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viernes, abril 22, 2016

Metamorfosis en el siglo XXI



Es interesante pensar en la niñez, siempre hace bastante gracia recordar los tiempos en que éramos irresponsablemente felices  a pesar de la madre quien debe inculcar que la vida es un asunto serio y que debemos tener límites, primera cosa malvada, enseñarnos que la vida debe ser un asunto serio, si nos inculcasen que la vida debe ser entretenida de seguro habría menos gente frustrada que tiene empleos espantosos pues es lo que hay, las cuentas no saben de alegría y los cobradores tampoco.
 
Aunque suene escandaloso, yo crecí a cargo de gente irresponsable, mi padre me dejaba solo a la orilla del mar en una playa alejada por todo el día mientras él andaba de farra o de pesca que en todo caso era igual de feliz en cualquiera de las cosas que hiciera en su bote. Tuve cien varios accidentes que casi  me mataron, otros menores pero siempre con fracturas, boletas de citación en a la escuela y hasta un odio visceral al liceo causó esta crianza que me dieron, lo peor de todo es que nadie vigilaba lo que leía o veía, al final cualquier cosa era mejor a verme aburrido no fuese a inventar creer que la capa de mi disfraz de Superman de verdad me haría volar y terminase polifracturado con el agravante de terminar con el sacrosanto jardín de la abuela.

 Entre esas cosas que debieron haber vigilado era lo que leía a los nueve años, a esa edad recuerdo haber leído las primeras páginas de “La metamorfosis” de Kafka , imagino que eran de algunos tíos de tendencias socialistas y estudiantes de medicina, fueron varias noches de pesadilla pensando en el pobre hombre que se convierte en insecto, eso para mi imaginación sobre estimulada era una angustia, hasta que imagine que el tal se convertía en un monstruo japonés , aquellas series de Ultraman o Ultra7 donde tanto a monstruos como a héroes se les notaban las costuras del disfraz, hasta ese momento me dio lastima el tal Gregorio Samsa.

Otra cosa fue aquel libro de Bulgakov (hoy sé su nombre pues lo he vuelto a leer) que tenía unos personajes raros de gatos que hablan y viejos enamorados a la moda Rusa de la tragedia, no lo entendí del todo hasta adulto pero me parecía mágico y tétrico a la vez todo aquello de “El maestro y Margarita” aunque ahora de adulto me parezca una analogía excesivamente evidente de Fausto. Recuerdo esas dos novelas que aun a tantos años de distancia todavía forman parte de mis referentes imaginativos.

Lo del insecto es porque por alguna razón asocié la situación de transformarse en bicho como algo relativo a lo más terrorífico que pueda pasarle a un individuo, la esclavitud, el hambre y la desesperación que hacen que alguien se sienta tan poca cosa, como una cucaracha, cada vez que me sentía avergonzado o impotente ante cualquier situación pensaba que Gregorio Samsa debió estar muy mal para terminar siendo eso, de adulto y universitario reuní valor y lo leí con ojos de profesor entendí que estaba muy cercana a la realidad mi apreciación infantil.

Debo admitir que aunque no le tengo miedo a las cucarachas , las detesto, me dan un asco difícil de disimular , de hecho me propongo exterminarlas absolutamente de cualquier sitio en las casas en las que he vivido, eso para que entiendan cuan detestable es esa posibilidad de pensar en terminar parecido a eso, es terrible.

Lo de Kafka me vino a la mente luego de leer una crónica que hablaba sobre un hospital psiquiátrico, bastante interesante, uno de los relatos que el cronista narraba fue sobre un muchacho que intentó suicidarse bañándose con insecticida luego de pelear con su madre, despues de reírme de la ocurrencia de ese pobre hombre imaginé lo terrible de los insultos maternos para que el pobre muchacho terminase creyéndose tan poca cosa y se bañó en insecticida al sentirse tan insignificante como las cucarachas que tan alegremente prometen matar los publicistas desde los comerciales en televisión (por cable claro).

Luego de pensar largamente sobre el asunto, sonó mi celular con una de esas múltiples aplicaciones que te avisan los tuits, las “me gusta” de Facebook o un email, revisé todos pero me detuve a leer los tuits en mi TL, cada cosa más espantosa, los mensajitos cursis, las peticiones de medicinas, intercambios de comida, anuncios apocalípticos de apagones y hambrunas, políticos diciendo babosadas, gente vendiendo apartamentos en Miami o Panamá, los llantos de la gente  por la muerte de Prince, muertes, balas, reportes de porque Ricky Martin tiene novio, de fulana o zutana que están buenísimas y un sinfín de tonterías o cosas serias poco estimulantes.

De pronto me he dado cuenta que mis vecinos están fumigando su casa con insecticida, huele a Pino pero debajo de ese aroma se siente, débilmente un halo de veneno que sin ser mucho, repugna, produce arcadas acompañadas un leve mareo, lástima que mi tamaño impida esconderme en las fisuras de la pared, a pesar del clima húmedo y frio de esta casa encenderé el ventilador y abriré las ventanas, es mejor un resfrío que terminar agonizando por el insecticida de los vecinos, mejor pensaré en montones de azúcar para comer como desayuno y soñaré con gastar parte de mi sueldo docente en una lata grande de leche condensada para la cena, he sentido de repente una necesidad inmensa de comer dulces, cosa que rara vez hago .
José Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback
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martes, abril 19, 2016

Cuando toqué el “Muro de Berlin”

Las historias propias mutan cada vez que se recrean. A finales de los años ochenta me hice amigo de una familia,  cuyos hermanos fueron compañeros de farra, unas muy normales, algunas épicas, pero en fin, por aquellos años, una tarde de sábado en la que imagino no teníamos nada interesante que hacer, me mostraron un trozo de piedra que venía con un certificado pegado a una esquina, aseguraba que era un trozo del infame “Muro de Berlín”.

Para mí fue el evento de ese año, había tocado un pedazo de esa pared sin haber salido jamás de mi país. Al preguntar como obtuvieron eso (no había e-bay en aquellos años) me contaron que su papá fue activista político para algún partido de filiación comunista, para esa época trabajaba como diputado del extinto Congreso Nacional, en fin, ha de haber sido un cuadro político de los ideológicamente más firmes, trabajó como médico en Nicaragua para el gobierno sandinista , cuando joven agitaba los montes desde el Moján hasta la orilla misma del “Lago de Maracaibo”, quien sabe que más hizo por la causa de la revolución.

Cuestiones aparte haber sido amigo de esa familia me fue quitando el halo que le otorga el poder a los políticos, para desmitificarlos y saber que son humanes comunes y silvestres, aunque en su mayoría tienen éxito gracias a la mala fe de su accionar, pero ese es otro asunto, perderle el miedo al poder (más no el respeto en algunos casos), hubo ocasiones en que compartimos trago y conversa con algunos de los altos jerarcas del partido socialista del momento, gente que luego fueron gobernadores, alcaldes, decanos, profesores universitarios sin la pompa que ahora se dan (los políticos), no había escoltas ni policías, mucho menos extrema vigilancia en los alrededores, ni siquiera excesos con licores o lujos, de hecho era una casa muy clase media sin mayores lujos a pesar de que el señor se codeaba con el alto gobierno, no como ahora que aparte de parecer un cuartel las reuniones de muchos, son una competencia de egos transformados en licor y lujos, por algún tiempo , nos topábamos con toda una fauna a la que no tenía acceso más que en contadísimas ocasiones forzado por compromisos familiares que por lo general son bastante rígidos y de otra naturaleza.

En aquel tiempo para mí la novedad era la fulana piedra, veía los documentales y entre una y otra cosa terminé leyendo los relatos de la época soviética donde se colaban relatos igual de espantosos de la vida en la República Democrática Alemana, las barbaridades, la locura de los dirigentes hasta la idiotez de las masas que a pesar de casi morir de hambre todavía mostraban  cierta devoción al partido, no podía entender como los militares o alguien nunca puso coto a la situación de los pobres seres que vivían bajo ese régimen de hambre, muertos, pobreza y militares , donde los niños eran aleccionados para que delatasen a sus padres, todos eran sospechosos del pecado original de no creer y protestar.

Hoy a más de veintitantos años de aquella época, me he despertado recordando la fulana piedra, por más que lo pienso no encuentro el recuerdo del origen del guijarro histórico, quien se las había mandado, si la compraron, si fue algún ex empleado del señor que en esos años trabajaba en alguna embajada, algún colega que estaba por allá en el momento del suceso , una amante o algún compañero de los tiempos del partido, quizás algún condiscípulo que estuvo en el mismo campamento de ideologización del PCV que los mandaba a la Patricio Lumumba a beber vodka y corretear catiras .

Por estos tiempos en que todo aquello que aquejaba a los comunistas de todo el mundo, de hecho, lo mismo que el último bastión de la salvajada política “Cuba”, ahora que no tengo nada y el sueldo no me da (literalmente para comer) que el miedo está en las calles, que ser opositor es una blasfemia dentro del estado, que un par de zapatos es un lujo gigante, que la comida escasea, sin medicinas, papel higiénico y hasta cordura, tal como cuentan miles de historias que pasaba en Alemania hasta  que cae el “Muro de Berlín”, quiero creer que se la mandó un compañero de algún campamento de ideologización que terminó viviendo allá.

El hombre a quien llamaremos Luis, se enamoró de una Walkiria rubia de ojos azules que se deslumbró con un latino con ganas de marcha (como corresponde a cualquier caribe de 21 años),  el partido le dio el empleo de médico de emergencias con el compromiso de beca para posgrado, dacha en algún suburbio de Berlín y el orgullo de formar parte del glorioso partido comunista ayudando a su país a ser la más grande patria de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Ambos galenos habían perdido todo contacto hasta que el doctor , padre de mis amigos, comenzó a figurar en la prensa y hasta a Berlín fue a dictar una conferencia sobre medicina tropical, lo que sirvió para que los amigos se reencontraran, se volvieron a emborrachar, se fueron de fiesta y al volver, el doctor llegó con menos ropa de la que se llevó, incluidos desodorantes, colonia, afeitadoras y un par de cosas que siempre tenía por partida doble pues es un hombre muy celoso de su aseo personal.
Unos años después aún se seguían escribiendo, el doctor para practicar su alemán y el venezolano en Alemania para idear alguna manera de hacerle saber a su amigo que se quería devolver a Venezuela con urgencia pues el hambre y el frio estaban matando a la familia, a lo que el doctor, hábilmente como buen político jamás se dio por enterado.

Al caer el muro su amigo le envió la piedra por correo expreso como un gran regalo, iba envuelto en una caja blanca con ribetes dorados , descansando en na almohadilla blanca y sobre esta, más bien en la tapa de la caja pero del lado de adentro un certificado de autenticidad expedido por el museo de Berlín cuyo lujo es difícil para un falsificador, la carta adjunta era un rosario de bendiciones para la familia y que pronto vendría hasta Maracaibo a visitar a la familia , pidiéndole al doctor que se encontrasen para recordar viejos tiempos.

Ahora para más especulación, quiero creer que toda la alegría de la carta, la pompa del regalo, lo laudatorio del discurso escrito y lo espectacular que además era un pedazo de historia , todo eso era para que el doctor, amante del comunismo y cómplice de toda aquella barbaridad que vivió pues negándose a ayudar al amigo en desgracia para no caer en mala cosa con los jefes, lo hizo coparticipe directo de la tragedia de vida que llevaba el pobre hombre en Alemania, todo eso era una vedada manera de burlarse del doctor ´pidiéndole subliminalmente que lo usara como remedio para curar su manía comunista (el paciente escogería su uso si se lo tragaba o lo utilizaba como ayuda para el estreñimiento que quizás le taponeaba las neuronas) y que además, seguro lo pondría a la vista de todos para vanagloriarse sin saber que muestra un insulto anti-comunista y no un pedazo de historia contemporánea.
 Más de mis letras en mio novela que puede descargar en ESTE ENLACE
José Ramón Briceño, 2016

@jbdiwancomeback


domingo, abril 17, 2016

Elogio a la inteligencia


He sido un parrandero impenitente mientras se pudo, nunca me he negado a una conversa regada con cualquier alcohol que se aparezca, la verdad mi hígado está entero de milagro, los riñones cíclicamente, cada diez años protestan tirando piedras que el medico muy amablemente diagnostica como “cálculos” pero la verdad es que yo sé que son piedras lanzadas desde mi interior  para protestar por darle tanto alcohol que procesar, desde el de peor calidad hasta el más excelso de los caldos europeos o sureños como corresponde al bolsillo de amigos y familiares que invitan, en el caso de los más humildes es gracias a mi bolsillo de poeta siempre al borde de la catástrofe económica, aunque últimamente eso del licor ha bajado casi a su expresión mínima pues el bolsillo de nadie está para esos gastos superfluos.

En esas épocas en las que andaba de parranda en parranda, desde muy joven debo aclarar, ya me negaba a compartir mi tiempo con gente poco inteligente por mucho buen licor que invitase, perder neuronas y tiempo discutiendo idioteces como la moda, los carros , mecánica , música que no entiendo o farándula jamás ha estado en mi radar por muy ebrio que terminase, ahora de viejo (44) soy peor y las canas (como dice el maestro Wilson Prada) me han dotado de un chaleco antibalas para los odios o comentarios insidiosos, sin algo no me parece lo digo de la manera más amable posible y si no manera amable pues lo suelto como balas , total si no me tratan no pasa nada, mejor dejar atrás gente que no aporta nada al intelecto.

Entre esa poca gente que hoy día frecuento debo admitir que hay una muestra bastante variopinta, desde poetas excomunistas, algunos de vieja escuela , de esos que alguna vez discutieron con Neruda allá en París, otros de menos abolengo pero igual de inteligentes (a pesar de su manía socialista, nadie es perfecto), periodistas que hasta corrigen textos para la biblioteca nacional, insignes médicos cuyas esposas me tragan con sonrisas resignadas, ingenieros creyentes en el evangelio cuyo misión al parecer es hacerme volver al redil de la senda de Jehová pero que no entienden que mi ideario excluye todo aquello que me prohíba intentar enmascarar la bronca regándola con alcohol, cigarrillos , café y alguna vez hasta otras cosas menos aceptadas socialmente, hasta un carpintero que me contó que alguna vez le hizo la cocina a la casa de los Bekham en Miami, así un largo etcétera de gente interesante cuya conversa agradezco y aún más que hasta me soporten de a ratos.

Pensando en toda la lista de gente con oficios interesantes y discusiones edificantes que no puedo comentar por acá pues se haría excesivamente larga para un blog de esta naturaleza, sobre todo porque toca también incluir a esa nueva categoría de amigos virtuales (y los que la distancia ha tornado en esa categoría) que también he ido ganando con los años, cuyas residencias están regadas por todo el mundo de habla hispana y en algunos casos hasta en países donde los únicos que hablan español son esos con quienes me escribo. Me he dado cuenta , no muy sorprendido en realidad, que no tengo ni un solo amigo en las esferas del poder, ni militares ni furibundos defensores del régimen y sus desmanes, que vergüenza para mí sería ser amigo de un Samper por ejemplo, que espanto ser amigo de Diosdado, de la familia imperial de sus sacarra majestad los Flores-Maduro o cualquier Boliburgués de esos que defienden a capa y espada sus comisiones mil millonarias, alguna vez tuve amigos ahí pero a la tercera discusión me borraron de sus redes, los familiares hasta negaron su filiación conmigo, todos los prochavistas se borraron de mi memoria, en el caso de la familia hay un ADN compartido que ojalá pudiera eliminar para ahorrarnos encuentros bochornosos entre primos que se tratan solo por la cortesía social, en el de los conocidos toca agradecer que la gente insignificantemente inteligente desaparezca de la vida, uno no puede andar cargando el único estigma válido de ser relacionado con gente estúpida, en esta crisis de todo y hasta de inteligencia toca atesorar la poco que queda.

No me puedo imaginar haciendo malabares dialecticos para defender la escasez, la violencia, el abandono y hasta el pillaje tan común entre los afines al adefesio ideológico que esa gentuza defiende, no me creo con estomago para escuchar a un militar hablando su media lengua de campaña  pretendiendo que me agrada, tampoco tragarme mis palabras para evitar sanciones por parte de los jefes. De hecho varios amigos me han pedido que deje de escribir por acá ya que tristemente nadie me lee ni me hace gran caso, ellos saben más que yo, sin embargo de no hacerlo la verdad todo sería peor, así como no tener amigos inteligentes o ser amigo de Samper, una vergüenza total.
José Briceño, 2016

@jbdiwancomeback
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domingo, abril 10, 2016

En busca de un mundo perfecto (Capitulo 2)

Soy de los que piensa que los domingos son días neutros donde cualquier obligación sobra, además, viviendo en Venezuela toca hacer algún escape de vez en cuando para no verse seducido a caer en la tentación de la neurosis por causas políticas, económicas, de salud o sexuales pues todo se ha puesto tan complicado o peligroso que la neurosis está a la vuelta de la esquina, basta un mínimo descuido para terminar loco o suicida por aquello de la impotencia de no poder hacer nada a corto plazo. 
Hoy les traigo el segundo capitulo de una novela que escribí no hace mucho y que he puesto a la venta en Amazon, el primer capitulo junto con la introducción les recomiendo leerlo acá mismo en el blog ( Capitulo uno) , acá los dejo queridos lectores con algo más de las aventuras de este profesor suicida. 
2                                       Historia
(el diario)

Cuando pasó el escándalo que se produjo cuando sucedió lo del arzobispo de la capital y mi posterior divorcio , el jefe, en vista de la situación me ha otorgado todo un año sabático, terminé poniéndome  en terapia con uno de los mejores especialistas del país, también tuve que dejar el alcohol.
 A los tres meses, cuando la depresión por fin cedió espacio a la tranquilidad relativa de la medicación constante, me embarqué en un crédito con un banco para viajar por el mundo, estuve en Jerusalén, donde visité los lugares santos y otros no tanto ya que viaje sin bohemia no tiene sentido.
 Después de conocer la ciudad santa me fui a Roma, a mirar de cerca la otra cara del cristianismo , todo comenzó a cambiar cuando, en compañía de unos colegas comunistas y luego tres litros de aguardiente de grappa, hicimos una competencia en la fontana de Trevi, para orinar a los angelitos que la adornan, me alcé como ganador, la celebración  llegó hasta que un carabinieri, porrazos por medio me sacó de ahí, el asunto no terminó mal por la intercesión de un joven cura venezolano, a quien la cosa le hizo gracia, me llevó a lo que después supe era su apartamento para  comer, ducharme y esperar  que bajase la borrachera.
El religioso tenía su alojamiento en un callejón, no era muy grande pero si acogedor, tan pequeño es el habitáculo que le comenté con sorna entre la nube alcohólica que parece más bien un closet con ducha en vez de una vivienda, lo que le saca un par de carcajadas a Ramiro, ahí me mandó a darme un baño y me prestó ropa mientras la que tenía puesta se lavaba y secaba, al salir de la ducha vestido con ropa prestada, mi anfitrión forzado sirvió un expreso triple tan oscuro que bien podía servir  para pintar paredes, esperó a que  lo tomara,  acto seguido invitó un cigarrillo.
Al preguntarme que hacía en Roma, y por qué razón tenía tal estado de perdición alcohólica,  no me quedó más remedio que contar toda la historia, al terminar la síntesis de los últimos meses  propuso encontrarnos al día siguiente para continuar la conversa pues, él tenía no pocos resquemores sobre la fe que abrazaba. 
Ramiro pasaba por una gran duda de su religión, esa era la razón de su estancia en esa ciudad, no estaba en misión de su iglesia, es que como era descendiente de una familia muy pudiente,  se pudo dar el lujo de un año de vacaciones para dedicarse a estudiar,  ver si por fin miraba el fondo de su vocación, un último recurso antes de abandonar los hábitos, su estancia en el vaticano era una suerte de  acto de penitencia para no ofender a su madre ya que no quería lastimarla.
 Le pregunté sobre sus preferencias sexuales pues si no era heterosexual hasta ahí llegaba la conversa, el cura muy risueño le dice que no es homosexual, entre muchas, esa es una de las razones para abandonar los hábitos, el celibato en Venezuela es cosa imposible y sus hormonas lo tienen atormentado, ya ha claudicado con tres viudas, dos liceístas, cuatro monjas, seis señoras entre madres y representantes de otros tantos primo comulgantes, dos catequistas eslovacas y un par de amigas de su hermana, sin hablar de las “amigas de alquiler” pagadas de vez en cuando a fin de acallar las hormonas, todo un rosario de tentaciones difíciles de evitar.
Es que Venezuela es una tierra caliente donde quien no la da la presta, la expresión nos sacó carcajadas , fijamos la cita en un café venezolano, propiedad de unos antiguos amigos, quienes se vinieron tras una beca de investigación pero al terminar el trabajo decidieron darle a los Romanos un poco de Venezuela en comidas y tragos, sitio de refugio para la nostalgia de tanto exiliado que anda de paso por Europa, sin embargo le pedí al cura que se fuera sin traje religioso,  con ropa seglar, para  poder conversar pues mis convicciones prohibían hablar con curas por muy buena gente que parecieran.

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sábado, abril 09, 2016

Chávez vive, la fiesta sigue



Las revoluciones son un mal necesario, ellas por lo general ocasionan cambios profundos en los sistemas que de no existir seguramente el mundo seguiría rigiéndose por aquellos incomodos sistemas feudales donde un fulano como yo, gracias a su origen plebeyo no podría escribir estas líneas sin ser considerado un enemigo del sistema (lo que ciertamente soy). Esta extraña “revolución” por lo obsoleto e inútil del reciclado de ideas caducas que a su vez son producto de mentes obtusas, ya ha demostrado con sobradas pruebas su inutilidad manifiesta.
 
Desde esta esquina  tampoco es que va a estallar una nueva revolución de la lógica o por mi culpa, el día de mañana explotará un conflicto inspirado en mis palabras así que por el momento soy uno más del montón de gente que detesta el esquema gubernamental. 

Siguiendo la idea de la importancia de las revoluciones para que el mundo avance, por ejemplo, podríamos hablar de la revolución francesa que a pesar de toda la brabarie y la inútil muerte de miles de franceses dejó algunos insumos utilizaqbles para las generaciones futuras así como la demostración de que era posible pensar en un sistema político ajeno por completo a la idea monárquica (a pesar de Napoleón quien destrozó todo para volverse emperador). Sin ella no hubiesen habido movimientos independentistas en ninguno de los países de este continente o cuando menos no justificación ideológica para mantener la lógica de las carnicerías ni las barbaridades de estas guerras. La tradición republicana de mi país nació en francés y fue adoptada en cientos de proclamas por los líderes militares de su época, de no haber existido aquella cosa barbárica que hicieron en Europa, el asunto de la guerra de independencia hubiese tardado unos años más.

Al final el problema no son las revoluciones en sí mismas, es el falso idealismo de quienes se hacen con ellas lo que las mata de a poco, pervirtiendo así el espíritu de las mismas y toda aquella avalancha de buenas razones que impulsaron toda la maquinaria bélica, propagandística e ideológica que las impulsó hasta ganar. Si hablamos de revoluciones fallidas podríamos nombrar sin temor a equivocarnos de la que hicieron  los cubanos, todavía recuerdo a mis tíos universitarios hablando con cierto orgullo de fidel y compañía, aquella rara atracción con la izquierda y sus promesas, tanto así que hasta presidentes venezolanos de supuesta filiación derechista eran muy cercanos al tal cubano, como Carlos Andrés Pérez, por nombrar alguno.

La realidad -más allá de los lloriqueos por bloqueos, boicots y odios supuestos de toda la comunidad internacional contra su régimen, esa manía de la izquierda de cometer atrocidades para luego decir que eran hechas de buena fe y que los “malos” son los otros, los pitiyanquis- era que mientras los allegados al poder terminan millonarios, el resto de la población malvive con sueldos de hambre, tanto como para arriesgarse de cualquier manera para escapar del martirio del día a día del cubano promedio, cuando no terminar siendo una sociedad de proxenetas y meretrices que intercambian sexo por dólares (unos pocos) productos de aseo personal o ropa de moda, cualquier cosa es mercadeable por el sexo o quien sabe que más, tanto así que la excusa original de la revolución cubana era liberar al país del yugo yanqui que los había transformado en el burdel del caribe para terminar siendo lo mismo solo que con más hambre.

Acá no pasa muy distinto, quizás lo único diferente es esa marcada tendencia a lo criminal que parecen tener muchos compatriotas. Para no terminar en el lugar común de insultar a ministros y malhechores conocidos voy a citar un par de ejemplos anónimos cuyos relatos he escuchado de muy buena fuente, esa cosa terrible aunque no novedosa de policías que extorsionan a los vendedores callejeros y si no les dan su coima pues o le decomisan la mercancía o la rematan bajo la excusa del acaparamiento, en cualquier caso el pobre hombre pierde la mercancía, quizás lo que más tristeza da es como los transeúntes se aprovechan de la miseria del tal buhonero que (digamos) vende frijoles a 700 bolívares el medio kilo (que por cierto es el mismo precio de los establecimientos comerciales) y todo aquel que puede comprar la mercancía robada por las autoridades lo hace sin un ápice de compasión por el hombre (o mujer) a quien le acaban de quitar el sustento de la semana, lo peor es que hasta felicitan a los “agentes del orden” aun sabiendo lo ilegal del procedimiento, el ciudadano agredido tampoco puede hacer nada pues lo más factible es que termine preso sin juicio y hasta sin orden de encarcelamiento por tiempo indefinido, lo que causaría todavía más daño a la economía familiar ya que para sacarlo de la cárcel habrá que encontrar bastante efectivo que engrase los engranajes que impulsan la mala praxis policial que de tan común se ha vuelto modus operandi, por aquello de su similitud con el hampa.

En ese mismo orden de horrores relativos a los agentes la ley, un ciudadano, familiar cercano de una muy buena amiga fue secuestrado al salir de su empleo, el hombre trabaja como gerente general de una joyería en la isla de Margarita, al salir un agente lo detiene por ser supuestamente cómplice en el robo a una mujer quien lo acusa falsamente pues a la hora que declaraba haber sido robada el acusado estaba en plena faena laboral, cosa que hacia altamente improbable la acusación. El asunto se pone más feo cuando al señor le quitan su Iphone 6, la billetera con varias tarjetas de crédito así como una generosa suma en efectivo por haber cobrado esa misma tarde y que llevaba encima al salir de su trabajo teniendo la pretensión de ir el domingo temprano a hacer compras en el mercado libre donde no se aceptan tarjetas de ningún tipo.

Una hora después del arresto aparece la familia del acusado en la comisaría, comienza el papeleo y la discusión, la acusadora al verse descubierta  retira la acusación y logran poner en libertad al señor quien al reclamar sus pertenencias fue amedrentado por el oficial que había hecho el arresto, quien de plano negó haberle quitado nada al ciudadano y este prefirió irse en paz antes que terminar peor, es un asunto peligroso acusar a un policía si no se tiene protección adicional ya que cualquier cosa le puede pasar al acusador o a su familia, es uno de esos casos donde perdiendo ganas.

Estos dos hechos demuestran sin asomo de dudas cuan indefensos somos los ciudadanos, las cosas de una revolución pervertida que ha trastocado el orden natural enarbolando la bandera equivocada, al igual que los cubanos, muchos cayeron en la trampa de creer en las promesas de una manga de resentidos sociales que se han rodeado de iguales para hacerse millonarios mientras la gente de trabajo termina de mendiga, además de indefensa ante unos cuerpos del orden y la ley cuyo actuar se parece más al de un ladrón con permiso para delinquir. 

Mientras escribo estas líneas no puedo dejar de pensar en “Chávez vive, la lucha sigue”, sobre todo porque su traducción debería ser “Chávez ha muerto, pero la fiesta sigue”, el problema es que la fiesta tiene animo de velorio y la gente inteligente no está invitada a participar del festejo.

                                                                                                                        José Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback
Si te agrada la lectura podrias leer el primer capitulo de mi novela pinchando acà