En
Venezuela siempre estamos como niños pequeños, tutelados, regulados y hasta
supervisados por el estado, ley seca por tal cosa, prohibición de tal o cual
cosa por tal otra, avisos e impuestos debido a tales asuntos, supervigilancia
política para resguardar nuestra seguridad y quien sabe cuántas cosas más, al
final pues nadie le para bolas a nadie ni a nada, excepto claro quienes tienen
cosas que perder, por ejemplo, en elecciones ya es tradicional que se suspenda
la venta de licores antes de los comicios, sin embargo ya el día antes la gente
hace colas en las licorerías y supermercados para apertrecharse de licor, no de
comida, en cualquier bodeguita de barrio o urbanización podemos encontrar
alguien que amablemente nos venda cervezas frías, si te mueves un poco hasta
alguna licorería te venda una caja de cerveza por la puerta de atrás, todos los
saben pero nadie dice nada, son los momentos de más grande ganancia para esos
pequeños comerciantes.
Así
mismo otras leyes son quebrantadas sin que suceda la gran cosa, quizás lo que
más espanta es que es el estado quien impulsa el quebrantamiento de las mismas
sin que se le mueva un pelo a nadie, los medios bien gracias, ellos solo
reseñan lo que desde el ministerio de comunicación e información se les ordena,
¿piensan que exagero?, pregúntenle eso a la familia de los muertos en las
elecciones, a los grupos de choque, esos motorizados que dan “apoyo” a los
candidatos gubernamentales en las elecciones y que andan armados sin que a ningún
policía se le ocurra requisarlos, a los “escoltas” de mucho gorila rojorojito,
lo peor, a los presos que según veo en las redes y me cuentan algunos cercanos
a las policías hasta discotecas tienen, ellos al parecer manejan el imperio del
bajo mundo desde una celda espantosa como todas, pero en donde no les falta
nada de comer, beber, distracciones electrónicas y hasta carnales, además claro
de una parranda ilimitada pero tolerada por las autoridades que se supone
castigaban a los habitantes de los recintos carcelarios.
Se
supone que existen leyes que regulan la administración pública, también se
supone que si has sido reo de algún crimen no tienes derecho a ejercer cargos
de dirección en instituciones de ninguna calificación, como para no ponerme a
exagerar ni arriesgarme a decir sandeces producto de rumores voy a hablar de un
caso, en mi ciudad (Maracay, edo. Aragua) hay un museo en eterna agonía, el
MACMA (Museo de arte contemporáneo de Maracay) otrora un espacio de real
contemplación del arte, hoy día sobrevive gracias a la mística de su personal y
al único evento de categoría, el salón nacional de arte Aragua.
El
asunto es que hace unos años, en plena locura de halarle al difunto y a sus
corifeos ignorantes, pusieron a dedo un director cuyo único mérito era haber
sido graduado con una licenciatura en arte, hasta allí no suena tan mal, el
problema es que esa licenciatura era de la fulana misión cultura cuyo pensum pareciera
privar más en lo político que en otra cosa y el otro “escollo” es que el señor era ex reo por asesinato, uno
de esos escabrosos (como todos los crímenes) pues mató de puñaladas a el amante
del novio pero con un tenedor, esa notica fue vox populi, el tipo hizo la peor
gestión como buen resentido que es, maltrataba en público a su propio equipo de
trabajo y de paso volvió el museo un centro de espiritismo, era santero
militante, lo que no es ningún crimen, sin embargo si lo es el utilizar los
espacios públicos para ello, en fin , un desastre a todo nivel, pero ni las
autoridades gubernamentales, ni la prensa, ni nadie intercedió por el museo,
solo los empleados, muy molestos hicieron presión para hacer que el tipo fuese
botado y volviera bajo la piedra en que vivía, cosas de la revolución.
Ejemplos
como el anterior son muchos en la administración rojarojita, las leyes son
adornos que importan solamente para anular al “enemigo” pues con el amigo toca
ignorarlas, si haces bien tu trabajo lo más seguro es que a la vuelta de la
esquina te espere la carta de renuncia con una nota al margen que te vuelve
paria instantáneo, si protestas eres enemigo del estado, si por casualidad eres
ciudadano respetuoso de las leyes te consideren pendejo cuando no algo peor. Todos
los jerarcas medios, bajos y hasta los invisibles son intocables, in
auditables y superpoderosos, sin que ningún
poder sea capaz de ponerle el cascabel al gato.
A
confesión de parte no es que sea un tipo de conducta intachable al estilo opus
dei, simplemente soy un ser humano normal que respeta y espera ser respetado,
nunca he estado en ningún problema judicial, quizás el único delito es el de no
haber cumplido el sagrado deber de no hacer nada y ser subesclavo de los
animales de verde, eso que mientan servicio militar. Debo admitir que vivo
espantado ante la impunidad de estos reyezuelos que celebran misa atea ante el
altar de los héroes reales y ficticios de esta mal llamada revolución, digo mal
llamada pues debería ser ajustado el término a la realidad, ese es “INVOLUCIÓN”,
si no me creen pregunten en la calle, visiten los supermercados, hagan una
encuesta y vean que con la revolución se vive peor, una variación de aquel
eslogan adeco de los ochentas.
José
Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback