Hace
unos días, una tarde cualquiera, se me salió comentar uno de los mantras
sociales que sigo desde mi lejana juventud a mi compañera de escritorio, una
bella pelirroja, quien tiene voz de encantadora de serpientes y cabellera de
medusa que petrifica a todos los hombres cada vez que les habla (debo admitir
que no soy la excepción), dije así, con
el desenfado natural de lo irrelevante
que “no trato a pendejos” la dama
palideció y contestó alguna cosa sobre el complicado clima caraqueño y lo espantoso de andar en
metro , asunto que en verdad me cayó mal pues la hice sentir incomoda , seguro
piensa en mí como un engreído pelafustán de mediana edad con sueldo de
burócrata de bajo rango que se cree la gran cosa por un par de logros
irrelevantes para el “mundo real”. La verdad es que nada está más lejos de mi
pensar, eso de “no tratar a pendejos”
es en realidad una forma de protección contra la tontera global y en este país
(Venezuela), una manera de no caer en la tentación de alguna barrabasada que
bien te puede costar la libertad, el empleo, la calma, los amigos y en casos extremos hasta la vida.
Considero
pendejos a todos aquellos que
independiente de su rango académico, credo, estatus político o ideología de
vida está pleno de la mala vibra, gente que vive del chisme, la maledicencia,
esa que se cree “viva” y no son más que malas personas que andan de trampa en
trampa, esos que tienen doble faz , quien jamás lee y jura que el código Da
Vinci es la obra cumbre de la literatura occidental, las marcas de ropa son una
necesidad, Kim Kardashian es el modelo ideal para emular así sea de pobres (en
Venezuela hasta los millonarios son pobres si comparamos su cuenta bancaria en
bolívares con la de cualquier profesional en Latinoamérica) , los que no
aportan nada a la conversa y juran sobre siete cruces que fumar yerba o caer
ciegos de la borrachera deben ser máxima aspiración en la vida de todos los
demás, los fanáticos ultrosos de algún estilo de vida , quienes se piensan que
son algo del otro mundo por su elección sexual, aquellos tiene ciertos hábitos
alimenticios, las personas esas que saben muchísimo pero se niegan a ver que
quizá la teoría aprendida en la universidad tiene otras nuevas formas , en fin,
un largo catálogo de ítems que pueden fácilmente ser resumidos en cierta aura
de una absurda posición cuya inflexibilidad mental atenta en contra de la inteligencia, ya estoy
viejo para perder tiempo, saliva, aliento y paciencia rodeado de personas con
quienes no disfruto el rato.
Eso
de pasar horas con quienes en nombre de una ideología determinada piensan que
el mundo debe ser un sitio pleno de amor por el prójimo pero cuando pierden la
compostura gritan al cielo que un holocausto acabe con los “fachos de mierda”
que no entienden que el socialismo es puro amor del bueno, es una absoluta
pérdida de tiempo, he descubierto que la mayoría de esa gente vive en una
parcelita mental que los ciega ante las pruebas históricas de lo nocivo que es
tener posiciones políticas inflexibles, esos que dicen voz en cuello lo
hermosamente tolerantes que son, sin caer en cuenta que eso de la “tolerancia”
está más cerca del insulto crudo que de la buena intención, tengo la impresión
de que lo saben pero perversamente repiten la palabreja para que los bobos lo
repitan hasta la saciedad, ser TOLERANTE es una forma de segregar pues si toleras a
alguien es algo así como decir que lo soportas por un asunto de corrección
social, es como si dijesen “Pobre fulano/a es así y yo lo tolero porque soy
bueno” lo correcto
sería decir que “ACEPTAN” al
prójimo, eso es mucho más respetuoso. Los más ofensivos son el gremio de
quienes tienen una posición sexual diferente, esos que gritan “Soy
Gay/Lesbiana/Bisexual/Pansexual”(o cualquier otra variante que no conozco) y
acusan a todos de intolerantes a menos que les aplaudas las gracias , si no
asistes a una discoteca “de ambiente” o no te agradan porque no te da la gana
escuchar sobre lo cruel que es la vida para con ellos (o ellas), eres un
terrible homofóbico, si al final no te gusta algo simplemente con no asistir o
andar acompañados de ellos estás más cómodo, eso no debería tener mayor
relevancia , no te hace mala persona ni
quiere decir que los odias, cada quien con su vida y sus gustos , sin embargo
igual eres el enemigo a acosar siempre, eso me aburre un montón. Igual aplican
los insufribles herbívoros que andan evangelizando a todos aquellos que vivimos
(por que el sueldo no alcanza) soñando con hartarse de productos cárnicos en
una orgia de colesterol (harinas y azúcar procesado) que no acabe jamás, sin
hablar de quienes matan el momento con alguna cantaleta sobre la vida sana, el
tabaquismo, el alcohol, la cafeína, los ansiolíticos [o los alimentos
transgénicos] como si por andar limitándose el placer natural de las adicciones
van a ser inmortales, esos aburren como testigo de jehová un domingo por la mañana .
Quienes
cuentan historias sobre lo buenisimos(as) que son bebiendo/fumando/
conquistando/mintiendo/robando/enredando/intrigando (políticos, algunos
militares y abogados incluidos) en resumidas cuentas, todos los que andan
jodiendo gente deben ser catalogados de pendejos a quienes dedicarles minutos
cuentan como castigos infernales, aplican también los que juran que el dinero
debe ser el fin y no un medio, desdeñando de paso todo aquello que no tenga que
ver con la cornucopia de millones (imaginarios o reales) que gastan en mantener
su estilo de vida. Los que se desgastan en penas, que malviven con la
desesperada necesidad de ser miserables acosados por males terribles que hacen
palidecer a las plagas de Moises. También aplican los insufribles “artistas”
sabios de la Wikipedia que se sienten merecedores del premio “Príncipe de
Asturias” solo por manejar un par de
herramientas de su oficio, tener estampa de “intelectuales” pero que no leen ni
les interesa, que piensan que la actitud lo es todo y por eso son merecedores
de loas, sin caer en cuenta que ser artista es un oficio duro, exigente ,
malvado por definición que incluye mucha reflexión, que no tiene nada que ver
con ser diferente si no con pensar más allá de la simpleza y de manejar el
lenguaje como los buenos poetas, algo así como diría uno de mis grandes
maestros , Alfredo Fuenmayor (Que ha de estar felizmente mal portándose en el
cielo bohemio) “Ser artista es cagarse en el alma de todos sin que muchos se
den cuenta”.
Me
atrae la gente con intereses variados, buena conversa, que aporte cosas para
aprender, sin prejuicios, preferiblemente con mucha más cultura que yo, que no
ande con remilgos de convento ni pretensiones mayores a las de pasarlo bien el
poco rato que podemos conversar por aquello de los costos y las obligaciones,
que no se arredren ante algún tema espinoso, que tengan argumentos de peso en
las discusiones, que sepan que hacer cosas interesantes no es nada del otro
jueves, que fumarse un porro no es delito, que beber es algo para mitigar el
estrés, que hay quienes (como yo) pensamos en una gran gama de grises, que la
vida es corta para desgastarse en discusiones bizantinas que nunca llegarán a
ningún lado, que salir o acostarse con una dama no es nada dramático que
merezca publicar los detalles si hay éxito más allá de alguna exclamación y con
pruebas documentales en mano, que la queja cotidiana sin ofrecer opciones para
superar las miserias de la adultez es perder un tiempo precioso, que el trabajo
acaba con el horario de oficina y a nadie interesa que tan mala gente, idiota,
insufrible o mal pagado es tu empleo, que cada quien vive como le da la real
gana , que la maledicencia es un mal vicio si no hay argumentos de peso o
pruebas irrefutables de que el comentario es válido pues destrozar la vida de
alguien es de muy mal gusto, aunque a decir verdad tampoco es que uno le parta
un hueso a nadie pero cae mal el asunto, que tener dobles posiciones es poco ético, en fin,
si voy a ser amigo de alguien evito por sobre todo serlo de “Pendejos”, me
gusta la gente inteligente, el tiempo es poco y las miserias muchas para mal
utilizarlo en reuniones grises que no ayudan
ni tan siquiera a espantar un poco la monotonía de ser pobre, feo y
soltero sin solución a la vista.
José
Ramón Briceño
@jbdiwancomeback
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