Irse
del país, bajo la figura que sea, es una cosa ruda, no importa que te vayas con
empleo de sueldo mágico, de esos que solo pensabas que existía en los sueños,
casa soñada, futuro que se anuncia maravilloso y oportunidades que quizás no tendrías
acá, igual dejas familia, amigos, casa natal, playas de fin de semana, ron
barato y tocará olvidar algunas costumbres muy criollas que en otros países o
son mal vistas o son penadas por la ley.
Las
redes sociales han permitido abrir nuevas ventanas de comunicación y de
expresión, si bien en esta esquina se piensa que el internet no es la gran cosa
como catalizadora de cambios, igual TODOS se expresan de la manera que mejor
piensan, ahí viene lo increíble. He leído en los sitios sociales de
simpatizantes con el gobierno, cualquier cantidad de frases laudatorias,
censuras duras como piedras, arengas fuertes, expresiones de alegría por los
presos políticos, en fin, expresiones excesivamente complacientes para con la “gestión”
gubernamental. Lo único que sorprende es que en muchos casos las defensas más
furibundas son de funcionarios del estado (nada sorprendente por cierto) y
chavistas en el extranjero. Esos dan más grima pies se fueron porque no tenían oportunidades
aquí, se fueron buscando un futuro que por acá está muy lejos de perfilarse.
El
chavismo invierte buenas cantidades de dinero en su promoción en el extranjero,
sin embargo de esos cientos de emigrantes que se asumen “Revolucionarios” no he
leído ni uno que defienda el gobierno más allá de sus muros de redes sociales,
les toca trabajar pues meterse a político como ciudadano extranjero no es muy
buen negocio, además por lo general las comunidades venezolanas en el exterior
son producto de la emigración forzada y no ven con buenos ojos a quienes apoyan
a los culpables de su emigración.
Hasta
hace unos años, la figura del refugiado político (para mí cuando menos) era una
suerte de leyenda urbana, pues no conocía a ninguno de cerca, hoy día tengo
tres primos bajo esa figura, se fueron apurados, dejando casas, vehículos,
querencias y hasta mascotas por evitar la segura cárcel y quien sabe que más
terrores de parte de los esbirros, en los tres casos eran militares de muy baja
graduación que estaban asqueados, los dos primeros, un matrimonio se fue a una
vacación de la que jamás volvieron, ahora viven de nostalgia en nostalgia con
hijos que se sienten venezolanos pero que no pueden volver al país so pena de cárcel,
el ultimo de ellos, se fue hace unos días, apurado, sin avisar a nadie, porque
desde su posición de retiro fue fotografiado protestando el gobierno, a quien
no solo no le gusta que hablen mal del (el gobierno claro) tampoco le agrada
que gente sin tacha y con información certera promulgue sus cochinadas, mucho menos si ese
que protesta es un ex GNB, les dio en la madre, BRAVO por mi primo, por cierto
el viernes por la noche fue allanada la casa de su padre, un militar jubilado
hace más de 15 años, por unos funcionarios de mal talante que se metieron con
los dos viejos indefensos quienes por cierto pagaron los pasajes a su hijo y su
familia quienes hoy día comienzan una nueva vida en el exilio forzado de los
refugiados.
Este
teniente que se fue entre gallos y medianoche, con maletas plenas de lo estrictamente
necesario para no alertar a los vecinos, que compró el pasaje en las taquillas
del aeropuerto, que seguramente no tuvo tiempo de despedirse de nadie, no sabe cuándo
volverá, su esposa ha dejado empleo, pacientes y hasta el título profesional
para salvarse de los esbirros, seguramente unos dirán que “no creen que les
vaya tan mal en el imperio, al final ese es su deseo por escuálidos”, yo
disiento pues una cosa es irse pero poder volver cuando quieras y otra muy
diferente es irse para no poder volver jamás, con la seguridad de que lo que
dejaste acá lo abandonas para dejar que se pierda, la vida vale más pero las
nostalgias son una cadena que ahoga a quien la porta.
Una
cosa es no querer volver, otra muy diferente es no poder hacerlo, desde esta
esquina vaya mi solidaridad total con esos valientes primos que pusieron su
vida y libertades en riesgo para demostrar, una vez más, que este gobierno es
todo un museo de particularidades coprológicas, cuyas ideas y acciones van solo
en función del avance social y económico de sus elites, dejando al país y sus
habitantes chapaleando en este océano de miserias que ellos pretenden vendernos
como el mar de la felicidad, a los defensores desde el extranjero de esta porquería
de gobierno los invito a volver a trabajar y a vivir acá como todos los hijos
de vecinos que como yo trabajamos a diario en el país, para que se les quite el
fácil encanto de ser chavista desde cualquier capital cuya economía sea
favorable.
A
los compatriotas que nos quedamos en pie de lucha, mi más ferviente abrazo de
solidaridad, a los que se han ido les pido un poco de solidaridad para con los
otros compatriotas que se ven en el avión del olvido a rehacer sus vidas en la
dureza del exilio, a los refugiados políticos que sepan que no se les olvida y
al gobierno que me lee una gran rechifla mezclada con mentadas de madre y
maldiciones gitanas, saludos desde mi esquina.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback