Aunque
tardío igual aún está empezando el año y bien vale dejar claras algunas cosas
para ver si de esa manera algo mejora y como sé que tengo lectores alrededor
del globo quizás algo pase.
Cada
nuevo año, la costumbre manda que se debe desear cosas buenísimas para todos
los seres humanos, de hecho ,hay quienes aseguran que toca mandar nuestros
mejores deseos, sin que sea muy relevante quien salga premiado con las buenas
vibras dejadas al viento de forma tan irresponsable, por supuesto tampoco es
relevante que los conozcan o que pudieren haber tenido alguna relevancia en tu
vida, igual debes ser buena onda y derramar bendiciones de manera insensata
para poder ser considerado una persona políticamente correcta. he llegado a la
conclusión de que no estoy de acuerdo con esa norma, es absurdo andar perdiendo
energías en desear el bien a seres a quienes mi vida no les interesa en lo más
mínimo, mucho menos a gente que no sabe que existo, eso aplica hasta para
familiares a quienes considero tan nocivos que es preferible ignorarlos a
seguir el idiota ejercicio de la hipocresía filial para mantener unas formas
que al final no interesan mucho a nadie en realidad.
Imaginemos
por un momento que tenemos un arranque de bondad mística y generamos una
cantidad importante de buenas vibraciones de forma indiscriminada, en el
camino, esas energías terminan otorgando buenas cosas a los malvados que andan
por ahí haciendo de las suyas, que en al caso venezolano hay tantos que hace complicado
señalarlos de forma individual por lo que solo haré alusión a unos cuantos que
están en la cúspide de mis antipatías más arraigadas, digamos que a las doce en
punto terminé deseando feliz años y esa energía terminó de dar un buen año a
varios guardias nacionales cuyos mejores propósito de año nuevo consiste en
seguir asaltando impunemente a todos aquellos que viven (como yo) en minusvalía
contra el poder, así cumplirían el sueño de tener miles de dólares asentados
bajo la sangre y la rabia de tantos otros inocentes agraviados por quienes
deben ser garantes de la ley pero que
viven de infringirla , igual aplicaría con el policía cuyo sustento básico
depende de la paga semanal de varios narco traficantes cuya diversión (entre
muchas) es la de violar niñas, matar jóvenes y pervertir todo a su alrededor
sólo por cumplir sus deseos malsanos de prosperidad económica , el malvado que
asalta , mata o roba como forma de vida, el político que roba los fondos para
medicinas (alimentos , educación o cualquier otro bien público) y que “sin
querer queriendo” lleva una muy prospera empresa basada en la correcta
implementación del concepto corporativo de la corruptela generalizada donde
solo pierden quienes creen en las leyes , el funcionario de la judicatura a
quien la ley importa sólo en función de los millones que le reportan (inocentes
o culpables que eso no importa mucho) esos que prefieren evitar vérselas con la
cuenta bancaria de los jueces quienes también viven haciendo negocios con muchos que
siendo culpables quieren evitar a como dé lugar pagar por sus crímenes, sin
olvidar a aquellos otros que se sirven de las leyes para hacer el mal, sin
hablar de los millones que han hecho del resentimiento gratuito y la miseria
como elemento de discriminación y patente de corso para ejercer su divino
derecho de propagar el evangelio de la ignorancia entre los pobres de
inteligencia.
En
fin, tengo un serio conflicto con eso de andar botando mis buenos deseos de
principio de año con esa tan incómoda costumbre de hacernos pasar por lo que no
somos, en mi caso particular no creo mucho en eso del perdón, más cómodo es el
olvido pues tampoco es cosa de dejar que los muy naturales y sanos odios
personales terminen gobernando mis actos, da más placer saber que quizás
algunas de esas personas a quienes no les debo ningún buen deseo (todo lo
contrario) el karma les cobre primero el mal que alguna vez me hicieron , la
vida es bastante complicada para andar cargando excesivos resentimientos ya que
solamente podemos manejar pocos al mismo tiempo so pena de claudicar ante la
farmacopea. Cuando pienso en liberar esos buenos deseos de manera
indiscriminada sufro de un profundo malestar ya que sería de muy mal gusto saberse
colaborador del catálogo de maldades populares
y ocultas de este país donde la iniquidad es la norma.
En
el ámbito de quienes no deben recibir ni siquiera el hálito de algún buen deseo
entran todos aquellos cuyas vidas están organizadas en función de dañar a otros
en pro del bien propio, igual a aquellos que no suman nada con sus acciones,
como ya expliqué mis buenos deseos solo están restringidos a la gente que me
agrada, a los que admiro, a quienes aportan cosas buenas al mundo, los que
trabajan cada día para hacer menos miserable la vida de las buenas personas,
los generadores de conocimiento, aquellos cuya vida se le va en construir
sueños sin necesidad de pasar por encima de los de otros, los buenos padres
(y/o madres) y (el grupo más reducido) a
la gente que quiero, todos ellos que siendo pocos sus acciones impactan las
vidas de millones por aquello de los seis grados de separación , para todos,
mis más sinceros deseos de prosperidad, éxito, amor y salud en este año que
recién comienza, para los otros pues que les toque el doble de la maldad que
derrochan pensando en su propio peculio y no me extiendo en mis malos deseos no
vaya a ser que la cosa energética sea cierta y me rebote algo de eso, en igual
proporción creo que quizás la cosa energética sea cierta así que toca focalizar
los buenos deseos como una manera efectiva de generar vibraciones positivas a ver si la gente buena termina siendo mayoría
y la mala una minoría invisible, no como hasta ahora .
Un
abrazo a todos aquellos que lo merecen y que el año inicie con buen pie para
que el próximo podamos seguir construyendo otro mundo basado en un universo que
no necesite de vueltas retoricas para hacerlo bonito.
José
Ramón Briceño, 2019