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lunes, enero 21, 2019

Buenos deseos



Aunque tardío igual aún está empezando el año y bien vale dejar claras algunas cosas para ver si de esa manera algo mejora y como sé que tengo lectores alrededor del globo quizás algo pase.

Cada nuevo año, la costumbre manda que se debe desear cosas buenísimas para todos los seres humanos, de hecho ,hay quienes aseguran que toca mandar nuestros mejores deseos, sin que sea muy relevante quien salga premiado con las buenas vibras dejadas al viento de forma tan irresponsable, por supuesto tampoco es relevante que los conozcan o que pudieren haber tenido alguna relevancia en tu vida, igual debes ser buena onda y derramar bendiciones de manera insensata para poder ser considerado una persona políticamente correcta. he llegado a la conclusión de que no estoy de acuerdo con esa norma, es absurdo andar perdiendo energías en desear el bien a seres a quienes mi vida no les interesa en lo más mínimo, mucho menos a gente que no sabe que existo, eso aplica hasta para familiares a quienes considero tan nocivos que es preferible ignorarlos a seguir el idiota ejercicio de la hipocresía filial para mantener unas formas que al final no interesan mucho a nadie en realidad.
Imaginemos por un momento que tenemos un arranque de bondad mística y generamos una cantidad importante de buenas vibraciones de forma indiscriminada, en el camino, esas energías terminan otorgando buenas cosas a los malvados que andan por ahí haciendo de las suyas, que en al caso venezolano hay tantos que hace complicado señalarlos de forma individual por lo que solo haré alusión a unos cuantos que están en la cúspide de mis antipatías más arraigadas, digamos que a las doce en punto terminé deseando feliz años y esa energía terminó de dar un buen año a varios guardias nacionales cuyos mejores propósito de año nuevo consiste en seguir asaltando impunemente a todos aquellos que viven (como yo) en minusvalía contra el poder, así cumplirían el sueño de tener miles de dólares asentados bajo la sangre y la rabia de tantos otros inocentes agraviados por quienes deben ser garantes de la  ley pero que viven de infringirla , igual aplicaría con el policía cuyo sustento básico depende de la paga semanal de varios narco traficantes cuya diversión (entre muchas) es la de violar niñas, matar jóvenes y pervertir todo a su alrededor sólo por cumplir sus deseos malsanos de prosperidad económica , el malvado que asalta , mata o roba como forma de vida, el político que roba los fondos para medicinas (alimentos , educación o cualquier otro bien público) y que “sin querer queriendo” lleva una muy prospera empresa basada en la correcta implementación del concepto corporativo de la corruptela generalizada donde solo pierden quienes creen en las leyes , el funcionario de la judicatura a quien la ley importa sólo en función de los millones que le reportan (inocentes o culpables que eso no importa mucho) esos que prefieren evitar vérselas con la cuenta bancaria de los  jueces  quienes  también viven haciendo negocios con muchos que siendo culpables quieren evitar a como dé lugar pagar por sus crímenes, sin olvidar a aquellos otros que se sirven de las leyes para hacer el mal, sin hablar de los millones que han hecho del resentimiento gratuito y la miseria como elemento de discriminación y patente de corso para ejercer su divino derecho de propagar el evangelio de la ignorancia entre los pobres de inteligencia.

En fin, tengo un serio conflicto con eso de andar botando mis buenos deseos de principio de año con esa tan incómoda costumbre de hacernos pasar por lo que no somos, en mi caso particular no creo mucho en eso del perdón, más cómodo es el olvido pues tampoco es cosa de dejar que los muy naturales y sanos odios personales terminen gobernando mis actos, da más placer saber que quizás algunas de esas personas a quienes no les debo ningún buen deseo (todo lo contrario) el karma les cobre primero el mal que alguna vez me hicieron , la vida es bastante complicada para andar cargando excesivos resentimientos ya que solamente podemos manejar pocos al mismo tiempo so pena de claudicar ante la farmacopea. Cuando pienso en liberar esos buenos deseos de manera indiscriminada sufro de un profundo malestar ya que sería de muy mal gusto saberse colaborador  del catálogo de maldades populares y ocultas de este país donde la iniquidad es la norma.

En el ámbito de quienes no deben recibir ni siquiera el hálito de algún buen deseo entran todos aquellos cuyas vidas están organizadas en función de dañar a otros en pro del bien propio, igual a aquellos que no suman nada con sus acciones, como ya expliqué mis buenos deseos solo están restringidos a la gente que me agrada, a los que admiro, a quienes aportan cosas buenas al mundo, los que trabajan cada día para hacer menos miserable la vida de las buenas personas, los generadores de conocimiento, aquellos cuya vida se le va en construir sueños sin necesidad de pasar por encima de los de otros, los buenos padres (y/o madres)  y (el grupo más reducido) a la gente que quiero, todos ellos que siendo pocos sus acciones impactan las vidas de millones por aquello de los seis grados de separación , para todos, mis más sinceros deseos de prosperidad, éxito, amor y salud en este año que recién comienza, para los otros pues que les toque el doble de la maldad que derrochan pensando en su propio peculio y no me extiendo en mis malos deseos no vaya a ser que la cosa energética sea cierta y me rebote algo de eso, en igual proporción creo que quizás la cosa energética sea cierta así que toca focalizar los buenos deseos como una manera efectiva de generar vibraciones positivas  a ver si la gente buena termina siendo mayoría y la mala una minoría invisible, no como hasta ahora .

Un abrazo a todos aquellos que lo merecen y que el año inicie con buen pie para que el próximo podamos seguir construyendo otro mundo basado en un universo que no necesite de vueltas retoricas para hacerlo bonito.
José Ramón Briceño, 2019


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