Esta rara sensación que la verdad no es tan extraña, ese
temor que ahora TODOS sentimos en cualquier parte, ya nadie camina tranquilo
por ningún lado, para algunos hasta no llegar a su casa, para encerrarse como
si fuese una cárcel medieval con mazmorras y demás no pierden la paranoia de
poder ser asaltados. Esto de hablar a medias, mejor dicho, entre dientes de
temas políticos no vaya a ser que el vecino, el peatón, el vendedor o la
viejecita que limpia su jardín son informantes del estado y puedas perder
alguna cosa que te pueda asignar el gobierno.
Miedo a dejar salir a jugar a los hijos pues nadie sabe qué
puede pasar, a viajar en bus porque cualquiera puede ser un asaltante, viajar
en taxi por la misma razón, viajar en avión al parecer es lo más seguro pero
igual puedes temer que CADIVI no te asigne las divisas por alguno de sus rollos
mientras los jerarcas viajan sin límite alrededor del mundo haciendo su nada
habitual. Miedo a guardar dinero (si el sueldo te lo permite) pues la inflación
te lo va a quitar en muy poco tiempo.
Si manejas entonces le sumas el miedo a los semáforos, a las
colas, a los motorizados, a los mendigos, a los peatones, a los malabaristas
que se ganan la vida en los semáforos, a los buhoneros que caminan entre las
filas de los carros para vender cuanta vaina pueden pues la oferta de empleo ya
la conocemos. Miedo a votar por que uno nunca sabe que puede pasar en la
entrada de los centros de votación o que van a hacer con nuestros votos, total,
el CNE es un orgulloso portador de la esvástica tricolor, la misma que los
identifica con el sistema de gerencia sideral y salvadora de la raza humana que
por una casualidad de la vida de esas que no entendemos, se nos hace difícil creer
que todo funciona tan maravillosamente , ese mismo que nos hace sentir apátridas
a todos pues entre tanta miseria aparente lo que deseamos como malos nacionalistas
es salir corriendo a otro país donde seguramente los miedos no serán tantos y
el futuro se mira mejor.
En fin, mi país se ha vuelto la sucursal del miedo, no se dé
nadie que no haya tenido su experiencia cercana en alguno de esos capítulos del
miedo que integran cada día en todas las calles de la ciudad, algunos como yo,
decidimos hace tiempo intentar vivir sin miedo pero tengo que admitir que a pesar de todo igual vivo mirando sobre mi
hombro e intentando adivinar todo lo que pasa a mi alrededor cuando menos para
que me de chance de correr en cualquier caso, no soy un héroe de acción para
andar dándomelas de súper man con el primer malviviente que se me aparezca, a
menos que no quede de otra que defenderse o defender a un ser querido, espero
que nunca me toque, de verdad es algo terrible eso de la violencia.
Desde hace algunos años existe otro miedo, el político, la
verdad si eres opositor la cosa nunca ha estado fácil, si buscas empleo en la
cosa pública a menos que tengas un muy buen amigo en algún cargo alto no te van
ni siquiera a mirar el resumen curricular, no importa que tengas todas las
acreditaciones para asumir la vacante, no importa, no estas con el proceso y
prefieren dársela a fulano de tal quien de paso ni bachiller es, pero está con
el proceso y de paso es obediente como el solo a las líneas del comandante
Fidel, perdón del muerto (es casi lo mismo) , la otra variante, eres
comerciante y no comulgas con el estado, aunque no haces proselitismo en tu
local todos saben cómo piensas, pues eres candidato a que cualquier partida de
bestias con camisita, boina y esvástica tricolor te asalten el negocio, te lo
apedreen y hasta el seniat se ensañe y te cierre por que se te olvidó poner un
altar para el salvador de la galaxia en el fondo de la tienda, otro más, los
vecinos harán cualquier cosa para hostigarte y los malvivientes harán sopita
contigo, total la impunidad los ampara y cualquier vaina solo asustaban al escuálido
de mierda para que sepa que la revolución es más fuerte.
La verdad la mayoría de quienes conozco y aprecio desde muy
joven se han ido del país, ninguno se cae a cuentos, la vaina es complicada en
otras latitudes, la gente no es igual, el trabajo es el triple solo porque
tienes que demostrar que sirves de alguna vaina, vienes de Venezuela donde la
fama de rumberos es mítica y se supone que nadie por aquí trabaja nunca, esa
especie siendo falsa está generalizada, sin embargo todos esos amigos y familia
me dicen lo mismo, ya no tienen miedo, eso los obliga a levantarse a diario,
salir a trabajar , hacer cualquier oficio y decir con lágrimas en los ojos cada
vez que pueden darse unos tragos que como su país no hay ninguno, sin embargo
no vuelven ni de vaina, la costumbre de la calma ya la tienen arraigada en el
alma y el sobresalto les destroza los nervios.
Si bien quiero pensar de manera positiva y que toda esta
situación no es más que el reflejo de lo mal que está el mundo, uno viaja a
otro país y se da cuenta que estamos mal por que la clase dirigente es una
mierda, naciones como México con 10 veces más habitantes que Venezuela, con petróleo
desde hace muy poco, con la misma desigualdad entre sus habitantes, pero donde
aun estudiar es un valor que se respeta, la gente trabaja duro y el estado proporciona
una relativa comodidad para todos, desde créditos en apoyo a la iniciativa
individual sin necesidad de pagar lo solicitado hasta posibilidades de crédito a
bajos intereses para todo, es más en el periodo en que mi país fue objeto de
dos devaluaciones allá revaluaron la moneda y bajaron las tasa de interés activas
sin que mediase ningún decreto presidencial, tienen hampa, es verdad pero ya se
quedó chiquita en cantidad de muertos con esta de acá, entonces tenemos
posibilidades si salimos de este laberinto lleno de miserias en que los del
gobierno nos han empantanado a todos, donde solo los enchufados tienen acceso a
muchas cosas y los otros CIUDADANOS que no le debemos nada a la ley, que jamás
nos robamos ni la televisión por cable, que respetamos los semáforos, que
creemos en los canales regulares para la solución de las cosas y que solo pedimos
tranquilidad y progreso estamos cada día más pobres, sobreviviendo con
cantidades de dinero que solo hace cuatro años eran consideradas fortunas pero
hoy día de vaina y dan para medio comer.
El domingo será el día de demostrar que somos CIUDADANOS,
votemos por sacar a esos que solo se ven como ciudadanos por la cedula, pero
que en la vida real son otra cosa muy distinta, no digo que todos sean
forajidos, pero estamos claros en que los jefes y muchos de los aspirantes a
serlo distan mucho de parecer tan siquiera ciudadanos modelo, venzamos el miedo
para que nuestros hijos sean el ejemplo de futuro que todos queremos y
ansiamos, para evitar que los aviones sigan siendo balsas aéreas y el ser
delincuente (de todo tipo) el oficio más
productivo.
José Ramón Briceño 2013
@jbdiwancomeback