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domingo, septiembre 19, 2021

La venganza inútil

 La costumbre de ser insignificantes moscardones del enjambre global ha sido el descubrimiento del siglo XXI, hoy día hay multitudes que se avocan a las redes sociales para intentar escapar del sino de la anonimia normal de los billones de mortales que medramos sobre la tercera roca después del sol, de hecho es hasta fácil , solo hace falta constancia para que en algún momento tengas al menos dos mil seguidores en tus redes sociales para creerte una suerte de influencer junior, por razones geográficas soy usuario intermitente de los servicios de comunicación digital, así que debo pasar completamente por debajo de la mesa de la opinión pública nacional, aun así descubro que hasta en Linkedin tengo muchos más seguidores de los que merezco, si a mí, usuario poco frecuente de las redes sociales, me ha permitido hasta a colarme en el lote de los intelectuales en algún momento, cualquiera con un poco de ingenio y constancia se eleva hasta comenzar aganarse la vida solo con dejarse ver que cuando opinan movilizan multitudes, no importa que solo modele desnuda o que opine sobre como el patriarcado quiere tener subyugado al matriarcado impidiéndole consumar su reinado dentro de lo políticamente correcto.

Veo a todas horas, en todas partes a alguien con la cara incrustada en el móvil, todo el universo informativo está decolado por algoritmos de preferencia con los que las redes adornan sus espacios publicitarios, las noticias también son filtradas  por el historial de búsquedas, no tienen censura explicita pero igual pueden forzar a un usuario a ser invisible, he visto lo que sucede con mis blogs, las veces que he estado fuera del país basta que haga tuits de varios artículos para  que pueda haber hasta llegado  a dos mil visitas por día , mientras que cuando lo hago por una conexión nacional  si acaso llega al centenar a la semana, un extrañísimo caso de censura no expresada porque lo que no se conoce no se extraña, internet te permite  llegar a una página censurada solamente cuando haces una búsqueda dedicada utilizando un VPN , pero ni por casualidad te muestra todo en la página principal, algo verdaderamente atroz si me lo permiten.

Por otra parte , muchos apuntan sus iniciativas comerciales a través de canales gratuitos a fin de ahorrar en publicidad pero solo es efectivamente accesible cuando le agregas una cantidad de detalles específicos,  así como etiquetas valiosas (hashtags) y todo redactado según una espantosa forma literaria que llaman “Lenguaje CEO” para poder pelear un poco contra la naturaleza comercial de solo resaltar lo que se cobra, publicidad paga será siempre más visible que la gratuita, si pagas una buena campaña y tienes con que soportarla por moderado tiempo cualquiera puede ganar millones (o aparentarlo), no es nada fácil enfrentarse al monstruo censurador de google y sus cofrades (Redes Sociales) , aun así en esa competencia de ribetes tecno novelerosse ha creado la necesidad de estar comunicado 24/7  lo que a su vez genera toda una cadena de nuevas necesidades asociadas al estar conectado, todo lo que se desea ver, oír o leer está al alcance de un clic en aparatos que caben en la palma de la mano, hay una leyenda urbana que cuenta sobre como en otros países dizque tienen posibilidad de hacer video llamadas en el metro, eso dicen porque soy usuario del metro y a decir verdad son tres horas de mi vida en las que estoy en el limbo de los desconectados, viendo como la gente, disimuladamente estiran la cara para ver que hago viendo una Tablet, he visto muchas expresiones de desconcierto al descubrir que solo leo libros electrónicos , no hay redes sociales molestando en el panorama.

Eso de estar de forma remota conectado a muchos también otorga una falsa sensación de privacidad, digamos que eres un cero a  la izquierda (como su servidor)  cuya opinión valga tanto como la mía sobre la personalidad del Papa, es que ni para prospecto de terrorista, con escuetos fondos en el banco y dos tarjetas de crédito que no pagan una caja de cigarros piratas, por tanto me doy el lujo de despotricar lo que sea y sobre quien sea desde todas las plataformas que la censura me ponga a mano, si bien mi opinión no despierta pasión alguna a las fuerzas del orden y la censura por lo que en teoría debería ser parte del teórico ruido blanco que producen los billones de sandeces por segundo que saltan por el invisible hilo del internet, tanto así que en cierta ocasión en la que buscaba unos textos de Henrique Javier Poncela en el buscador, el buscador me mostró una noticia sobre el avance sobre las computadoras cuánticas de Google , imagino que en lenguaje de la diplomacia entre usuario y explorador quiere decirte loco sin mucha delicadeza, desde aquella tarde la noticia me ha ido dando vueltas por la cabeza, tanto como para tener la cámara de mi pc bloqueada con un adhesivo.

Una de las cosas malas de la computación es lo obsoletos que se vuelven los equipos luego de cierto tiempo, lo que permite que en algún momento los servidores se hicieron inmensos, un eterno gasto en procesamiento de datos que exige un montón de recursos financieros para sostenerse en el tiempo, con la computación cuántica eso va a acabar porque habrá suficiente potencia de datos para multiplicar hasta por veinte dígitos la cantidad de calculos que el supercomputador más grande del mundo haría en este preciso instante, la IA (inteligencia artificial) que ya hoy me cuesta ver como algo contrario a una amenaza , cuando sea cuántica estaré aterrado porque la digitalización de la vida será el dogal de grueso calibre que nos pondrá el  planeta. No habrá privacidad ni en el dormitorio, incluso temo que en algún momento de la historia del próximo futuro los teléfonos traigan incluida una App que mida el voltaje de las ondas neuronales para conocer de primera mano su comportamiento y hacer la denuncia al organismo pertinente, imaginemos por un segundo que están perdidos en Alberta (Canadá) , altamente cabreados porque el banco te cobró quince por ciento extra en gastos de transacción internacional, el teléfono escanea tu cerebro y le avisa a la policía que en la calle tal , cruce con el puesto cual , hay un ciudadano venezolano altamente cabreado, según la ficha de su email y los perfiles en las redes mide metro noventa, pesa ciento treinta kilos, practica bolas criollas, nació en Maracaibo, de donde se fue a los quince años a Petare en los años setentas y con mucho esfuerzo se hizo ingeniero pero jamás aprendió francés , está recién divorciado, la señora se fue con el (su) primo Luis, según Iphone su presión sanguínea está alta y sus ondas cerebrales están a tres minutos de hacerlo un maniático homicida, salen SWAT a buscar a tal espanto de persona, mientras van en camino miran con sorpresa como ese personaje no tiene antecedentes penales , alguien con tal nivel de violencia en sus pensamiento no ha de estar cuerdos.

Google ha causado un incidente internacional cuando ofrece información privilegiada  al departamento de policía sobre un comportamiento típico del país de residencia del usuario pero presentándolo solo como una alarmante anomalía en el espectro local, ningún canadiense podrá jamás imaginar el infierno de cosas que suceden en Maracaibo, la bronca de cualquier zuliano luego de un apagón de ocho horas al día, una cola por gasolina y si a ese ser lo mudan a Caracas tanto peor solo hablando de los sobresaltos en el metro sin  aire acondicionado en un país tropical, según me han contado fuentes fidedignas, es tal la educación de los canadienses que sus rabietas rara vez llegan a los puños ni siquiera  de niños, el nivel de violencia es tan bajo que la policía resuelve todos los crímenes de modo rutinario, no hay modo en que un ser de esos pueda entender que la bronca alterada de cualquier venezolano forma parte de su cotidianidad , lo que bien pudo ser simplemente una ayuda para hacer al pobre hombre perdido en aquel frio sub polar hasta el hotel, terminó siendo una rosario de imprecaciones y (casi) un sincope por impotencia  lingüística del ingeniero al verse rodeado por fulanos armados solo por mentar madre en un sitio público.

Chistes aparte, eso (imagino) fácil puede ser realidad antes del 2024 , si hay computadoras cuánticas en funcionamiento desde el 2019, imagino que con la dinamización de los servicios on line promovidos por las cuarentenas deben existir inteligencias artificiales que han de supervigilar el mundo, incluso obligan a pensar a la gente que enviar una carta es demasiado impersonal cuando la confidencialidad del sello intacto, sin la altamente factible lectura previa del documento por mentes digitales que usan esa información para perfilarte como cliente potencial para lo que sea, la carta es quizás una costumbre que deberíamos revitalizar en este siglo XXI, la posibilidad de entregar en mano información importante que nadie más deba saber, entregarle eso a un mensaje de texto por cualquier red social o celular disponible debería ser calificado como criminal, eso nos ha obligado a ser expurgados digitalmente, tus datos son de la empresa prestadora del servicio que regula tu acceso a lo que tengas ahí solo para dar la sensación de  privacidad  y como mucho solo a ojos poco atentos que subiendo en la escala de habilidad digital se aprende a ser hacker hasta con tutoriales de YouTube.

No estoy muy seguro de que el correo ordinario aun exista, debo investigar y si en realidad hay forma de enviar cartas al antigua usanza comenzaré a escribir a mis afectos por el mundo, tendré bastante trabajo ejercitando la mano para contar lo que en realidad valga la pena contar, teniendo por primera vez la seguridad de que al menos no le  estoy poniendo  la cosa fácil a gran hermano, una pequeña e inútil venganza para no dejar la ocasión en quebrantar al sistema, incordiar al sistema hasta agotarlo no es tarea de fuerza si no de maña.

José  Briceño

17/09/2021



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