Usualmente mi blog es exclusivo para mis reflexiones sobre política y algunos otros asuntos del diario vivir en Venezuela, sin embargo es jueves de asueto y aunque yo esté encerrado debido a un caso grave de insuficiencia salarial tengo la esperanza de que no todos sufran algo así y puedan desconectarse aunque sea de manera artificial del holocausto tropical que significa (mal) vivir en este país. Hoy les traigo un par de capítulos de mi novela para que se entretengan, ojalá les guste y los que puedan la descarguen de Amazon (Descargar acá la novela completa) donde está publicada para vender en formato electrónico.
Sin más que agregar por el momento los dejo en compañía de este relato;
Pre-historia
La ciencia, siempre tan
bien ponderada, tan exacta y aparentemente ególatra, no siempre está en lo
cierto. a pesar de lo que podamos pensar este siglo XXI donde la tecnología
está al alcance de todos es muestra tangible de que los científicos no son
infalibles, sé que suena a silogismo, sin embargo hace veinte años los
celulares eran solo para gente privilegiada, las computadoras también , el
internet era si acaso un esbozo de lo que hoy es y si alguno predijese lo
dependientes de la tecnología que íbamos a ser nadie le creía, de hecho apenas
hace cuarenta años, alguien predijo que las computadoras serían muy costosas
que nadie tendría una en casa, mejor dejarse de sueños inútiles.
Mientras escribo estas
líneas no puedo hacer nada más que reírme de lo aferrados que estamos a esas
teóricas realidades momentáneas, tildando con cualquier adjetivo a tantos otros
cuya imaginación los hace ver lo que para nosotros, simples mortales, es algo
imposible. Lo peor es que muchas veces llamamos locos a esos visionarios, sin
tomar mucho en cuenta que quizás están viendo la realidad en su justa medida y
no esta partícula que percibimos la mayoría de los humanos.
El ejercicio de la
imaginación ha sido siempre un escape, desde hace años estoy escribiendo todo
lo que me viene a la cabeza, desde crítica política pasando también por asuntos
con la fotografía hasta terminar en la narrativa, de hecho hasta he sido
distinguido con algunos galardones menores en el área literaria y otros mayores
en el área fotográfica.
Como muchos uso el internet para masificar mis
potenciales lectores, aunque todavía no cobro nada por ello creo que es peor
tener todo eso acumulado en mi disco duro sin que nadie se entere, esperando
que la providencia me ponga enfrente algún editor, pero como la esperanza es lo
último que se pierde, quizás con esto de las redes sociales, mis blogs junto a
los amigos virtuales o reales que me leen, posiblemente algún editor se apiade
de mi condición y ofrezca publicar
alguna vez, a lo mejor no me haga millonario pero cuando menos me dé el impulso
para las cosas que ambiciono, que no son tantas realmente.
En este periplo digital
que a diario recorro con el fin de hacerme notar he conocido mucha gente,
algunos me escriben vía redes sociales, otros más discretos lo hacen por correo
electrónico, no siempre leo todo lo que me mandan, solo si son textos
prometedores o entretenidos me intereso en ellos y contesto, por lo general son gente interesante pues los
que no lo son cuando mucho se limitan al insulto que me divierte más que
ofenderme, cuando menos sé que me leyó lo que quizás tenga alguna influencia
para que su pensamiento se expanda, uno nunca sabe.
Entre toda esa gente
que me escribe, una vez recibí un correo verdaderamente extraño, en el texto me
explicaba algunas cosas que picaron mi curiosidad, descargué el archivo y en una pausa del ajetreo del día comencé a
leer lo que me pareció una novela de aventuras, sin embargo aseguraba que había
pasado tal como lo decía el largo texto adjunto. El remitente era una mujer que
decía conocerme, aseguraba haber sido mi alumna alguna vez, todos los que son
profesores universitarios saben que es complicado recordar los nombres de todos
tus alumnos.
Quien me enviaba el email certificaba la veracidad de todo lo escrito,
además negaba que su primo hubiese estado loco. Decía escribirme para que viese que a veces la locura no es
sino una diferencia de percepción del mundo, como tantas veces dije en mis
clases para referirme a lo que hacen los artistas, esos que construyen
universos personales desde su obra y que la gente ve como muy interesantes sin
saber muchas veces que eso que parece ficción está realmente muy cerca de la
realidad.
Según la chica su
motivo para escribirme fue debido a que leyó uno de mis artículos del blog
donde explicaba mi particular visión
sobre la religión y las posibles teorías personales que la sustentan, la
verdad, aunque considero que mi opinión es solo eso, una disertación al vacío
digital sin un ápice de realidad ni de investigación pero como es mi
percepción, dudo mucho que haga mal, sobre todo porque no espero que nadie crea
mis elucubraciones. Espero que cuando me toque morir tenga algo de realidad,
eso de terminar siendo abono orgánico
después de tanto pensar y estudiar da como grima.
Al parecer no es tan al
vacío el asunto pues este chica me ha leído, aparentemente ha encontrado
coincidencias entre mis opiniones y las de su muy brillante primo, lo que ha
dado pie para atreverse a escribir ese correo que tan trastornado me ha vuelto.
Ella recomienda leer el texto
íntegro pues su primo, quien era un tipo
extremadamente brillante, tenía algunas teorías al respecto que quizás me
pudieran servir para futuros artículos.
Debo admitir que lo que
leí me tuvo en vilo toda la noche, no pude despegarme del texto hasta
terminarlo, aun así me impulsó a buscar la veracidad de lo que allí estaba
escrito con algunos de los protagonistas que estaban al alcance (con Google ya
nadie puede esconderse mucho).
Al final he decidido
publicarlo para compartirlo con todos pues me parece importante que se sepa esa
otra historia que hay detrás de la locura, sobre todo de un tipo que quizás me
he cruzado alguna vez y nunca supe de él, tan cercano que asombra, lo peor es que
haya pasado por debajo de la mesa sin que nadie se enterase de su existencia
más allá de su círculo íntimo ni hiciera algo para difundir su pensamiento.
Aunque no me considero
la gran cosa en eso de la cultura o el conocimiento, me sigue indignando como la
“gente común” se aferra a su nada cotidiana y hasta hace esfuerzos mancomunados
para que quienes piensan diferente sean acallados, se hacen de todo un
entramado para ampararse bajo el lema de la moral y las buenas costumbres, sin
importar mucho el lado político al que se adhieran, al final muchos son la
misma cosa, un grupo de gentes que se aterran de salir de su ignorancia pues la
comodidad de lo “normal” es mucho mejor que la eterna duda.
1
Hugo, para el momento
de su muerte contaba con 47 años, tres hijos, tres divorcios y cuatro
matrimonios, un doctorado en física pura, una licenciatura en matemática junto
a una maestría en química nuclear, todo antes de los veinticinco años, en
resumen el hombre era un genio, se casó a los 25 con su primera esposa, cuatro
años más tarde con la madre de sus
primeros dos hijos, al cumplir los 43 con la madre del penúltimo hijo y a los
47 con su actual viuda.
Seis libros que eran
casi bestsellers en distintas universidades de Latinoamérica, sin embargo, por
asuntos prácticos típicos de quienes han sido escaldados y desplumados en
varios divorcios, poca gente sabía de esas publicaciones o de
lo que por de derecho de autor le depositaba su editor, en una cuenta bancaria
en el extranjero.
Al parecer, según pude
leer entre líneas, los problemas mentales comenzaron a hacerse visibles al
término de su ultimo doctorado, aseguraba que había descubierto las trampas de
Dios, tuvo una depresión que lo hizo estar borracho un mes entero, por suerte
eran las vacaciones de su trabajo ( de profesor universitario), la cosa llegó a
tal extremo que terminó preso, pues una mañana de domingo, en estado de ebriedad se subió al altar mayor
y orinó al arzobispo en persona, gritándole falso además de otras sutilezas de
la vulgaridad cotidiana, la policía
intervino con la severidad del caso, pero la familia lo rescató antes de que el asunto llegara a mayores complicaciones judiciales.
Su esposa lo abandonó
(al fin) en el acto, por ser católica
practicante, de las de misa y comunión.
Al fragor de la pelea definitiva, gritó a todo aquel que quisiera oírlo
que era una maravilla la idea del divorcio, que estaba harto de malos polvos y
rosarios mata pasión, que mejor estar sólo que con una beata que se arrepentía
de su sexualidad, que vivía del que dirán, que perdía miserablemente su tiempo
pues Dios, como ella se lo imaginaba no existía, él había descubierto entre las
matemáticas, la física y la biología su gran engaño, no existía tal tío con
barbas, ni cruz, ni demonio, ni ángeles, todo era un gran teatro para los
pendejos, que en la dimensión donde residían ellos (entes “espirituales”)
nosotros éramos una especie de reality show con el que todos se divertían, esta
vida es más parecida a una estación de castigo, donde no importa lo que hagas,
siempre estarás jodido.
La mujer ni siquiera volteo a verlo, cuando
arrancó en su carro. En ese mismo instante
él aprovechó para quemar lo que
ella dejó en una hoguera al centro del patio, allí no se salvó ni la biblia,
tampoco los libros de Paulo Coelho, los misales, las revistas piadosas, los
velos, las velas, la ropa interior modelo beata, los medios
fondos para las faldas muy claras
y hasta el rosario de la abuela, todo regado con vodka barata pero
excelente para evitar la resaca.
Al día siguiente, visita a los tribunales, los abogados,
comenzó la pelea por la custodia del niño, los gatos y el periquito australiano
quien se salvó de la hoguera por tener el buen sentido de hacerse el muerto dentro de la casita al
fondo de la jaula.