Enero
no tiene 30 días, como nos engaña el almanaque, debe tener alrededor de unos
sesenta como lo resienten la billetera y
la cuenta bancaria de muchos, no es asunto de los gastos de navidad, en el caso
de quienes pretendemos sobrevivir a punta de tigres o trabajos a destajo, ya
que realmente no hay tigres en la selva de concreto, todos los ha acabado la
situación precaria del ciudadano común.
El
comentario general es “que bolas lo que hicieron con el cupo viajero” “¿Cómo
haremos ahora para ahorrar en dólares?” “¿Qué pasará con la cuenta en Panamá
con que se presume ahorramos para la vejez?”, la verdad, aunque son preguntas
válidas yo creo que no son las indicadas.
Puedo
pensar con cierta tristeza que me quiero ir del país, la experiencia me dice
que solo lo debo hacer si aparece un empleador dispuesto a darme un trabajo con
futuro, a mis cuarenta años es complicado aventurarse a hacer “cualquier cosa,
lo que salga” , también pienso que quiero viajar y conocer, cosa cada día más
lejos por aquello de las fulanas divisas, su costo y ahora la complicación de
la ausencia de aerolíneas a precios accesibles aunque sea en temporada baja, me
da tristeza saber que mi hija no pueda conocer otras culturas solo porque una
sarta de imbéciles ha decidido con premeditación, alevosía, mala fe y una
dudosa ideología, que el país debe ser una versión suramericana de cualquier
republíquela africana, de esas donde cualquier tipo con sueldo de más de 100$
es el millonario de la cuadra y los demás pues, comen lo que se les atraviese ,
donde cualquier migaja se acepta como dadiva , la envidia cunde por las calles,
transformándose en plomo y acero.
Volviendo
al tema de los cupos, es verdad que no son un regalo, que eso uno lo paga, en
muchos casos con sacrificio, en otros más cómodos, pero igual es el dinero bien
habido el que paga eso, no un estado forajido que los regala, tal como hacen
ver con su discurso para retrasados mentales, pues solo ellos son los que se lo
creen, claro, no estoy hablando de gente con problemas mentales de nacimiento,
son esos otros inoculados con el virus del fecaloma mental que ahora abunda y que,
al parecer, les provoca una profunda militancia entre las filas del
“oficialismo rebuznante”.
Lo
que me preocupa es lo que no dicen pues se supone que el dólar preferencial, el
de 6.3 es para cosas prioritarias para el país. Los años y las acciones han
dejado bien claro que las prioridades del estado no son las mismas de los
individuos, no solo de caraotas vive el hombre y menos en la actualidad donde
la tecnología, la medicina y hasta los medios de transporte forman parte
intrínseca de la vida diaria, cualquier variación en sus precios tienen efecto
directo en los costos de caminar por ahí.
Los
comerciantes, vituperados, escupidos y hasta malditos por muchos no son los
reales culpables de todos los males, tal
como hacen ver por todos los medios este estado, en su mayoría son gente
honrada que viven gracias a la ley de la oferta y la demanda, si un
distribuidor le vende a un alto precio, no pueden vender por debajo de este,
sobre todo si por casualidad toca reponer inventarios y las ventas no alcanzan
para un margen de ganancia que permita mantener los costos operativos , dejar
algo para repartirse al cierre del año fiscal, la culpa es de una manga de
estúpidos (perdón, ya lo dije, pero es que es un pensamiento recurrente) que
mantienen la economía por debajo de la normalidad, donde lo normal es la
inflación desaforada sin que nadie pueda hacer nada y cada acción del estado
que dice intentar mejorarla, la empeora .
La
culpa no es del cupo viajero, es de los viajeros que andan sin cupo, pero con mucho
efectivo, de las transnacionales que se instalaron para beneplácito de los
jerarcas en desventaja para con la nación, es en ese regalar el país a cuotas
del que tanto protestaron y hoy siguen haciéndolo con más impunidad que el del
sueño más loco de un adeco ochentoso, pero ahora se visten de rojo y son
escoltados por malandros a lomo de moto, mientras nosotros vivimos encerrados
por nuestra propia mano, sin mirar el futuro, deprimidos, desmotivados y con
unos líderes de la oposición que dejan mucho que desear, al garete y soñando
siempre con un empleo en otro país donde la vida sea un valor, el trabajo
intelectual no sea visto como un pasatiempo para “ricos”, la vida se transforme
en una vitrina de futuro y no ésta nada de esperar a que “algo pase” para poder
respirar en paz en una patria de verdad, no esta ópera bufa con tintes de
tragedia griega en que se ha convertido mi Venezuela.
José
Ramón Briceño 2014
@jbdiwancomeback