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viernes, enero 14, 2022

Y no me vacunaré

Hay que estar claro en un par de cosas, la primera es que nadie tiene el monopolio de la razón, aunque parezca lógico aparentemente no lo es tanto, si me baso en las respuestas de tanto alto conocedor o simple defensor a ultranza de cualquier cosa, desde la santidad de la Virgen María hasta la posibilidad de que los presidentes en realidad son alienígenas disfrazados que se divierten organizando escabechinas desde tiempos inmemoriales, esta manía de saber mucho sobre cualquier cosa que los fanatice pone complicado razonar, por otra parte, si nadie tiene la razón absoluta, yo como simple mortal, ciudadano del tercer mundo y apenas refugiado digital porque la señal no da para más seguramente estoy en desventaja, sin embargo ante este razonamiento quedo a merced de lo que diga mi instinto.

 En estos tiempos raros hay demasiadas teorías que rayan en la conspiranoia de la guerra fría pero con el agregado de tener una tecnología desbocada que en realidad nadie tiene muy claro para quien juega, el asunto parece ser hacer plata a como dé lugar con lo que sea, así perdemos la privacidad, la opinión y hasta el tiempo dando vueltas en el carrusel tecnológico de móviles, computadoras con redes sociales, fake news o verdaderas noticias que se ven disminuidas ante la neurosis del Covid con sus mil variantes que aparecen a cada rato, siendo esto último la panacea para que los moderadores de cuanto sitio de noticias se desboquen causando pánico sin necesidad. Luego de dos años en este plan, escuchando, escondiéndome, utilizando la espantosa mascarilla hasta para ir al jardín sin que nada mejore, todo lo contrario, cada vez que vamos organizándonos la vida para dar el salto a cualquier proyecto algo llega y lo trastoca, si no es una nueva cepa es que no quieres vacunarte, en Venezuela está el fantasma de una invasión armada, eso no ayuda en lo más mi9nimo para encontrar el equilibrio.

Desde que aparecieron las vacunas el asunto no me hace ninguna gracia, sin embargo ante la esperanza de volver a hacer maletas para irme a cualquier lado acepté la primera dosis de la china pero me he negado a la segunda, bien puede ser necedad de viejo (tengo 50) o simple resabio ante la incertidumbre, pero hay tanta cosa extraña, tanto loco con poder, tantas cosas exóticas moviéndose en la oscuridad del silencio que el asunto ya me huele mal. Si uno va y dice que la vacuna puede modificar el ADN pero todos lo niegan con vehemencia , es factible que luego de un acto de constricción pueda pensar que es solo necedad personal o peor, miedo a las inyecciones (el miedo es libre)  pero luego se ven estas noticias locas de unos fulanos amenazando con guerra si el vecino aplica su libertad para anexarse a la OTAN, más atrás Nokia instala redes celulares en la luna, la armada de USA asegura que los Ovnis filmados desde sus embarcaciones son reales, la Nasa le pide al vaticano unos cuantos curas para que les expliquen como mitigar el shock de un encuentro entre alienígenas y terrícolas, como si eso fuese poco le injertan un corazón porcino a un humano, lo lograron entre otras cosas con terapia genética para que la especie receptora acepte sin problemas un órgano de otra especie, todo está documentado por cientos de publicaciones que van desde las muy serias hasta las que aseguran que hay bases alienígenas en el Ávila (cerro Ávila en Caracas, Venezuela)  , ante este panorama es factible que todo resabio sea poco.

 Quizás en el futuro ( si es que alguno amable queda libre) exista una república sin vacunas exóticas donde podamos ser exiliados todos aquellos negados a ser cochinillos de indias para la ciencia o quizás seamos forzados por algún decreto necio de los asustados politiqueros y necios fanáticos como han existido durante toda la historia, defensores de asuntos estúpidos que los asumen como banderas de vida, desde la inquisición hasta las diferentes revoluciones que han costado millones de muertos solo por inteligentes (que ahora de imbéciles el catalogo es muy amplio) , mientras eso no exista estaré escondido en mi esquina, esperando el desenlace de todo este embrollo que parece haber comenzado por culpa de los chinos pero que se terminará cuando los humanos se reduzcan a su mínima expresión, amanecerá y veré, mientras tanto estaré negado a una vacuna que no se para que sirve, donde ni siquiera la OMS sabe nada cierto sobre ninguna de las nuevas cepas, no sé, lo único que se es que mientras tanto no me vacunaré a menos que exista una muy buena razón (o explicación) para ello.

 Prof. José Ramón Briceño Diwan




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