Con
todo este maremágnum de cosas sucediéndose en todas las esquinas del país, uno
se sorprende, quizás lo que más golpea
es esta nueva epidemia que he notado
desde hace rato, en ambos bandos, la he dado por llamar noticitis aguda en
grado de fanatismo. Con esto de la mordaza y la censura se hace peor el asunto,
hace días estuve en una casa donde todos los miembros de la familia tenían cuando
menos dos gadgets digitales encendidos simultáneamente, en ellos monitoreaban
sus dos principales redes sociales, ese en si no es ningún problema, el cuento
es que se creen cualquier cosa, la vida se les va en discusiones estériles
sobre Cnn, globovisión y las pantaletas del presidente. Pero no plantean ni
hacen esfuerzos reales por la lucha.
De
igual manera sucede al otro lado de la acera, en la esquina del frente, a pesar
de que las pruebas son más que evidentes, los tipos no salen de VTV, Telesur y
cubavisión , no hay aparato noticioso más
veraz que “El correo del Orinoco” o el “Diario Vea”, cualquier cosa que huela a
disidencia es guacala, cualquiera que le discuta es “un escuálido”, la revolución
lo es todo, sin ella nada. Bueno, desde mi esquina les puedo decir que están
más pelados que rodilla de chivo coriano en semana santa.
Ambos
tipos de especímenes, siempre en pugna y carne de cañón preferida por los
bellacos politiqueros son dañinos, en
los dos casos son gente cuyo criterio desemboca en una neurosis que hasta matar
les va a provocar, de ellos se nutre la canalla política del mundo. Por ejemplo,
esta mañana amaneció un tuit muy raro, supuestamente un hacker descifró un
email del tal Cabello, allí en el texto dice unas cuantas cosas abominables, la
verdad no dudo que las diga, es más, hasta tiene el estilo de guapo de barrio típico
de sus alocuciones, la parte que no me creo es que los haya escrito de esa
manera tan evidente de dejar pruebas en el aire, cosas que lo inculpen,
recordemos que los criminales cometen sus fechorías siempre pensando en cómo
librarse de ellas, recordemos a los periodistas presos, robados y vejados por
los milicos en los últimos días o la mordaza mediática que existe, de hecho,
creo que el internet no lo han cortado del todo pues por allí nos espían, de
eso no les quede duda queridos lectores.
Seguramente
habrán millones comentando la cosa, retuiteando por las redes, replicando el
chisme como si de las piedras del mandamiento se tratase, lástima, creo que la
lucha no debe tener chismes de por medio, ha de ser frontal, real y por encima
de todo analítica, que los que tengan rabo de paja salgan ardidos, pero no a la
desinformación, ni al fanatismo ultroso.
En
la otra esquina están los fanáticos pro gobierno, esos que piden a gritos
respeto pero no alzan su voz para detener ni las injusticias ni los abusos
realizados en nombre de su ideología, los motorizados son un ejemplo, los hay
por miles en el país, están evidentemente armados y protegidos por el estado
forajido, seguro todos tienen casas, me niego a creer que los barrios de mi
país sean solo guaridas de mal vivientes, yo mismo vivo en una barriada y jamás
he estado en una patrulla de la policía más que el tiempo necesario para que
chequeen los antecedentes que no tengo y salga libre, eso hace más de 20 años
que no pasa.
A
los habitantes pobres de esta nación los han engañado vilmente por años, si no
me creen chequeen las declaraciones del ministro de educación Héctor
Rodriguez "No es que vamos a sacar
a la gente de la pobreza para llevarla a la clase media, para que después
aspiren a ser escuálidos"(http://www.el-nacional.com/politica/Hector-Rodriguez_0_362363877.html)
hasta donde sé, una declaración de ese tipo necesariamente ameritaría ser
destituido del cargo y sus correligionarios mismos deberían pedir su cabeza en
bandeja de lata, la no remoción del cargo del funesto personaje nos explica su
apego a las líneas del gobierno, además explica toda la ola de torcidas
practicas gubernamentales, otra explicación la hace puro cuento.
Cuando
todo esto pase, necesitaremos de gente preclara, sin fanatismos inútiles, que
haga criticas fuertes y proporcionadas, basadas en análisis de la realidad,
ambos bandos irreconciliables tendrán que aprender que no todo lo que se
escribe es cierto, no todas las promesas se cumplen y toca reclamar, solo así lograremos que
los políticos dejen la mala costumbre de la negociación eterna, del doble
discurso, de la moral rastrera donde solo importan la plata y no el compromiso,
y el pueblo, es decir TODOS, construiremos un mejor país sin tanta bala, tanto
cuchillo, tanto miedo ni tantas mentiras.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback