En los años noventa hubo una
película que rápidamente se transformó en un filme de culto, se llamaba “12
Monos” y según la propaganda el titulo estaba basado en un cuento de Charles
Bukowsky llamado también 12 monos, lo que muchos periodistas de la fuente
olvidaban decir es que el cuento en realidad se llama “12 Monos voladores que no querían fornicar adecuadamente”, claro, es un título bastante duro como para colocarlo a
una película , lo más gracioso es que (aparentemente) hasta ahí llega la
similitud pues argumentalmente el cuento y la película no se parecen
absolutamente en nada. El cuento de Bukowsky en realidad es un monumento al
caos del escritor quien en medio de una crisis causada por la imposibilidad de
hacer creíble un relato pornográfico termina rendido ante las interrupciones de
“amigos” para beber y celebrar, por lo que jamás culmina el texto, una fiesta
interminablemente caótica tal como sería una orgia entre monos voladores.
Tengo tiempo recordando la
película, no por buena si no por verla como una suerte de oráculo, en ella la
tierra es colonizada por una peste que acaba con la mayoría de los humanos,
algo que está en el aire y que hace a las personas tener que salir al exterior
solo con trajes de protección mientras que otras formas de vida son inmunes, en
medio de esa desolación el protagonista (Bruce Willis) es enviado al pasado
para detener al científico despechado quien roba un virus del laboratorio y lo
libera en el aeropuerto, iniciándose una peste que nadie pudo detener. Aunque
salvado las distancias así estamos en este instante, mientras el mundo entero
se vacuna y hasta existen países que se declaran libre de Covid (Israel, por
ejemplo) hay otros como el nuestro donde la vacuna solo se conoce por las redes
sociales y los únicos que están inmunizados son los del alto gobierno mientras
los demás solo nos queda vivir preocupados mientras vemos los entierros
multiplicarse, de seguir así poco falta para tener que salir a la calle con
trajes de protección tal cual la película de los noventa.
En cuanto a Bukowsky también
podemos encontrar similitudes, los 12 Monos intentando fornicar bien podría ser
una analogía con la política nacional, un caos imposible que sin embargo
persiste desde hace veinte años , este país ha sido una orgia perpetua donde (a
estas alturas) todos se pelean por los despojos que han dejado las legiones de
saqueadores cuyo trabajo ha sido desplumar las finanzas nacionales con ánimo
revolucionario, tanto que hacen negocios para que otros igualmente feroces se
transformen en (aparentes) enemigos con los cuales completar la pantomima de la
oposición , tal cual Monos voladores al servicio de la bruja mala del norte
sobrevuelan el castillo esperando ordenes que le generen ganancias a todos.
Si fuese cineasta tomaría
inspiración de ambos relatos (el cinematográfico y el literario) para conformar
una película caótica que integre la desolación pos apocalíptica cuyo tinte de
desolación empezamos a saborear cuando recordamos nuestros muertos por la
epidemia, los de a bala y esos otros de mengua porque no hubo fondos para
curarlos de cosas que a veinte metros de la frontera cualquier hospital público
sana hasta de caridad pero que acá son
imposibles sin tener que mendigar, mientras todo eso sucede hay cientos
de hombres a lo largo y ancho del país que ganan sumas descomunales cuan
mafiosos de película negra de los años cuarenta, una industria que cabalga a
dos aguas entre el miedo y la avaricia donde la ley es solo para los enemigos,
quienes sean amigos o tenga suficiente dinero negro para protegerse estará
salvo, los demás solo nos resta rogar a la providencia.
Hasta hace poco pensaba que la
histeria por el Covid era parte de la maquinaria publicitario-terrorista del
estado, una manera de sortear la crisis resultante de un país petrolero caído
en desgracia, vaya que es una desgracia que el tercer país productor de
petróleo tenga escases de combustible solo por la torpeza de un estado que se
niega a invertir, cuya peor plaga ha sido la ausencia de controles
administrativos pues su estructura está basada en la lealtad política y no en la suficiencia técnica,
creo que es en Venezuela la única parte del mundo donde un bachiller puede ser
gerente , si el presidente de la corte suprema tiene antecedentes penales ya no
hay mucho que esperar de todo el resto de la estructura gubernamental.
Cada mañana, mientras me preparo
para salir a trabajar , pienso en que cosa horrorosa leeré o viviré este día,
como entre mi casa y mi trabajo hay al menos dos horas de viaje donde se
incluyen no menos de tres kilómetros de
caminata en cada sentido hay tiempo suficiente no solo para leer, también para
meditar en que terminará esto de la histeria por el coronavirus , si antes
tenía desconfianza en los otros caminantes ahora tengo tanta más pues le sumas
la imposibilidad de poder saber si esa
gente que camina a tu alrededor o con quien hablas serán los que te
contaminaran, en caso de terminar contagiado a cuantos mataras en el camino
pues si por casualidad eres asintomático repartes el regalito de muerte, en
caso de no ser asintomático si sobrevives (o no) porque todo es cuestión de
suerte, de ser verdad lo de la insuficiencia de camas, respiradores , bombonas
de oxígeno o concentradores, sin hablar de la fortuna que ha de costar para los
familiares una hospitalización, las medicinas
y hasta el entierro son asuntos altamente costosos, sin hablar del costo emocional de sobrevivir en este caos.
No recuerdo quien fue el director
o en qué año se estrenó 12 Monos, tampoco sé a ciencia cierta si la analogía
entre la película y el cuento es acertada, lo que si tengo claro es que hay
varias pestes que coinciden cuan tormenta perfecta en la Venezuela del siglo
XXI, lo que si se es que el caos de ambas obras intelectuales se ha permeado de
la ficción a la realidad , torciéndola hasta hacerla casi insoportable, esta
mañana estoy casi convencido de que la certidumbre de la supervivencia está
relegada a un segundo plano, que el asunto de planificación se circunscribe a
las próximas 24 horas y que nunca jamás el mañana fue un asunto tan abstracto,
por ahora solo me conformaré con reírme del chiste privado de considerar la
política como una orgia de monos
voladores y esperar a sobrevivir solo para verlos caer del cielo bajo el peso de
la pandemia, quizás así podríamos comenzar a ser un país civilizado y no este
caos infernal que nos ahoga, donde si no te mata la pandemia lo hace todo lo
demás.
José Briceño
06/04/2021
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