Una
de las ventanas de cualquier país está constituida por su intelectualidad, esa
gente que piensa, escribe, crea, genera controversia, crea una visión de país
de frente a este mundo globalizado pues por lo general, política aparte, hacen
peticiones y protestas bien fundamentadas que por lo general no les agradan a
los bárbaros imbéciles de ambos extremos del espectro político, Latinoamérica
está llena de ejemplos, Venezuela no fue la excepción, hasta estos días.
Veo
con estupor como quienes se presumen inteligentes de arrastran ante las migajas
que les arrojan desde el poder, hay honrosas excepciones pero la mayoría o bien
pasan agachados diciendo “tú sabes cómo es la cosa Briceño, estoy de acuerdo
contigo pero mi trabajo me lo impide”. Como ejemplo pongo un movimiento agónico que
hubo en el estado Aragua llamado “Cultura
para el progreso” antes de las elecciones de gobernador eran más de cien
“artistas” quienes lo constituían, unas semanas antes muchos nos dimos de
frente con la realidad, más de la mitad de quienes hasta hacia días hacían militancia
en contra del partido de gobierno se retrataron con el candidato oficial y
salieron en la primera página de los medios locales, la verdad desde ese día ni
los trato, me parece que la gente debe tener dignidad a pesar de poder estar
equivocados, no creo que la gente cambie de parecer de una hora para otra así
eso les cueste las migajas que de seguro les prometieron, lo peor es que meses después
una emisaria de ese lote se me acercó buscando que los aceptásemos como parte
de la oposición organizada, la dejé con la palabra en la boca, si le hubiese
contestado seguramente habría soltado mi poco usado lenguaje de botiquín y eso
con una “dama” es de muy mala educación, los profesores nos debemos a la
educación en primer lugar.
Esos
mismos se desviven por un pedazo de pared en el museo local, que aún aspira
tener el antaño prestigio de antes, no se atreven a criticar frontalmente a las
autoridades quienes siempre terminan usando la cultura como papel higiénico
para sus fecas mentales, mendigan un carguito en las direcciones de cultura y
aceptan con profunda reverencia que se les insulte con sueldos por debajo del
básico porque “algo es algo poeta”.
No
los entiendo, a los amigos de la cultura, se supone que hacer arte es plantear
preguntas cuando a veces esas mismas peguntas funcionan como respuestas, nadie
los publica a menos que estén en la línea oficial y aun así pierden
absolutamente todos los derechos por sus publicaciones, si son artes visuales
les toca comerse un inmenso cable pues el mercado del arte acá está agonizante,
no hay proyectos que realmente apoyen la creación y si los hubiere están
reservados para un grupito de amigos de la administración de cultura, uno hace
lo que puede para apoyar a los amigos, sin embargo tampoco es que nuestra
economía sea de lo mejor para ayudar a nadie. Como si fuera poco el estado mata
la industria privada que quizás podría ser el apoyo necesario para alguna
iniciativa.
Tengo
años en esto de pretender ser artista, algunos premios importantes me he
llevado, he intentado por años ser consecuente con todos, aceptándolos como son
y pensando que la diversidad de pensamiento es un valor que no debemos perder
jamás pero llegado este tiempo me he vuelto un ser radical en extremo, sigo
hablando con todos pero conscientemente los evito hasta volverme una suerte de
anacoreta sin cueva, prefiero estar en mi casa y reunirme solo con gente inteligente
antes que terminar peleándome en la calle con cualquier estúpido que por ser
genuflexo recibe sus respectiva limosna estatal, usa su franelita roja pero se
queja de que todo está carísimo y es muy jodida la vida, no me jodan.
Desde
mi esquina quisiera hacer un llamado a quienes aún se mantienen lucidos en su
propuesta de vida, el asunto señores no es ser político, más bien es el de ser
justos, la inteligencia se está muriendo pues con ella va la inconformidad
ayuntada, en el momento en que dejamos de ser críticos de manera pública ya
dejamos de existir para ser un paseante más de esos tantos que pululan por las
calles de mi país. Si te consideras artista eres lo que muestras si no lo haces
no pasas de ser un bocón más entre mucho cerebro vacío que no hace más que
quejarse.
Me
niego a creer que la inteligencia solo la tengan cuatro gatos cuya fama mediática
les permite tener espacios, creo que todavía hay muchos cuyo intelecto está ahí
pero se niegan a levantar la voz por miedos, vale, sé que escoger un oficio tan
poco pragmático como el nuestro es una cosa dura en este país donde la
inteligencia es poco apreciada, donde vale más un par de tetas o un carro de
lujo que ser premio nacional de cualquier cosa, hasta los jefes te miran feo
por poder argumentar mejor que ellos, para muestra miren en sus ciudades donde
hay más puestos de chicha que librerías serias, es más ya ni de libros usados
se ven y si hay están plenos de libros de autoayuda, ni los mismos gerentes
culturales pueden por más que quieran, ser inteligente es un crimen que
previenen ahogando la cultura en miserias, otra prueba es que hay presos más
estudiantes que ladrones.
José
Ramón Briceño 2014
@jbdiwancomeback