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viernes, mayo 21, 2021

El país de los 12 monos

 

En los años noventa hubo una película que rápidamente se transformó en un filme de culto, se llamaba “12 Monos” y según la propaganda el titulo estaba basado en un cuento de Charles Bukowsky llamado también 12 monos, lo que muchos periodistas de la fuente olvidaban decir es que el cuento en realidad se llama “12 Monos voladores que no querían fornicar adecuadamente”, claro, es un título bastante duro como para colocarlo a una película , lo más gracioso es que (aparentemente) hasta ahí llega la similitud pues argumentalmente el cuento y la película no se parecen absolutamente en nada. El cuento de Bukowsky en realidad es un monumento al caos del escritor quien en medio de una crisis causada por la imposibilidad de hacer creíble un relato pornográfico termina rendido ante las interrupciones de “amigos” para beber y celebrar, por lo que jamás culmina el texto, una fiesta interminablemente caótica tal como sería una orgia entre monos voladores.

Tengo tiempo recordando la película, no por buena si no por verla como una suerte de oráculo, en ella la tierra es colonizada por una peste que acaba con la mayoría de los humanos, algo que está en el aire y que hace a las personas tener que salir al exterior solo con trajes de protección mientras que otras formas de vida son inmunes, en medio de esa desolación el protagonista (Bruce Willis) es enviado al pasado para detener al científico despechado quien roba un virus del laboratorio y lo libera en el aeropuerto, iniciándose una peste que nadie pudo detener. Aunque salvado las distancias así estamos en este instante, mientras el mundo entero se vacuna y hasta existen países que se declaran libre de Covid (Israel, por ejemplo) hay otros como el nuestro donde la vacuna solo se conoce por las redes sociales y los únicos que están inmunizados son los del alto gobierno mientras los demás solo nos queda vivir preocupados mientras vemos los entierros multiplicarse, de seguir así poco falta para tener que salir a la calle con trajes de protección tal cual la película de los noventa.

En cuanto a Bukowsky también podemos encontrar similitudes, los 12 Monos intentando fornicar bien podría ser una analogía con la política nacional, un caos imposible que sin embargo persiste desde hace veinte años , este país ha sido una orgia perpetua donde (a estas alturas) todos se pelean por los despojos que han dejado las legiones de saqueadores cuyo trabajo ha sido desplumar las finanzas nacionales con ánimo revolucionario, tanto que hacen negocios para que otros igualmente feroces se transformen en (aparentes) enemigos con los cuales completar la pantomima de la oposición , tal cual Monos voladores al servicio de la bruja mala del norte sobrevuelan el castillo esperando ordenes que le generen ganancias a todos.

Si fuese cineasta tomaría inspiración de ambos relatos (el cinematográfico y el literario) para conformar una película caótica que integre la desolación pos apocalíptica cuyo tinte de desolación empezamos a saborear cuando recordamos nuestros muertos por la epidemia, los de a bala y esos otros de mengua porque no hubo fondos para curarlos de cosas que a veinte metros de la frontera cualquier hospital público sana hasta de caridad pero que acá son  imposibles sin tener que mendigar, mientras todo eso sucede hay cientos de hombres a lo largo y ancho del país que ganan sumas descomunales cuan mafiosos de película negra de los años cuarenta, una industria que cabalga a dos aguas entre el miedo y la avaricia donde la ley es solo para los enemigos, quienes sean amigos o tenga suficiente dinero negro para protegerse estará salvo, los demás solo nos resta rogar a la providencia.

Hasta hace poco pensaba que la histeria por el Covid era parte de la maquinaria publicitario-terrorista del estado, una manera de sortear la crisis resultante de un país petrolero caído en desgracia, vaya que es una desgracia que el tercer país productor de petróleo tenga escases de combustible solo por la torpeza de un estado que se niega a invertir, cuya peor plaga ha sido la ausencia de controles administrativos pues su estructura está basada en la lealtad   política y no en la suficiencia técnica, creo que es en Venezuela la única parte del mundo donde un bachiller puede ser gerente , si el presidente de la corte suprema tiene antecedentes penales ya no hay mucho que esperar de todo el resto de la estructura gubernamental.

Cada mañana, mientras me preparo para salir a trabajar , pienso en que cosa horrorosa leeré o viviré este día, como entre mi casa y mi trabajo hay al menos dos horas de viaje donde se incluyen no  menos de tres kilómetros de caminata en cada sentido hay tiempo suficiente no solo para leer, también para meditar en que terminará esto de la histeria por el coronavirus , si antes tenía desconfianza en los otros caminantes ahora tengo tanta más pues le sumas la imposibilidad  de poder saber si esa gente que camina a tu alrededor o con quien hablas serán los que te contaminaran, en caso de terminar contagiado a cuantos mataras en el camino pues si por casualidad eres asintomático repartes el regalito de muerte, en caso de no ser asintomático si sobrevives (o no) porque todo es cuestión de suerte, de ser verdad lo de la insuficiencia de camas, respiradores , bombonas de oxígeno o concentradores, sin hablar de la fortuna que ha de costar para los familiares una hospitalización, las medicinas  y hasta el entierro son asuntos altamente costosos, sin hablar  del costo emocional de sobrevivir en este  caos.

No recuerdo quien fue el director o en qué año se estrenó 12 Monos, tampoco sé a ciencia cierta si la analogía entre la película y el cuento es acertada, lo que si tengo claro es que hay varias pestes que coinciden cuan tormenta perfecta en la Venezuela del siglo XXI, lo que si se es que el caos de ambas obras intelectuales se ha permeado de la ficción a la realidad , torciéndola hasta hacerla casi insoportable, esta mañana estoy casi convencido de que la certidumbre de la supervivencia está relegada a un segundo plano, que el asunto de planificación se circunscribe a las próximas 24 horas y que nunca jamás el mañana fue un asunto tan abstracto, por ahora solo me conformaré con reírme del chiste privado de considerar la política como una orgia  de monos voladores y esperar a sobrevivir solo para verlos caer del cielo bajo el peso de la pandemia, quizás así podríamos comenzar a ser un país civilizado y no este caos infernal que nos ahoga, donde si no te mata la pandemia lo hace todo lo demás.

José Briceño

06/04/2021





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