona.
Está bien no ser conforme, andar molesto, hasta odiar un poco a quien te ha hecho daño de manera directa o indirecta, eso es parte de la naturaleza humana, al parecer ser un infeliz feliz que disfruta de su miseria, se pavonea con los amigos/as por su capacidad de engaño, vivir en una eterna historia de esconderse para “salirse con la suya” sin verse obligado a dejar el infierno, de empleos que odian porque “hay que trabajar y eso no se disfruta”, de hacerse los ciegos sobre muchas cosas importantes solo por no ver que estás equivocado al final lo que parece importarles es ser iguales a los demás , que nadie los censure y llevar la moral (múltiple) a donde quiera que vayan.
Los felices infelices no pertenecen a un bando político específico, los hay en muchas formas, colores, estratos sociales, estatus socioculturales y hasta con tópicos sexuales definidos, gracias a ellos el mundo es la porquería que es, las escuelas apestan. Curiosamente en el único sitio donde su poder es limitado es en las universidades donde siendo mayoría no tienen el calado profundo y absoluto por aquello de que allá los jóvenes viven a otro ritmo con excepción de los muy estúpidos que asumen a ciertos personajes como modelos a imitar, asunto que deja muy mal la inteligencia de esos muchachos.
Creo que la verdadera revolución debe llegar por el camino de la sinceridad, de mirarse al espejo y tomar decisiones duras pero necesarias, dejar de pensar con el estómago y comenzar a usar el cerebro para cosas productivas que van desde descubrir cómo hacer más dinero sin quebrantar ninguna ley , ser fiel a su pareja y si no se puede dejarla para poder andar desatado hasta que por agotamiento te amancebes con alguien a quien no te provoque abandonar luego de cometida la fechoría, dejar las mentiras así eso signifique perder, investigar en profundidad antes de opinar y comenzar a pensar seriamente en que la única verdad en la vida es que algún día nos vamos a morir, por cierto hasta eso es dudoso si pensamos en lo del espíritu, la energía, los universos paralelos, dios, los extraterrestres y pare usted de contar teorías que nos hablan de otra vida más allá de la miserable existencia humana. Ojalá la próxima gran epidemia sea   un caso grave y global de Anastomosis para que alguna vez podamos ser liberados de la gran logia universal de los felices infelices que nos gobiernan desde la “normalidad”.
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback
Ensayo sobre la infelicidad/feliz
Las personas más extrañas con las que me topo casi a diario no son aquellos profesionales universitarios que prefirieron lanzarse a estrellas del rap pero completan la quincena vendiendo “manualidades/artesanías” en una calle del centro, tampoco aquel amigo que decidió ser comunista pero que en igual termino de contrariedades es miembro activo de una facción católica ultraconservadora la cual funciona cerca de su casa y de paso se ha negado a terminar tres posgrados solo por no hacer tesis (eso lo entiendo), mucho menos otro que creció muy cerca de mi casa, jamás lo vi ni abrir un libro pero veinte años después me lo tropecé al encender la Tv, resulta tenía un programa en canal nacional ,leía el tarot y hacia horóscopos, la verdad casi caí de la cama al ver al hombre dando consejos astrológicos si lo último que supe es que se había graduado como técnico superior en mecánica industrial, una de esas carreras que tienen miles de egresados, muy lejos de lo oculto, jamás consideraría raro al empresario exitosísimo que no puede vivir sin fumar marihuana contradiciendo todo lo que me enseñaron de pequeño, eso de los drogadictos no llegan a nada y vaya que me golpeó la realidad.
Lo verdaderamente raro que me topo a diario es descubrir cuanto le gusta a la gente ser feliz siendo infeliz, no hay manera alguna para hacerles ver que tan jodidos están, ellos lo negarán ya que ese modus vivendi ha sido el motor básico de toda su naturaleza. La gente así constituye el 99.99999999999% de los seres sobre la tierra y por tanto manejan todos los hilos de poder, estamos rodeados. Tengo la impresión de que son los seres más nocivos del planeta pues en vez de moderar su perversión la esconden tras la fachada de “gente normal”, se reconocen entre sí con solo mirarse, lo peor es que tienen una capacidad enorme para formar bloques de fuerza y por el medio que sea se avienen censurar a aquellos que son diferentes, quienes en muchos casos son los únicos que parecieran ser absolutamente felices sin importar mucho las formas que a fin de cuentas  son aburridas.
La felicidad de los infelices “normales” puede ir desde vivir un matrimonio ahogador, castrador y controlador donde hasta el conyugue le pega a su pareja cada vez que se equivoca, pagan sumas millonarias en terapias pues el matrimonio va primero (no importa la excusa) en vez de separarse y respirarse adulto por primera vez en su vida, las apariencias importan un montón así como la imagen que otros puedan tener de ellos, el marido que mantiene vidas múltiples, las mujeres que arrasan hasta con los cuñados sin importar mucho que el esposo se entere pero se hace el pendejo mal viviendo por siglos hasta que la mujer decide sacárselo de encima, así la lista es increíblemente larga hasta caer en una nueva categoría de infelicidad que parte desde el hecho de la crisis, cada día veo más gente convencida de que todo es una porquería, que vive en el primer círculo del infierno de Dante, que la economía no alcanza para nada pero tampoco hace mucho por salir del lugar común de estar sin dinero.
Puedo entender la depresión pues la he vivido incluidos episodios terribles de ansiedad producidos por una dependencia a los ansiolíticos de los cuales no fue fácil librarse por aquello del síndrome de abstinencia, a causa de pérdidas y pobreza crítica (que ahora sé) tuvo mucho de inducida. Lo que no puedo entender es cuál es la razón por la cual se niegan a otras posibilidades para escapar un poco de la miseria, andar sin dinero ya es causa de depresión, de eso no hay duda.
Cuando uno anda sin dinero (creo) la primera opción debe ser buscar alguna fuente alterna de ingresos para que la quincena sea más cómoda, veo a tanta gente valiosa lamentándose en las redes sociales en vez de usar ese tiempo de vida en ser más productivos con esa conexión de wifi, así sea buscando información, bajando libros, ubicando posibles nichos para desarrollar un nuevo proyecto, así este sea el de criar lombrices para comer, miren que aprender siempre será productivo, vender alguna cosa, buscar aunque sean horas de clase en un taller de reciclado que eso con buen trabajo de investigación se aprende , no importa la cantidad de dinero esa actividad extra traiga, lo que sea se agradece.
Es verdad que la situación es difícil, que salir de la casa parece un campo de guerra donde nadie sabe en realidad cual es el enemigo , si la ley, el vecino del asiento en el autobús, el peatón que espera en la misma esquina, la señorita que te apretuja en el terrorífico momento de la hora pico en el metro y hasta sobre la cama pues uno jamás sabe si hay alguna bala ociosa buscando un techo donde caer y hay bastantes posibilidades de que sea el de uno, total en este país se mueren cientos al día haciendo ver a la frontera mexicana un dechado de calma y orden.
En fin, sabemos que la cuestión de sobrevivir en Venezuela es un lio tremendo de todos los días pero esa tampoco es excusa para dejarse ganar por la desesperanza y mal ocupar nuestro limitado uso cerebral (dicen que solo el 10% se usa así que no importa cuán genio seas, eso es solo lo que usas y es poco comparado por el otro 90% ocioso) en el asunto político, no pido que no le pongan atención, se vale acojonarse, lo que no se vale es perder el tiempo gritándole a las paredes a ver si entienden tu bronca y luego entristecerse por que no te devuelven los gritos.
Esa gente me incomoda pero lo más interesante es que yo los incomodo a ellos pues todos saben mi posición política, por alguna razón que desconozco muchos  me acusan de ser militante de izquierda, les explico las razones pero ni aun así entienden tampoco que no me agrada la derecha, que pienso que los extremos políticos son un fraude, que en pleno siglo XXI seguir peleando entre ser un miserable ignorante que solo se ocupa de recitar millones de líneas de memoria, todo eso invariablemente hace menciones al pueblo, el estado, la sagrada visión de la patria, el glorioso ejército,  la sangre de los próceres, lo malo del fascismo sin hacer reflexiones en torno a las políticas estatales de todos los gobiernos de izquierda que al parecer solo son expertos en llorantinas eternas honrando a unos héroes tan pillos y malandros como el peor esbirro de la derecha pero amparados bajo el aura de desvalidos de la que han llenado toda su historia (asco),  sin olvidar su gran deber para con el partido a quien debes obedecer por sobre todas las cosas para que puedas considerarte un rebelde con todo y boina que además hace mucho énfasis en el colonialismo y los imperios, conozco a muchos que recitan parafraseadas inmensas con una dialéctica que se derrumba ante el primer análisis serio.
Ese mismo interlocutor se sorprende cuando le hablo de que la derecha no me atrae, sobre todo por la idiotez que me parece eso de rendirle pleitesía al estado, ser de una religión “correcta”, estar esperando por el general fulano, el coronel mengano, la pendejada mojigata de la que todos los de la derecha se ufanan y por lo general de lo vacía que es la mentalidad de los borregos sin importar el lado político en que limiten, creo firmemente en que en el momento que la gente se deslastre de esos conceptos arqueológicos que sobre política manejan ambos extremos de la balanza quizás seamos un poco menos pobres.
Los felices infelices los encontramos en todas partes, no solo en la política, no contentos con ser esclavos de cosas que no pueden manejar pero si sufrir , en la política los dos extremos se tocan, hoy día hay un desbalance en eso de los extremos políticos y es lo normal que en algún momento la oposición llegará a ser gobierno sobre todo con tanto chavista infeliz que por fin está desatando su incomodidad, sin embargo este personaje volverá a ser miserable en el próximo gobierno y al grito de “yo pensé que era otra cosa” será parte de los infelices felices por ser miserables.
Esa multitud no contenta con maltratarse anímicamente ocupando neuronas valiosísimas maldiciendo a tirios y troyanos por lo escasa de su comida también se atiene a matrimonios frustrantes con parejas abominables y a veces reales monstruos que se dejaron afear de manera espantosa luego de años de casados para amargarle la vida al pobre hombre que la acompaña, igual hacen muchos hombres con sus mujeres, hacen de la infidelidad una fiesta que se critica a viva voz pero se practica como religión sin hacer mucho caso de a quien lastiman, de hecho es tan así el asunto que hay gente que me mira raro cuando les digo que no me he casado jamás por que no puedo entender que dos personas que se amen tengan que firmar un papel que en algún momento dejará de ser una muestra de amor para convertirse en una piedra de molino atada al cuello.
Desde que caí en cuenta de ese detalle miro con más espanto a tanta gente que vive en esas cavernas de dolor que llaman “normalidad” y que en realidad es una cadena muy pesada que lleva demasiada gente hasta hacernos pensar a los que no estamos bajo ese yugo que somos seres excepcionales, no mortales comunes y silvestres que nos preocupamos por nuestra salud mental.
Ese mal aire que todos respiramos nos tiene podrido el cerebro, la gente infelizmente feliz debería pensar alguna vez cuanto mal se hacen a sí mismos y a los demás con tanto mala augurio suelto. Me espanta la facilidad con la que los felices infelices mienten para lograr su cometido, no importa que sea para salir con una (o uno) de 25 y tú tienes 45 mientras que tu esposa tiene 35, solo que estás aburrido y te toca una cana al aire, igual con las damas, he visto hasta matrimonios que se pasan a sus respectivas parejas extramaritales por la cara y siguen durmiendo juntos odiandose cada mañana , tanto que terminan viéndose como hermanitos, eso es tan feo como morir condenado a llevar garrote vil, en todos los casos es que prefieren el confort de una mala vida de costumbres que una buena vida de descubrimientos, de obligarse a buscar otras cosas, fabricarse desafíos a la medida, si los pasas con éxito aplaudes, si no pues comienzas de nuevo antes que los años terminen de matar tu iniciativa, eso deberían hacer todos los felices infelices.
Imagino que entre los militares, políticos, jueces y todo aquel que tenga alguna posición publica importante es esclavo de sus apariencias, por tanto un infeliz más que no conoce otra cosa que la infelicidad por obligación, llegando incluso a desconocer otro tipo de felicidad que no sea efímera ni enturbiada por la sombra de la infelicidad que jamás los abandona.
Está bien no ser conforme, andar molesto, hasta odiar un poco a quien te ha hecho daño de manera directa o indirecta, eso es parte de la naturaleza humana, al parecer ser un infeliz feliz que disfruta de su miseria, se pavonea con los amigos/as por su capacidad de engaño, vivir en una eterna historia de esconderse para “salirse con la suya” sin verse obligado a dejar el infierno, de empleos que odian porque “hay que trabajar y eso no se disfruta”, de hacerse los ciegos sobre muchas cosas importantes solo por no ver que estás equivocado al final lo que parece importarles es ser iguales a los demás , que nadie los censure y llevar la moral (múltiple) a donde quiera que vayan.
Los felices infelices no pertenecen a un bando político específico, los hay en muchas formas, colores, estratos sociales, estatus socioculturales y hasta con tópicos sexuales definidos, gracias a ellos el mundo es la porquería que es, las escuelas apestan. Curiosamente en el único sitio donde su poder es limitado es en las universidades donde siendo mayoría no tienen el calado profundo y absoluto por aquello de que allá los jóvenes viven a otro ritmo con excepción de los muy estúpidos que asumen a ciertos personajes como modelos a imitar, asunto que deja muy mal la inteligencia de esos muchachos.
Creo que la verdadera revolución debe llegar por el camino de la sinceridad, de mirarse al espejo y tomar decisiones duras pero necesarias, dejar de pensar con el estómago y comenzar a usar el cerebro para cosas productivas que van desde descubrir cómo hacer más dinero sin quebrantar ninguna ley , ser fiel a su pareja y si no se puede dejarla para poder andar desatado hasta que por agotamiento te amancebes con alguien a quien no te provoque abandonar luego de cometida la fechoría, dejar las mentiras así eso signifique perder, investigar en profundidad antes de opinar y comenzar a pensar seriamente en que la única verdad en la vida es que algún día nos vamos a morir, por cierto hasta eso es dudoso si pensamos en lo del espíritu, la energía, los universos paralelos, dios, los extraterrestres y pare usted de contar teorías que nos hablan de otra vida más allá de la miserable existencia humana. Ojalá la próxima gran epidemia sea   un caso grave y global de Anastomosis para que alguna vez podamos ser liberados de la gran logia universal de los felices infelices que nos gobiernan desde la “normalidad”.
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback















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Ensayo sobre la infelicidad/feliz
Las personas más extrañas con las que me topo casi a diario no son aquellos profesionales universitarios que prefirieron lanzarse a estrellas del rap pero completan la quincena vendiendo “manualidades/artesanías” en una calle del centro, tampoco aquel amigo que decidió ser comunista pero que en igual termino de contrariedades es miembro activo de una facción católica ultraconservadora la cual funciona cerca de su casa y de paso se ha negado a terminar tres posgrados solo por no hacer tesis (eso lo entiendo), mucho menos otro que creció muy cerca de mi casa, jamás lo vi ni abrir un libro pero veinte años después me lo tropecé al encender la Tv, resulta tenía un programa en canal nacional ,leía el tarot y hacia horóscopos, la verdad casi caí de la cama al ver al hombre dando consejos astrológicos si lo último que supe es que se había graduado como técnico superior en mecánica industrial, una de esas carreras que tienen miles de egresados, muy lejos de lo oculto, jamás consideraría raro al empresario exitosísimo que no puede vivir sin fumar marihuana contradiciendo todo lo que me enseñaron de pequeño, eso de los drogadictos no llegan a nada y vaya que me golpeó la realidad.
Lo verdaderamente raro que me topo a diario es descubrir cuanto le gusta a la gente ser feliz siendo infeliz, no hay manera alguna para hacerles ver que tan jodidos están, ellos lo negarán ya que ese modus vivendi ha sido el motor básico de toda su naturaleza. La gente así constituye el 99.99999999999% de los seres sobre la tierra y por tanto manejan todos los hilos de poder, estamos rodeados. Tengo la impresión de que son los seres más nocivos del planeta pues en vez de moderar su perversión la esconden tras la fachada de “gente normal”, se reconocen entre sí con solo mirarse, lo peor es que tienen una capacidad enorme para formar bloques de fuerza y por el medio que sea se avienen censurar a aquellos que son diferentes, quienes en muchos casos son los únicos que parecieran ser absolutamente felices sin importar mucho las formas que a fin de cuentas  son aburridas.
La felicidad de los infelices “normales” puede ir desde vivir un matrimonio ahogador, castrador y controlador donde hasta el conyugue le pega a su pareja cada vez que se equivoca, pagan sumas millonarias en terapias pues el matrimonio va primero (no importa la excusa) en vez de separarse y respirarse adulto por primera vez en su vida, las apariencias importan un montón así como la imagen que otros puedan tener de ellos, el marido que mantiene vidas múltiples, las mujeres que arrasan hasta con los cuñados sin importar mucho que el esposo se entere pero se hace el pendejo mal viviendo por siglos hasta que la mujer decide sacárselo de encima, así la lista es increíblemente larga hasta caer en una nueva categoría de infelicidad que parte desde el hecho de la crisis, cada día veo más gente convencida de que todo es una porquería, que vive en el primer círculo del infierno de Dante, que la economía no alcanza para nada pero tampoco hace mucho por salir del lugar común de estar sin dinero.
Puedo entender la depresión pues la he vivido incluidos episodios terribles de ansiedad producidos por una dependencia a los ansiolíticos de los cuales no fue fácil librarse por aquello del síndrome de abstinencia, a causa de pérdidas y pobreza crítica (que ahora sé) tuvo mucho de inducida. Lo que no puedo entender es cuál es la razón por la cual se niegan a otras posibilidades para escapar un poco de la miseria, andar sin dinero ya es causa de depresión, de eso no hay duda.
Cuando uno anda sin dinero (creo) la primera opción debe ser buscar alguna fuente alterna de ingresos para que la quincena sea más cómoda, veo a tanta gente valiosa lamentándose en las redes sociales en vez de usar ese tiempo de vida en ser más productivos con esa conexión de wifi, así sea buscando información, bajando libros, ubicando posibles nichos para desarrollar un nuevo proyecto, así este sea el de criar lombrices para comer, miren que aprender siempre será productivo, vender alguna cosa, buscar aunque sean horas de clase en un taller de reciclado que eso con buen trabajo de investigación se aprende , no importa la cantidad de dinero esa actividad extra traiga, lo que sea se agradece.
Es verdad que la situación es difícil, que salir de la casa parece un campo de guerra donde nadie sabe en realidad cual es el enemigo , si la ley, el vecino del asiento en el autobús, el peatón que espera en la misma esquina, la señorita que te apretuja en el terrorífico momento de la hora pico en el metro y hasta sobre la cama pues uno jamás sabe si hay alguna bala ociosa buscando un techo donde caer y hay bastantes posibilidades de que sea el de uno, total en este país se mueren cientos al día haciendo ver a la frontera mexicana un dechado de calma y orden.
En fin, sabemos que la cuestión de sobrevivir en Venezuela es un lio tremendo de todos los días pero esa tampoco es excusa para dejarse ganar por la desesperanza y mal ocupar nuestro limitado uso cerebral (dicen que solo el 10% se usa así que no importa cuán genio seas, eso es solo lo que usas y es poco comparado por el otro 90% ocioso) en el asunto político, no pido que no le pongan atención, se vale acojonarse, lo que no se vale es perder el tiempo gritándole a las paredes a ver si entienden tu bronca y luego entristecerse por que no te devuelven los gritos.
Esa gente me incomoda pero lo más interesante es que yo los incomodo a ellos pues todos saben mi posición política, por alguna razón que desconozco muchos  me acusan de ser militante de izquierda, les explico las razones pero ni aun así entienden tampoco que no me agrada la derecha, que pienso que los extremos políticos son un fraude, que en pleno siglo XXI seguir peleando entre ser un miserable ignorante que solo se ocupa de recitar millones de líneas de memoria, todo eso invariablemente hace menciones al pueblo, el estado, la sagrada visión de la patria, el glorioso ejército,  la sangre de los próceres, lo malo del fascismo sin hacer reflexiones en torno a las políticas estatales de todos los gobiernos de izquierda que al parecer solo son expertos en llorantinas eternas honrando a unos héroes tan pillos y malandros como el peor esbirro de la derecha pero amparados bajo el aura de desvalidos de la que han llenado toda su historia (asco),  sin olvidar su gran deber para con el partido a quien debes obedecer por sobre todas las cosas para que puedas considerarte un rebelde con todo y boina que además hace mucho énfasis en el colonialismo y los imperios, conozco a muchos que recitan parafraseadas inmensas con una dialéctica que se derrumba ante el primer análisis serio.
Ese mismo interlocutor se sorprende cuando le hablo de que la derecha no me atrae, sobre todo por la idiotez que me parece eso de rendirle pleitesía al estado, ser de una religión “correcta”, estar esperando por el general fulano, el coronel mengano, la pendejada mojigata de la que todos los de la derecha se ufanan y por lo general de lo vacía que es la mentalidad de los borregos sin importar el lado político en que limiten, creo firmemente en que en el momento que la gente se deslastre de esos conceptos arqueológicos que sobre política manejan ambos extremos de la balanza quizás seamos un poco menos pobres.
Los felices infelices los encontramos en todas partes, no solo en la política, no contentos con ser esclavos de cosas que no pueden manejar pero si sufrir , en la política los dos extremos se tocan, hoy día hay un desbalance en eso de los extremos políticos y es lo normal que en algún momento la oposición llegará a ser gobierno sobre todo con tanto chavista infeliz que por fin está desatando su incomodidad, sin embargo este personaje volverá a ser miserable en el próximo gobierno y al grito de “yo pensé que era otra cosa” será parte de los infelices felices por ser miserables.
Esa multitud no contenta con maltratarse anímicamente ocupando neuronas valiosísimas maldiciendo a tirios y troyanos por lo escasa de su comida también se atiene a matrimonios frustrantes con parejas abominables y a veces reales monstruos que se dejaron afear de manera espantosa luego de años de casados para amargarle la vida al pobre hombre que la acompaña, igual hacen muchos hombres con sus mujeres, hacen de la infidelidad una fiesta que se critica a viva voz pero se practica como religión sin hacer mucho caso de a quien lastiman, de hecho es tan así el asunto que hay gente que me mira raro cuando les digo que no me he casado jamás por que no puedo entender que dos personas que se amen tengan que firmar un papel que en algún momento dejará de ser una muestra de amor para convertirse en una piedra de molino atada al cuello.
Desde que caí en cuenta de ese detalle miro con más espanto a tanta gente que vive en esas cavernas de dolor que llaman “normalidad” y que en realidad es una cadena muy pesada que lleva demasiada gente hasta hacernos pensar a los que no estamos bajo ese yugo que somos seres excepcionales, no mortales comunes y silvestres que nos preocupamos por nuestra salud mental.
Ese mal aire que todos respiramos nos tiene podrido el cerebro, la gente infelizmente feliz debería pensar alguna vez cuanto mal se hacen a sí mismos y a los demás con tanto mala augurio suelto. Me espanta la facilidad con la que los felices infelices mienten para lograr su cometido, no importa que sea para salir con una (o uno) de 25 y tú tienes 45 mientras que tu esposa tiene 35, solo que estás aburrido y te toca una cana al aire, igual con las damas, he visto hasta matrimonios que se pasan a sus respectivas parejas extramaritales por la cara y siguen durmiendo juntos odiandose cada mañana , tanto que terminan viéndose como hermanitos, eso es tan feo como morir condenado a llevar garrote vil, en todos los casos es que prefieren el confort de una mala vida de costumbres que una buena vida de descubrimientos, de obligarse a buscar otras cosas, fabricarse desafíos a la medida, si los pasas con éxito aplaudes, si no pues comienzas de nuevo antes que los años terminen de matar tu iniciativa, eso deberían hacer todos los felices infelices.
Imagino que entre los militares, políticos, jueces y todo aquel que tenga alguna posición publica importante es esclavo de sus apariencias, por tanto un infeliz más que no conoce otra cosa que la infelicidad por obligación, llegando incluso a desconocer otro tipo de felicidad que no sea efímera ni enturbiada por la sombra de la infelicidad que jamás los abandona.
Está bien no ser conforme, andar molesto, hasta odiar un poco a quien te ha hecho daño de manera directa o indirecta, eso es parte de la naturaleza humana, al parecer ser un infeliz feliz que disfruta de su miseria, se pavonea con los amigos/as por su capacidad de engaño, vivir en una eterna historia de esconderse para “salirse con la suya” sin verse obligado a dejar el infierno, de empleos que odian porque “hay que trabajar y eso no se disfruta”, de hacerse los ciegos sobre muchas cosas importantes solo por no ver que estás equivocado al final lo que parece importarles es ser iguales a los demás , que nadie los censure y llevar la moral (múltiple) a donde quiera que vayan.
Los felices infelices no pertenecen a un bando político específico, los hay en muchas formas, colores, estratos sociales, estatus socioculturales y hasta con tópicos sexuales definidos, gracias a ellos el mundo es la porquería que es, las escuelas apestan. Curiosamente en el único sitio donde su poder es limitado es en las universidades donde siendo mayoría no tienen el calado profundo y absoluto por aquello de que allá los jóvenes viven a otro ritmo con excepción de los muy estúpidos que asumen a ciertos personajes como modelos a imitar, asunto que deja muy mal la inteligencia de esos muchachos.
Creo que la verdadera revolución debe llegar por el camino de la sinceridad, de mirarse al espejo y tomar decisiones duras pero necesarias, dejar de pensar con el estómago y comenzar a usar el cerebro para cosas productivas que van desde descubrir cómo hacer más dinero sin quebrantar ninguna ley , ser fiel a su pareja y si no se puede dejarla para poder andar desatado hasta que por agotamiento te amancebes con alguien a quien no te provoque abandonar luego de cometida la fechoría, dejar las mentiras así eso signifique perder, investigar en profundidad antes de opinar y comenzar a pensar seriamente en que la única verdad en la vida es que algún día nos vamos a morir, por cierto hasta eso es dudoso si pensamos en lo del espíritu, la energía, los universos paralelos, dios, los extraterrestres y pare usted de contar teorías que nos hablan de otra vida más allá de la miserable existencia humana. Ojalá la próxima gran epidemia sea   un caso grave y global de Anastomosis para que alguna vez podamos ser liberados de la gran logia universal de los felices infelices que nos gobiernan desde la “normalidad”.
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José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback
















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martes, mayo 09, 2017

Odiar no siempre es pecado

He oído en distintas ocasiones a tal o cual funcionario dando declaraciones sobe el odio que les tiene la oposición mientas que ellos solo dan amor, la verdad cada vez que los escucho casi vomito de tanto asco que me da eso de que un ser teóricamente inteligente diga estupideces de ese tenor y lo peor, que otra persona también (pensamos) inteligente se trague tal idiotez.
Puedo afirmar que si hay mucho odio en contra del gobierno, no veo razón para enmascararlo ni inventar alguna fórmula retorica que lo disfrace, si mi sueldo no alcanza para comer ningún mes ¿de quién es la culpa?, si no encuentro en ninguna parte las medicinas para cualquier se querido incluyendo a uno mismo ¿es culpa de quién? Si no encuentro empleo, mi calidad de vida es peor, no veo futuro, vivo un proceso de ranchificación  acelerada sin que vea salida posible más que morir de mengua, se muere algún familiar por no tener una medicina, una operación. Es más, este gobierno es tan porquería que hasta a los emigrantes les joden la vida, ¿Cuántos compatriotas no están indocumentados y presos (figurativamente) en el extranjero por no tener pasaporte? ¿Cuántos se fueron confiados en los tratados Mercosur y ahora son parias sin futuro?
Volviendo a las fronteras ¿Cuánta gente no se sentirá asqueada al saber que quien mató a su se querido es ahora feliz usuario de las cárceles donde los presos mandan más que los custodios?, ¿Dónde está el futuro de los estudiantes universitarios? , quien pagará los muertos por la salvajada policial en las protestas? , ahora bien , ya vistas todas esas peguntas , ¿no hay razones para odiar al gobierno?.
Por mí, el Papa puede seguir dando su misa dominical en la Plaza San Pedro  y pontificar  sobre unos valores cristianos que si bien son muy lindos, solo aplican en países donde la cultura, educación, futuro y hasta la historia son reverenciados, no en estados como este donde ser bárbaro e ignorante se celebra hasta con altos cargos  y se festejan con “dignidad revolucionaria” .
Volviendo al odio, no creo  que nadie en su sano juicio pueda ser feliz ente tanta desazón y lo más lógico es que se busquen culpables y de paso que tengan la aspiración (muy sana por demás)  de castigar a esos culpables, que esto genere un muy sano ambiente de repulsa también es absolutamente normal, hasta ahí no veo gran problema. Detestar u odiar es un sentimiento absolutamente natural en el ser humano, máxime cuando se ha sido maltratado de todos los modos posibles y en este país todos hemos sufrido maltratos, desde no encontrar alguna medicina, empleo, sueldo decente, comida, calidad de vida y hasta lograr  algún trámite legal sin que medie algún pago bajo cuerda para acelerar el documento, todo de manera ilegal a fin de procurar el trámite sin mayor tardanza. Eso para no repetir la cantaleta de cosas que nos faltan a los ciudadanos de a pie.
Así que ese discurso sobre cuanto odiamos a estos funcionarios es algo que no debe llenar  de pesar a nadie por muy cristiano que sea, al final esa reacción del gobierno solamente es un chantaje emotivo para hacemos sentir incomodos. Solo es una fracción de los largos y cuidados llantos de los pobres adalides de la izquierda, cuya finalidad es disfrazar su total estupidez administrativa en cuanto para gerenciar  las riquezas (reales o ficticias) de este país, hacen gala de todo el mal sentimiento que en teoría engloba el odio, pero si no tuviésemos esa capacidad de detestar  hasta límites complicados de explicar no seriamos humanos, tampoco podríamos establecer las normas de convivencia ni hubiésemos logrado  nada en nuestra historia. Sin el odio no existiría ningún movimiento independentista, no ceo que los fundadores de la patria hayan ido a las guerras con pensamientos beatíficos de paz y amor pues la guerra es a muerte y eso no habla nada en pos del cariño hacia el enemigo, las grandes gestas nunca se hicieron utilizando el amor más que de manera retórica, la humanidad siempre se ha valido del odio para lograr grandes cosas, que después los poetas o estadistas encubran todo con algún discurso grandilocuente es otro asunto.
Todo el mundo odia a las ratas o las cucarachas (por nombrar dos plagas “estándares” que aplican al símil)  y a nadie le incomodaría eliminarlas de la faz de la tierra, a las ratas hay que desaparecerlas, aunque se vistan de rojo ratas se quedan. Querido lector (si está en Venezuela), use su odio de manera constructiva para que tengamos en algún momento el país que soñamos y no esta pesadilla de la que todavía no despertamos.
Nota; Si quieres colaborar con el autor de este blog puedes enviar tu donativo via Paypal a jbdiwan02@gmail.com o comprar mi novela Haciendo click acá
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback

     

martes, abril 18, 2017

En busca de un mundo perfecto (capitulo 15)

Capitulo 15

 Llega Ramiro del brazo de una argentina despampanante, sin sotana él, ella con un vestido infartante, es rubia como el sol, con ojos cafés que gritan un tinte muy bien puesto, ambos vienen con caras de culpables, pido dos copas más además de otra botella que Ramiro se apresura a decir que paga, nos presentamos con la dama y Ramiro conoce a mis amigos, lo ponemos al día con las noticias, él se preocupa, sin embargo dice que no tiene sentido ponerse tristes a tanta distancia del problema.
 La chica se llama Serena, es de ancestros italianos, periodista que anda en estas tierras haciendo un reportaje sobre el cristianismo apostólico, así se conocieron, ella intentaba convencer a un bibliotecario sin que este entendiese muy bien su chapucero italiano , Ramiro, como buen caballero la ayudó, hicieron la investigación juntos en la biblioteca, le invitó un trago, se conocieron mejor y terminaron en la cama,  estaban en la pausa del amor cuando recibió mi llamada, ella se interesó en la noticia pues sería un interesante reportaje.
Le pregunté cómo llegó al vaticano con esa estampa de diosa griega, con el perdón de mi amigo, le comenté que media botella de Ron y otra de champaña me ponían en ese estado, el cura sin sotana me disculpó, seguimos la conversa mientras yo exhibía la sonrisa de quien comete un crimen sin culpa.
 Serena me comentó que vivía en Buenos Aires, que el jefe del periódico, que hasta hace una semana era su amante, la mandó en esa misión solo para poder reconciliarse con su esposa, quien lo amenazó con un divorcio sonado que lo dejaría en la ruina, a ella le sirve para olvidar y a él para sentirse cómodo en su cárcel sin barrotes, esa del matrimonio por obligación.
Su interés por mi historia era para poder renunciar al periódico mañana mismo, con un reportaje de esta categoría podría volver a trabajar para la competencia que ya la había intentado seducir con una jugosa oferta a la que renunció, por culpa de aquel amante que resultó mentiroso pues había hablado de divorcio, matrimonio y apartamento en el centro, pero que a la hora de la verdad la dejó con los crespos hechos, mientras disfrutaría de pervertir a ese cura que tanto le atraía, confesando con desparpajo que todavía no sabía quién pervertía a quien, pues le ha tomado por sorpresa lo ducho del hombre en asuntos que supone no debe saber por aquello de su oficio clerical.
Volvimos a brindar, me contó la periodista que Argentina estaba al borde de una guerra por los malos manejos de la economía de su presidenta, que por imitar a Venezuela estaban cerca de ser iguales, guardando las distancias, sin embargo la llenaba de calma estar a miles de kilómetros de su ciudad, aunque le daba cierta tristeza pensar en sus seres queridos todavía presos allá.
Todos entendimos su sentimiento pues el local estaba saturado de la nostalgia y la tristeza propia de gente con el mismo sentir, todos dejamos seres queridos atrás, en mi caso particular, ese día había descubierto que era un perseguido más pero en ausencia, ya no solo tenía que lidiar con mi depresión y mis dudas, también con la posibilidad de caer preso por mis ideas, ni siquiera por las religiosas, por las políticas, eso que me he negado a ser militante, solamente que la idiotez oficial obliga a poner mi posición por escrito, lo que no sabía era que terminaría por ser famoso, más con mi necedad de creerme invencible y ponerme con nombre, apellido y hasta foto de perfil, como para hacer más fácil la cosa del presidio.
Me comenta la periodista que el periódico le había alquilado un apartamento, algo lejos pero bastante cómodo, nos invitó a todos pues esta noche ofrecía una reunión en casa, más tarde, mis amigos venezolanos alegaron cansancio y se retiraron, no sin antes intercambiar correos electrónicos con besos, abrazos y demás, acepté, total, nadie me esperaba en el hotel, pedimos la cuenta, pagamos, me despedí hasta con lágrimas de mis amigos, prometí visitarlos pronto, ellos también se les humedecieron los ojos, reafirmaron su compromiso de habitación por tiempo indefinido en su casa, les agradecí, los vi tomar un taxi, el cura, la argentina y yo tomamos otro.
Libro completo Disponible en Amazon









martes, abril 11, 2017

Lo beneficioso de comer moras azules durante las protestas


En estos días oscuros , donde nadie sabe en realidad cuanto más jodidos podemos levantarnos al día siguiente ya que todo parece apuntar que de alguna manera siempre estamos peor cada mañana, creo que ya ni importa quien mande, luego de estos años de vivir en un mundo donde cualquier cosa por más espantosa que suceda es ya “normal”, este domingo por decir dos cosas, a las nueve de la mañana vi una mujer con la cabeza abierta , sentada en la acera y ni un paramédico, según escuché fue que la tipa se atravesó al bus que no tuvo tiempo de frenar por completo y para “buena suerte” de la señora solo salió con la cabeza rota , no pude más que pensar en ¿qué terrible dolor tendrá la dama cuando se le baje la descarga de adrenalina y comienza a doler en serio? ¿Cómo hará para ir a trabajar o que mala suerte eso de ser atropellado en Venezuela?, eso te pasa en USA y sales solo con la cabeza rota mínimo te ganas una pensión adelantada gracias a la demanda que le ganaras al estado. La verdad luego de lo espantosa de la escena (soy fotógrafo y es complicado desligarse del oficio de mirar) con la dama de tez clara, cabello crespo y  rubio que no se veía nada natural, bañada en sangre y esa cara de no saber ni creer muy bien lo que te está pasando que todos tenemos justo después de semejante golpe (cinco fracturas en mi haber lo atestiguan) a las diez de la mañana luego de estar con mi hija, el cielo azul, el autobús sospechosamente amable, el tráfico con su mínima expresión, todo como para ser feliz en vez de tener la insensata idea de dar cabezazos a un autobús de diez toneladas.

La verdad mi primer pensamiento fue, “pobre mujer , ahora le toca estar en un hospital venezolano les juro que aparte de la razón obvia por la cual no me gustan los hospitales y que creo muchos compartimos , está esa natural sensación de pánico de tan solo pensar que tendré que pasar una temporada enfermo, sin medicinas, seguro, ni dinero (que ya es horrible), está esa otra de saber que los hospitales públicos pueden ser una fuente de inspiración sublime para los escritores de terror sin que tengan que apelar a la imaginación, nadie cree que tantos horrores convivan en el mismo espacio y nada cambie jamás, es como si de alguna manera los venezolanos estemos ligados al horror como parte integral de nuestra genética , eso no nos deje nunca jamás ser gente civilizada en todos los ámbitos , sin esta sensación de vivir en medio de un burdel de frontera donde todos viven drogados con alguna cosa de esas que vuelven locos furibundos a todos los que las consumen, además borrachos y de paso molestos, una combinación que pinta muy bien la sensación que se respira por acá.

Quisiera decir que no éramos así antes de que el Psuv se halla robado el estado de cordura nacional, la verdad es que nunca hemos dejado de tener esa compulsión sórdida, solo por nombrar el siglo XX que si le metemos tiempo más atrás en nuestra historia podríamos asegurar que los horrores siempre han  existido, desde caribes caníbales, españoles abominables, enfermedades, esclavitud, guerras muchas guerras, olvidados del mundo, tanto que ni siquiera hubo ruta interoceánica hasta finales del siglo XVIII (que tres siglos existiendo a la sombra es muchísimo tiempo e indicativo del poco aprecio por parte de la corona), cien años de guerras y guerritas que cíclicamente mataban a la mitad de la población sin que apenas a nadie le importara fuera de las fronteras, de hecho los periodos que pareciéramos ser de lo más razonablemente civilizados comparten ciclos históricos con otras dos dictaduras militares donde ni siquiera hubo la mitad de muertos por represión que las sufridas por las dictaduras similares por parte de nuestros ahora muy civilizados vecinos de frontera (por decir solo dos), el análisis también contempla la posibilidad de que quizás el país sea feliz cuando las dictaduras solo quitan libertades pero compensan en lo económico que es otro aspecto que atañe a nuestra concepción de civilización. Como la que cerró las puertas al siglo XIX en cuanto a las guerras y comienza la época de oro del petróleo , pagó totalmente una deuda externa que debía el país desde cien años atrás , no había más que aisladisimos casos de crimen y comparándolos con estos tiempos hasta la miseria era más llevadera que ahora.

Eso fue con Juan Vicente Gómez, años después estuvo Pérez Jiménez y también fue de relativa calma nacional, con múltiples cosas que gritaban que el país si bien era una cosa de miedo por la seguridad nacional también se miraba el progreso en todas las esquinas. Pasaron estos y el asunto comenzó a tornarse un poco más enrarecido cada año, como una enfermedad de ciclo muy lento que de tan poca la velocidad de evolución de esa enfermedad solo te das cuenta muy tarde, sin embargo repito, la miseria fue muy llevadera pues quien ganaba un poco en realidad le alcanzaba hasta para tener ciertos lujos, se de gente que por aquellos años no tenía donde vivir y sin embargo podían pagar giros de un carro 0Km comprado el año pasado, ahora quien gana mucho, muchísimo no podría pagar los giros de un carro nuevo sin haber vendido hasta las amígdalas para poder dar una inicial grosera, ni comer opíparamente pueden los profesionales universitarios.

Hasta que aquella enfermedad hizo una pausa momentánea en su curva descendente y sin aviso previo se volvió metástasis, en estos momentos vivimos los espasmos previos a la muerte del país entero, mi esperanza es que la vida después de la vida pueda aplicarse en el país, se supone que por allá se busca el cielo. En estos tiempos tan espantosos donde es complicado olvidarse de que vivimos en un universo paralelo donde se concentran buena parte de los horrores posibles de la humanidad, en este momento histórico, estaba leyendo mi twitter y veo que una publicación de carácter nacional, de larga data libertaria, de fuerte medio que no le ha tenido miedo al gobierno a pesar de todos los atentados y afrentas sufridas por parte del gobierno nacional, tiene como una noticia destacada del día, un muy ameno articulo donde declama las virtudes de comer moras azules , ¿díganme por favor que eso no es una vaina que solo sucede en un país loco?
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback





miércoles, abril 05, 2017

En busca de un mundo perfecto (capitulo 14)

14
Me encontré con mi amigo venezolano, la señora se nos va a unir más tarde pues se ha quedado en el hotel para asistir a una sesión de yoga, una manía que tiene para eso de la vejez y la paz, no la entiendo, pero cada quien se rasca las pulgas como mejor le parece. Veo al amigo, los abrazos, los gritos acallados por lo solemne del espacio, las preguntas de rigor, los comentarios sobre la calva, la panza y las arrugas, las otras menos discretas antes que la mujer del amigo obligue mesura, en fin, el ritual de machos venezolanos que no se pierde ni con el exilio, más bien se resalta pues hay siempre el deseo inconfesado de volver a la adolescencia.
Nos fuimos al café venezolano, esta vez no pedí Grappa, pedimos una botella de un Ron Guatemalteco excelente, a falta del criollo bien vale uno de gran precio y excelente sabor, que no da resaca ni afecta el colesterol, como corresponde a los señores cuarentones, la primera hora la dedicamos a hablar mal del gobierno venezolano, de los militares y su extraño gusto por ser sodomizados por los cubanos, de la guerra soterrada de mi país o de como en otras latitudes se recupera la paz
Le confesé que hui buscándola, pero no la he encontrado ni con pastillas mágicas, le dije las razones de mi colapso nervioso que detonó en la orinada al ilustre obispo, la cárcel, el divorcio, el viaje y hasta mi tratamiento psiquiátrico con pastillas mágicas incluidas, que además, de vez en cuando combinaba con cannabis sativa para hacer más placenteras las tardes del ocio Romano, la yerba me la facilitaban un par de doctorantes latinos, los mismos con los que me metí en la fuente de Trevi el día que conocí a Ramiro.
Mi amigo me cuenta que en su exilio se ha vuelto si no adicto, si bastante regular consumidor de esa yerba, al final la esposa que era reacia a eso se consoló al saber que estando drogado era más dócil que de costumbre, además en una ciudad bella pero extraña, sin amigotes, sin espacios de distracción, era preferible que lo hiciera a que en algún acto de furia reventase toda la casa, hicieran maletas y se devolviera a Venezuela para encontrar un poco de distracción entre balas y miedos.
Me contaba que tenía un distribuidor que le llevaba yerba de la mejor calidad, había convencido a la señora para que hicieran el amor en estado alterado, ella le había tenido que confesar luego de una sesión particularmente intensa de sexo, que entre el yoga y la marihuana había encontrado nuevas cotas más allá de su imaginación, lo gracioso es que las drogas habían salvado su matrimonio mientras al mío lo había matado la virtud, que cosas tan graciosas tiene la vida.
Superado el tema hablamos de los amigos que se quedaron, los que andan regados por el mundo, el futuro y por supuesto, volvimos al pasado, el me habló de una mujer hermosa con la que tuve la suerte de salir, pero de mi casa a la de ella, todavía me pregunto por cual razón me escogió a mí.
Comentando con mi amigo llegamos a la conclusión de que fue porque era el que menos posibilidades tenía de inventarse nada serio, pero ella al verse cercana a otra cosa, se espantó y me dejó, sorpresivamente no hubo despecho ni llantos, fue tan abrupta la cosa que no me importó mucho, a decir verdad a ella tampoco, al poco tiempo se casó con un novio con el que volvió, según mi amigo ella hoy día muestra varios kilos de más, un aspecto de descuido más por incomodidad que por otra cosa, quizás el asunto del matrimonio no cuajó, pero eso ya forma parte de un pasado tan lejano que se comenta solamente por el ocio y el cotilleo, creo también para constatar que por más jodido que uno se sienta siempre hay alguien que la pasa peor, la naturaleza humana que es así de cruel para con los demás, también debe tener algo que ver con esta costumbre de repasar el pasado solo para constatar que el presente es mejor, a pesar de todo.
El amigo hace contacto con la esposa vía internet y me avisa que la mujer va a llegar en dos horas, mientras se acicala en el hotel, me cuenta que están en trámites de tener un hijo, ya están con los cuarenta en pleno y el reloj biológico les está presionando, además en la calma del exilio se pueden dar el lujo. En Venezuela era impensable para ellos, a pesar de que ambos tenían buenos empleos, mejores sueldos, un ritmo de vida ciertamente holgado, la calle, la escasez, el hampa, la política, la devaluación, ese  tercer mundo que le tiene a todos un rancho en la cabeza no les permitía ser responsables de una vida traída a ese manicomio, lo asumían como un acto de responsabilidad, en cambio, en ese nuevo apartamento de cinco habitaciones más estudio, despensa llena, índice de criminalidad con estampa nórdica, sueldos en moneda dura y posibilidad de contratar niñera, escuela cara, futuro por adelantado, hasta de traerse a la abuela para colaborar en el cuidado del niño, les permite soñar con un hijo a quien criar enemigo de los militares, de los curas, las mentiras, los comunistas y la incultura para que alguien los recuerde en el futuro, quien quita, hasta los quiera cuando sean viejos.
Los felicito, pido a la señora dueña del café que enfríe una botella de champan para brindar apenas llegue la señora, para ese momento ya nos hemos tomado más de la mitad del ron, pido una ración de cosas para picar, no vaya a ser que la borrachera se decrete antes de tiempo, comemos mientras esperamos, volvemos a la política y por medio del amigo descubro que soy perseguido político, mi blog ya es un clásico con más de diez mil lecturas al mes, me cuentan que hace horas salí en los noticieros de los canales del gobierno de Venezuela.
La policía política me busca, pero son tan brutos que no se han dado cuenta que no estoy en el país, seguramente ya interrogaron hasta al gato,  cuando vuelva al país tendré que buscar abogado, mañana me ocupo de eso, lástima que mis viejos tengan que pasar por ese mal trago, menos mal que mis hijos me conocen, estoy seguro que ya saben y están orgullosos de mí, las mujeres seguramente me relacionaron hasta con el KuKluxKlan  y los imbéciles de boina lo han de haber publicado en los periódicos, que vaina cuando la política está en manos de cerdos, que graciosa es la vida cuando ya nada importa.
 Cuento al café en pleno, a gritos, la novedad y todos brindan por eso, la disidencia se celebra en el exilio, cualquiera que le haga daño al gobierno es bien recibido en todo el mundo pensante, le comento al amigo eso y nos reímos a dúo, él se asusta, yo le digo que no lo haga, al final con lo que gano por mis libros puedo mudarme a donde me plazca, llevarme a mis hijos, al gato y hasta alguna amante que me encuentre por ahí, le conté de la secretaria con quien todavía converso vía web a pesar del exilio, mi cama prestada todavía la recuerda.
Dice mi amigo que no cambio, que a él todavía le cuesta entender eso de la mecánica del amor, yo le respondo que eso no es ningún misterio, solo es asunto de mirar alrededor con cierta atención, siempre hay alguna dispuesta, más en Venezuela que quien no la da la presta, el me describe cierto prurito que le da el sexo femenino, yo le respondo que eso tiene que ser invento de su madre, él lo asimiló e internalizó pero que al final solo es asunto de dejarse llevar, en mi caso nunca he tenido bienes de fortuna ni un gran empleo como para decir que soy un playboy, pero jamás me ha faltado alguna amiga bien dispuesta, él se ríe, yo me burlo, llega su esposa.
Ella es una mujer de buen ver, se mantiene bella, es un poco loca como todas las mayores de treinta, ya anuncia sus manías, nos saludamos, nos halagamos, ella por mis kilos menos, mi ausente calva, mi aspecto rejuvenecido a pesar de todo, yo le halago la figura, su estampa de menos de treinta, su cabellera y su sonrisa radiante, ella comenta lo de los periódicos y noticieros de Venezuela que me nombran, reitera su ofrecimiento de asilo en su apartamento, nos reímos, me burlo del gobierno, les digo que más tarde pasaré por el consulado a gritarles un poquito, así  voy a enterarme de los cargos, claro, iré con mi nuevo amigo, Ramiro el cura primo de los hermanos Valera, ellos se sorprenden, les relato la historia, descorchamos el champan, nos explayamos en detalles jocosos de borracheras épicas, en un momento en que la señora se ausenta para ir al baño aprovecho para llamar a Ramiro e invitarlo a la tertulia, él responde  que en una hora estará con nosotros para saber más del tema.
 En ese momento caigo en cuenta que no les he preguntado sobe sus respectivos empleos en el exilio, él me cuenta que  trabaja en la empresa multinacional que comercializa  celulares donde lo ascendieron a un cargo que suena como latinoamerican manager, ella que montó una escuela de yoga que tiene más de cien alumnos en cuatro turnos interdiarios, contrató más profesores, ahora  solo la  administra, también dictan clases de Thai Chi, así se ganan la vida, al terminar de explicar la situación laboral, ella  reconfirma la búsqueda del hijo, motivo que aprovecho para confesar  la razón del champán, que acabamos entre risas y aplausos pues los hijos siempre han de ser bien recibidos.
La novela completa la pueden descargar Acá










miércoles, marzo 29, 2017

El anís y la mojigatería criolla


Hace poco volví al país luego del fallido intento de emigración que suspendí por motivos de salud, los detalles los estoy escribiendo en un texto que espero termine en libro, además claro de la genuina aspiración de conseguir que alguna editorial seria lo publique y genere alguna compensación en dólares o euros preferiblemente, en vista de eso no hare ningún comentario por esta vía sobre la experiencia, lo que si hablaré es de una cosa que me tiene espantado y que en este periplo por toda Suramérica nunca vi que ni leí en periódico alguno que se replicase ese fenómeno en ninguna otra parte.

La primera noticia de eso tan espantoso lo encontré como meme en Facebook e Instagram, como sé que acá hacen bromas hasta con cosas macabras no le hice mucho caso, sin embargo en la primera oportunidad que tuve le pregunté a una colega docente que si ejerce en educación básica (no sufre de la misma alergia a los adolescentes que sufro) si era verdad lo que había visto como broma, ella me afirmó que si, que en realidad había escuchado de parte de sus alumnos sobre fiestas donde todos consumían eso y lo comentaban como la gran cosa. Como de los comentarios uno no debe fiarse mucho pues los jóvenes inventan muchas tonterías para hacerse los interesantes seguí buscando información a través de los hijos de mis amigos, su respuesta me dejó frio.

Cuando yo era adolescente no fui lo que se dice un joven modelo pues había descubirrto que me gustaba el alcohol y abusé de él en todas las formas que se me ocurrieron, por fortuna me encontré una novia que me rescató del seguro destino de alcohólico conocido cuyas bases me había labrado muy a gusto, aunque mi abuela no le gustase mucho el asunto, pero hasta ahí. La noticia horrorosa no es que aun los jóvenes sigan tomando el espantoso anís, es que ahora lo combinan con jarabe para la tos, específicamente un opiáceo que solo ya causa dependencia, mezclado con alcohol es la antesala del infierno, en el transcurso de mi vida he conocido varios personajes cuyos demonios son gobernados por el “inocente” jarabe para la tos, hasta hoy consideré eso como casos aislados, sin embargo la realidad me ha dado de frente en la nariz para mostrarme que siempre puede haber algo peor.

Quiero pensar que ese invento relativamente novedoso de mezclar alcohol con jarabes es una moda pasajera (se dé casos donde además le suman antialérgicos o antigripales para reforzar el efecto), eso destroza el hígado más rápido que años de bebida consecuente , así que estamos en presencia de un fenómeno pronto a matar a más de uno a una edad en la que si acaso debería emborracharse hasta tener la resaca de su vida que le enseñe a no volver a abusar, si acaso a fumar algo de marihuana como forma de “colocarse”, total esa adición se ha demostrado que no es física si no mental así que en el peor de los casos sería mejor, cuando menos previenen el cáncer que es otro flagelo humano.

Quizás la alternativa de gastar diez mil bolívares (toda una fortuna para el liceísta promedio) entre seis y sumarle otro poco por el jarabe para tener la certeza de emborracharse con poco licor sin contar la posibilidad de que la “alegría” contagie algunas niñas bonitas para liberar el yugo hormonal que tantos estragos hace en las duchas solitarias de los quinceañeros , hasta ahí todo normal, el problema está en el enganche que los dejará inútiles en poco tiempo, si ellos se mueren al final no pasa nada, a diario matan a muchos venezolanos sin que parezca que la cosa cambia mucho, el asunto es de salud publica. Digamos que Juanito , perencejito, fulanito y menganito se escapan un viernes en la mañana , se van a casa de luisita que junto a la menganejita, la menolcita, la yurkelvis y la maygalet también han desertado esa mañana mientras sus padres andan laborando (en el mejor de los casos) arman la fiesta, todos entre 13 y 16 años, sacan la respectiva botella con su jarabe incluido más la ración de pastillas, se prende la fiesta que termina en las habitaciones y camas de la casa, nueve meses después hay cuatro niños de niños que son criados por los ya atribulados abuelos, sus padres terminan de cuatreros para poder mantener al bebé que cada día sale más costoso hasta que se cansan del asunto. En el escenario “optimo” las cuatro parejas suspenden los estudios para criar a los hijos pero esa suspensión los ata a un mal empleo de sueldo básico cuando no a la vida de cuatreros que por lo general hace que los niños que van creciendo se queden al garete repitiendo la historia, tendremos un crecimiento poblacional vegetativo precisamente del tipo de gente que ningún país necesita, si solo se murieran luego de mucho ingerir esa mezcla sería triste pero en todo caso no un drama, el cuento es si sobreviven.

Lo peor es que me imagino la reacción del ministerio de educación prohibiendo que los jóvenes tomen anís, haciendo campañas que nadie oirá sobre los peligros del alcohol mezclado con esas cosas, haciendo que los antigripales se compren con receta lo que encarecería más el asunto ya difícil de las medicinas, cuando al final (me parece) que resolverían más legalizando la inocua yerba (marihuana) que al final es menos dañina, estableciendo clínicas móviles de planificación familiar donde las jóvenes puedan obtener una inyección anticonceptiva que no evitará que fumen yerba pero sí que sigan haciendo niños sin padre, que en muchos casos terminan siendo los dilectos hijos de la patria a lomo de moto con pistola e historial delictivo incluido, acelerando la espiral de violencia que ya nos tiene acorralados, en diez años más será peor y créanme que siempre puede ser peor.

Creo que es hora de dejar la mojigatería boba que nos mantiene en este retraso abismal de pobreza mental, física y espiritual que no es si no alimento para los politicuchos de medio pelo que se aprovechan de la pendejada colectiva para llenarse los bolsillos mientras el país arde por los cuatro costados.
José Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback

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